¿Acaso el goce no está esos pequeños detalles de la noche? ¿En una serie de Netflix, un boliche, una conversación con amigos aunque sea por Whatsapp?
Hubo un momento en que la noche, con sus misterios, nos empezó a dar miedo. La noche tiene predadores y nosotros bajamos la guardia. Nos empezamos a esconder de la noche. Y eso es el resultado de un hecho biológico: estamos hechos para estar activos de día, con luz natural, y descansar en la noche protegidos en la oscuridad. Hasta que llegó el “gran ladrón de tiempo”.
¿Qué significa?
Thomas Edison, el inventor de la bombilla incandescente, lo dijo claro: la luz eléctrica está hecha para luchar contra la tiranía del sueño. Uno de los objetivos de la luz eléctrica es extender los horarios laborales, robarle horas a la noche en función de lo que tendríamos que estar haciendo (dormir y descansar). Con el correr de los años hemos ido corriendo más y más el horario del sueño. El prime time televisivo es en la noche. La previa en los jóvenes no empieza antes de la madrugada. Y hemos desdibujado los límites entre el ocio y el trabajo quitándole horas al descanso. Pensamos que al estar despiertos estamos ganando, y es al revés.
La luz eléctrica es el gran ladrón de tiempo La luz eléctrica es el gran ladrón de tiempo
Según un estudio suyo hasta se ve en el PIB…
Efectivamente. Hace poco publicamos este trabajo que hicimos con un modelo económico (asumiendo determinadas condicionantes) en que medimos cómo la falta de sueño implica pérdida de presentismo laboral, aumento de las llegadas tarde, más carga de enfermedad, peores relaciones humanas. Eso nos dio una pérdida de 1,27 puntos porcentuales del PIB. Es un montón de dinero, hasta nos daría para financiar a la tan castigada ciencia (se ríe).
Un estudio de cronobiología en Uruguay sugiere retrasar el horario de inicio de las clases para que los estudiantes alcancen el tiempo de descanso idóneo. ¿Sería una política pública deseable?
En la adolescencia hay cierta preferencia por la noche: son más búhos que alondras. Eso además se alimenta de lo cultural: el chatear con amigos hasta tarde, el ver videítos en redes o jugar a un juego online. Ante ese retraso del reloj biológico, una de las soluciones es comenzar las clases un poco más tarde. No pude ser un gran retraso de la hora de inicio, porque la luz de las primeras horas de la mañana son fundamentales para sincronizar (son como la nafta del cuerpo). Tampoco puede ser una política universal, porque va a variar según patrones culturales de la sociedad. Pero, por ejemplo, empezar las clases en invierno cuando todavía está oscuro no es deseable (por eso mismo de la relevancia de la luz diurna). Todo es un balance. Pero si logramos que la escuela y el liceo empiece apenas un poco más tarde, ya somos Gardel (para hacer una referencia uruguaya, dice).
Los celulares nos dan una bomba de estímulos al alcance de la mano y, a la vez, parecemos más adormecidos que nunca, ¿por qué?
Las tecnologías siempre tienen dos caras. La cara ventajosa es la que nos ha hecho avanzar como humanidad, mejorar las condiciones sanitarias y la seguridad alimentaria. La luz artificial es mala para el sueño, pero nos da seguridad en las calles. La solución no pasa por prohibir la luz, como tampoco por prohibir las tecnologías. Lo que nos está pasando ahora es la procastinación de la hora de dormir. Dejamos para después, atrasamos. Los adolescentes lo saben: si no duermen se sienten como zombis. Los adultos lo sabemos en la teoría, pero nos cuesta llevarlo a los hábitos: nos cuesta cenar más temprano, o dejar de ver una serie en la mitad. Lo que hay que hacer, entonces, es tomar consciencia: si me duermo diez minutos antes, es probable que mañana tenga mejor humor.
Lo que nos está pasando ahora es la procastinación de la hora de dormir Lo que nos está pasando ahora es la procastinación de la hora de dormir
Pero, ¿esa procastinación del sueño es solo fruto del avance tecnológico?
No. Es el modo de vida y la mala prensa que tiene el sueño. Se piensa que el dormir es una pérdida de tiempo.
Como que el dormir atenta contra la productividad…
Hay varios gurúes de empresas que se jactan de dormir pocas horas. No les creo. Los dormidores cortos, esos cuyo sueño es de solo cuatro o cinco horas y rinden bien, son excepcionales. Los deportistas de elite, en especial los jugadores de la NBA, nos han demostrado cómo tenés que dormir un montón para rendir bien.
¿Qué es dormir un montón?
En un adulto en edad de trabajar son siete horas como mínimo. En un jugador de elite son entre ocho y nueve mínimo. Ese es el piso y de ahí para arriba. El máximo no está claro. Por lo general el propio cuerpo sano se despierta ante un exceso de sueño, salvo ante patologías como la depresión.
¿Es posible recuperar el sueño perdido?
Es posible cuando es una privación aguda, cuando te fuiste de joda una noche y luego recuperás con una siesta. Pero la privación crónica del sueño, esa que hace al estilo de vida, no se recupera con siestas ni con dormir más los fines de semana o durante las vacaciones.
Los padres primerizos suelen hablar mucho de la privación del sueño. ¿Por qué si dormir y procrearse son dos aspectos de nuestra naturaleza?
Lo primero que hay que aclarar es que los bebés también son humanos. A partir del séptimo mes empiezan a tener un sueño nocturno más marcado. Siguen despertándose cuando tienen hambre y durmiendo cuando están satisfechos. Pero en esa consolidación del sueño nocturno también interviene el ambiente, el hogar. Lo ideal sería que los estímulos se den durante el día, mientras que en la noche cambia la atmósfera de la casa: las luces se bajan, se habla más despacio, se está en calma. Es entendible que un padre primerizo salte desesperado cuando se despierta llorando su bebé, pero el alterarse va en contra de esa conciliación del sueño. Y, más tarde o más temprano, todos van a dormir en la noche.
Es probable que muchos de esos bebés sean hijos únicos, por la sencilla razón de que cada vez se atrasa más el momento de reproducción. ¿Incide en algo el dormir solo, sin hermanos en el cuarto, sin esos estímulos de criarse con otros?
Es una excelente pregunta para la cual todavía no tengo respuesta. Lo que sí sabemos es que el colecho sigue en debate. Hay argumentos a favor y en contra. La calidad del sueño de los padres también es importante.
Decías que el ambiente es clave para conciliar el sueño, ¿qué podemos aprender de esa frase?
Un dormitorio adecuado es silencioso, oscuro y templado. Para dormir bien hay que bajar la temperatura del cuerpo. En verano es difícil por el exceso de calor y en invierno también lo es porque hay quienes se llenan de estufas o mantas. Hay cierta diferencia en la percepción de temperatura entre varones y mujeres. Pero en términos generales debería haber un colchoncito de aire caliente entre la piel y el ambiente. Dormir con medias no permite ese aire. Tampoco quienes se tapan con frazadas gruesas.
Hablando de esa vida cotidiana. Vino a Uruguay para participar de la Escuela de Verano de Ceibal y para presentar la reedición de su libro "La ciencia en la vida cotidiana". ¿Por qué esta reedición?
La situación en Argentina es desconcertante. No es solo un recorte presupuestal, que ya sería grave, pero que lo conocemos. Es una situación ideológica en donde se ataca a la ciencia misma como una forma de conocer la realidad.
¿La verdad está en riesgo?
La verdad nunca está en riesgo. La ciencia no acepta múltiples versiones sobre un fenómeno una vez que es demostrado. Las interpretaciones son humanas, pero los datos son los datos. El riesgo es la “creciente” desconfianza en la metodología científica para entender algo y pensar que cualquier explicación es igualmente válida. La ciencia no es una verdad revelada, pero en eso consiste su método: que los datos no sean contaminados por el revisionismo.