Más allá de las encuestas de intención de voto, hay otros indicadores que ayudan a tomarle el pulso al humor social
Delgado, Orsi y Ojeda
Las encuestas de intención de voto son, repiten los analistas, las fotos de un momento. Lo ideal, para ver la película, es mirar las tendencias. Y esas tendencias son insumos que, sumados a otros, ayudan a tomarle el pulso al humor social y analizarlo a una semana de las elecciones nacionales.
Las encuestas de intención de voto son de alguna manera el resumen de ese humor social y muestran un leve favoritismo para el Frente Amplio para ganar en segunda vuelta.
Sin embargo, el gobierno tiene una alta aprobación, la mirada sobre la economía es neutra y la seguridad sigue siendo la principal preocupación de los uruguayos. Y esos indicadores, dice el director de la consultora Equipos Ignacio Zuasnabar, están lejos de mostrar un escenario de “cambio inapelable” como sí había en 2019.
Todas las encuestas que publicaron escenarios de segunda vuelta mostraron al candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, como ganador en esa instancia. Sin embargo, sobre lo que se juega el próximo domingo –que puede condicionar el resultado de noviembre– hay mayor incertidumbre y las miradas están puestas sobre quién se puede llevar la mayoría parlamentaria.
El proyecto denominado Lo Que Queda (LQQ), vinculado a la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar, analiza las tendencias de la carrera electoral mediante el uso de técnicas de meta-análisis a partir de datos de encuestas publicadas por las empresas que estudian la opinión pública y realiza lo que se conoce como un agregador de encuestas.
¿Qué muestran esas tendencias? Que desde enero de 2021 el Frente Amplio tiene un crecimiento moderado que lo ubica en una intención de voto del 44%. Los blancos, por su parte, vienen en declive y se ubican en el 23% de intención de voto.
Es el Partido Colorado el que muestra un ascenso significativo en el último año que lo ubica en un 15%. ¿Cómo se traduce eso en bancas? El FA lograría una mayoría (si gana en segunda vuelta y tiene la vicepresidencia) en el Senado pero estaría lejos en la Cámara de Representantes (46 bancas, a 4 de la mayoría). En este escenario, con un 11% de indecisos, quedan 7 bancas por asignar.
¿Cuál era la situación hace cinco años? El Frente Amplio mejora su posicionamiento comparado con cinco años atrás porque su intención de voto a esta misma altura estaba bastante por debajo de 40% y la coalición sumada le sacaba 14 puntos de ventaja, según los números presentados por Equipos con datos de setiembre de cada año electoral.
La consultora Cifra, incluso, preguntó a los uruguayos si querían un cambio de rumbo o si preferían en cambio mantener el rumbo actual. Los que quieren un cambio de rumbo son más (20%) que los que pretenden mantener la línea actual (8%) pero la gran mayoría se conforma con hacer pocos (37%) o muchos ajustes (33%).
¿Cómo está el clima hoy en comparación con los ciclos electorales anteriores? En 2014 casi la mitad quería sólo algunos ajustes y otro tanto quería cambios más grandes. Con ese clima de opinión, el Frente Amplio retuvo el gobierno. En 2019 el 60% quería grandes cambios o un cambio de rumbo, y el triunfo fue de la oposición. Hoy el 53% considera que el próximo gobierno tiene que hacer muchos ajustes o directamente cambiar de rumbo.
La economía o el bolsillo suele ser uno de los elementos más importantes a la hora de decidir el voto y uno de los indicadores que muestran mejor el humor social. Sin embargo, en este caso la opinión muestra cierta neutralidad.
El humor de los uruguayos sobre la economía se puede medir en más de un indicador. Además de ver en qué lugar de las preocupaciones aparece (en segundo lugar tanto en 2019 como en la actualidad), hay otros números que ayudan a tomarle el pulso. El Índice de Confianza del Consumidor, elaborado por Equipos y la Universidad Católica, es uno de ellos.
El ICC –con datos de agosto que son los últimos publicados– se encuentra en zona de moderado optimismo con 55,8 puntos. Son datos muy similares a los que se encontraba en agosto de 2014 y casi ocho puntos por encima que el dato de cinco años atrás, cuando estaba en moderado pesimismo.
En 2014, cuando se dio la continuidad del Frente Amplio en el gobierno, el ICC venía creciendo y en octubre llegó a 61,8, una zona de atendible optimismo y que está en línea con lo que pasaba en 2009, cuando también el FA logró retener el poder.
También hay otros indicadores vinculados a la economía para medir la percepción de los uruguayos. Equipos le preguntó a los encuestados acerca de su evaluación sobre la marcha de la economía y los balances son neutrales.
“Las respuestas son heterogéneas, y de balance equilibrado. El 29% la calificó como “buena” o “muy buena”, 28% como “mala” o “muy mala”, mientras que el grupo mayor (42%) la califica como “ni buena ni mala”. Por tanto, el balance de la situación actual es muy modestamente positivo (+1), pero con un grupo poblacional importante que se ubica en posiciones intermedias”, dice el análisis de Equipos publicado en agosto.
Este es el gran activo del oficialismo en esta campaña electoral pero que no necesariamente se traduce en votos. Los números de aprobación del gobierno de Luis Lacalle Pou están en línea con gobiernos que lograron que su partido retenga el poder. Casi la mitad de los uruguayos aprueba la gestión del presidente y tiene un saldo positivo de 18 puntos. Son números muy parecidos a los de José Mujica aunque el saldo del expresidente es un poco mayor (23 puntos) porque tenía menos rechazo.
La inseguridad es el principal problema de los uruguayos desde hace muchos años. En los últimos meses las encuestadoras no han publicado trabajos sobre este tema pero los últimos datos muestran que esa tendencia se mantiene aunque con números un poquito mejores que los de 2019.
