El interventor de Conexión Ganadera, Alfredo Ciavattone, pidió a la justicia un permiso para poder vender más de 800 cabezas de ganado gestionadas por la empresa con el fin de cubrir gastos de funcionamiento de la compañía y así evitar "daños irreparables", confirmaron fuentes del caso a El Observador.
Ciavattone solicitó al juez de Concurso Leonardo Méndez que se levantara de forma parcial la prohibición de innovar con el ganado de Conexión, dispuesta en la sentencia que dictaminó la intervención urgente de la empres como medida previa a su entrada en concurso de acreedores.
La solicitud, a la que accedió El Observador, indica que "es necesario" vender parte del "stock vacuno" de la compañía para "evitar daños irreparables".
Para ello, solicitaron levantar la inhibición de 683 "vacas gordas" y 162 "novillos", provenientes de 14 registros de la empresa Hernandarias XIII, la empresa propietaria del campo en el que se encontraba el ganado de Conexión Ganadera, administrada por Pablo Carrasco y su esposa Ana Iewdiukow.
El dinero sería utilizado para "la conservación" y la "sanidad" del "principal activo empresarial" –el ganado– para poder "abonar deudas salariales" y brindar "alimentación" al personal "a cargo del cuidado de los animales".
"La situación patrimonial de las dos sociedades comparecientes –Conexión y Hernandarias– es de una completa falta de liquidez. Es necesaria la obtención de recursos líquidos suficientes para atender a los más urgentes gastos relacionados con el mantenimiento y la salud de los animales. La única forma de obtener la liquidez necesaria es la enajenación de ganado", se lee en el escrito.
El juez Méndez accedió a la solicitud del interventor y permitió que la empresa venda el ganado requerido para "conservar el principal activo empresarial, abonar deudas salariales y alimentación del personal a cargo del cuidado de los animales, así como la sanidad de este último".