Después del plebiscito de reforma de la seguridad social, el mapa de Montevideo parece una mariposa con las alas abiertas. El cuerpo —o centro— es una línea imaginaria que atraviesa la ciudad de norte a sur y que pasa por el corredor Garzón. El ala del oeste está pintada de un color: allí la papeleta blanca superó el 50% de los votos emitidos. El ala este, en cambio, luce distinta: la consulta popular no alcanzó la mayoría.
En los barrios costeros —que son a la vez los más densamente poblados de la capital uruguaya— es donde el resultado fue más extremo. En el Cerro y Casabó, por ejemplo, seis de cada diez votantes introdujo en su sobre de votación la papeleta blanca para que se aprobara la reforma constitucional. En Carrasco y Pocitos, a la inversa, menos de dos de cada diez apoyó el plebiscito.
Los resultados del escrutinio departamental —y definitivo— de las elecciones del último domingo de octubre evidencian que el “Sí” consiguió la mayoría de los votos emitidos en diez barrios de Montevideo (todos situados en esa ala oeste). En los restantes 52 perdió.
A la vez, la papeleta blanca fue mayoría en 17 localidades del interior. El área metropolitana de Canelones y San José —siguiendo la ruta 5 o 1 respectivamente— es donde se concentró ese apoyo. ¿Por qué?
El Observador procesó, junto al politólogo Juan Ignacio Pintos, los resultados oficiales de todos los circuitos (con excepción de los votos observados que no están adjudicados a un circuito geolocalizado). La principal conclusión fue que el apoyo a la reforma constitucional se centró en los feudos de la izquierda.
Para decirlo más sencillo: donde votó mejor el Frente Amplio (e incluso Gustavo Salle, como fue en Punta del Diablo), más apoyo consiguió el “Sí” a la reforma constitucional. Y más precisamente, existe una correlación entre quienes sufragaron a favor del plebiscito y la hoja 609 del bloque de izquierda.
“A medida que aumenta el porcentaje de votos de la hoja 609, también aumenta el apoyo al ‘Sí’ en seguridad social. Este es un efecto positivo y significativo, con una relación fuerte (0,86% de aumento en apoyo al ‘Sí’ por cada 1% de aumento en votos de la hoja 609)”, explicó el politólogo. No es lineal, porque el voto es secreto y se desconoce qué votó cada quien, pero sí existe esa relación según los resultados en cada circuito.
Cálculos más complejos, a su vez, permiten concluir que la hoja del Partido Comunista tuvo todavía más correlación con el “Sí” a la seguridad social, aunque es difícil precisar la cifra con exactitud. Ahí entra en consideración no solo el apoyo explícito de los líderes políticos, sino la práctica que en la jerga política se conoce como “ensobrar” (repartir la lista de un partido junto a la papeleta del “Sí”).
La consultora Opción ya había anunciado, tras la proyección del escrutinio, que dos tercios de los votantes del Frente Amplio habían colocado la papeleta blanca.
De hecho, el apoyo al "Sí" se transformó en parte de la estrategia frenteamplista de cara al balotaje. El presidente de esa colectividad, Fernando Pereira, dijo: "El Frente Amplio tiene en su lógica aumentar las jubilaciones mínimas". Fue un discurso que apuntó no solo a esos dos tercios de frenteamplistas que colocaron la papeleta blanca, sino también a aquellos que sufragaron por el "Sí" pero no lo hicieron por un partido específico. Es un número tan significativo que, describió el analista Óscar Bottinelli, al FA le podría haber dado otro diputado más.
Donde mejor votó el Partido Nacional o el Partido Colorado (no tanto Cabildo Abierto), menor apoyo recibió el “Sí” a la seguridad social. Y eso explica, en parte, la división geográfica del electorado.
La jubilación, ¿cuestión de edad?
El intento de reforma de la seguridad social tenía tres puntos. El más sencillo de explicar era aquel que restablecía (esta vez a escala constitucional) la edad mínima de jubilación en 60 años. En este sentido, ¿la edad de los votantes tuvo vínculo con el resultado del plebiscito?
El voto en Uruguay es secreto desde que se eligió la Asamblea Nacional Constituyente de 1916. Por eso los datos de los escrutinios no permiten saber con exactitud qué votó cada ciudadano. Pero como los circuitos se conforman por votantes que siguen una misma secuencia de serie y número electoral (salvo quienes trasladaron su credencial), el promedio de edad de cada mesa de votación es una buena aproximación a la edad de los votantes de ese lugar.
El análisis de El Observador y Pintos muestra que el apoyo al plebiscito es más fuerte entre los jóvenes y va cayendo acorde crece la edad del electorado.
Para decirlo en números: por cada año adicional en la edad promedio del circuito, el porcentaje de “Sí” disminuye en 0,31 puntos porcentuales.
Entonces viene la duda: ¿es la edad una determinante o es la ideología? Otra vez, el voto es secreto y la manera de acercarse a una respuesta es siempre parcial o indirecta. El Observador ya había demostrado que el Frente Amplio votó mejor entre los jóvenes. Los partidos fundacionales, en cambio, superaron a la izquierda entre los adultos mayores.
Coincide, por tanto, que donde mejor votó la coalición de gobierno y menos lo hizo el "Sí" a la seguridad social, fue en los barrios más envejecidos de Montevideo (el cinturón costero sureste, al sur de avenida Italia).
Los resultados finales
Más allá del análisis fino del voto por barrio, localidad o edad, el escrutinio departamental reveló que el “Sí” a la seguridad social obtuvo el 38,8% de los votos emitidos. Necesitaba superar el 50% para triunfar.
Flores fue el departamento en que la papeleta blanca consiguió menos adhesión: 24,6%. Salto fue la región con más apoyo: 42,6%. Como curiosidad, en tres localidades salteñas el “Sí” consiguió la mayoría de votos emitidos: Pueblo Belén, Puntas de Valentín y Villa Constitución.