Los contextos, claro, son totalmente diferentes. En marzo 2020 la economía global mostraba signos de desaceleración debido a tensiones comerciales y a la incertidumbre política en varias regiones, Estados Unidos vivía un año electoral polarizado que le dio la victoria al demócrata Joe Biden, en América Latina varios países estaban gobernados por líderes de derecha o centroderecha, en contraste con la ola progresista que había dominado en la década anterior.
Había inestabilidad en Europa debido al Brexit y tensiones en Medio Oriente debido a que un ataque estadounidense mató al general iraní Qasem Soleimani. Y, obviamente, la pandemia del covid-19 comenzaba a expandirse.
En marzo de 2025, se puede hablar de una reconfiguración de las alianzas internacionales y de tensiones comerciales con la asunción de Donald Trump, la expansión de los BRICS, conflictos y seguridad global liderado por la invasión rusa en Ucrania y el conflicto en Gaza.
América Latina experimenta una reconfiguración política, con líderes de derecha como Javier Milei en Argentina o Nayib Bukele en El Salvador. Pero también hay fuertes presencias de la izquierda como Gabriel Boric en Chile y Lula Da Silva en Brasil.
El contexto importa porque, dependiendo de si se le da sentido nacional o internacional al discurso de Orsi sobre la libertad, es qué tan cercano se encuentra al concepto de libertad planteado por Luis Lacalle Pou en 2020.
A nivel nacional: dos concepciones opuestas de la libertad
Durante su mandato, Lacalle Pou hizo de la “libertad responsable” un emblema, especialmente durante la pandemia. Su gobierno apostó a que la sociedad se autorregulara sin necesidad de restricciones estrictas, confiando en la capacidad de los individuos para decidir cómo actuar.
Esta idea fue criticada por generar desigualdades: mientras algunos pudieron ejercer esa libertad con comodidad, otros —quienes debían trabajar en la calle, quienes no tenían acceso garantizado a la salud o quienes dependían de estructuras de apoyo inexistentes— no pudieron elegir.
Si la referencia de Orsi a la libertad “ultraindividualista” se interpreta como una chicana al gobierno del expresidente, entonces ambos discursos quedan en veredas opuestas. Mientras la libertad de Lacalle Pou impulsa una visión de la libertad individual, basada en la menor intervención estatal y en la autonomía personal, Orsi plantea una perspectiva social y colectiva, en la que la libertad real solo existe si las condiciones materiales lo permiten.
Su noción de libertad se ancló en la capacidad del Estado para garantizar condiciones de igualdad y permitir que todas las personas puedan ejercer su autonomía de manera real y no solo teórica.
Lacalle Pou y Orsi representan dos visiones de país que se reflejan en su concepción de la libertad. Los discursos podrían decir prácticamente lo mismo. Sin embargo, una interpretación de contexto nacional podría indicar que en definitiva, utilizan la misma palabra, pero dicen lo opuesto.
A nivel internacional: el posicionamiento de Orsi y el debate sobre la libertad en la región
Si el concepto de libertad fue central en la política uruguaya en los últimos años, en el escenario internacional ha adquirido una relevancia aún mayor. La primera señal del posicionamiento de Yamandú Orsi en este debate fue su cena previa a la asunción con los mandatarios de la izquierda latinoamericana: Gustavo Petro, Gabriel Boric y Lula da Silva. La segunda, la ausencia del presidente argentino Javier Milei.
“Uruguay tiene un nuevo presidente de izquierda, Yamandú Orsi, y en su primer discurso se distinguió claramente del líder títere estadounidense de extrema derecha argentino, patrocinado por multimillonarios, Javier Milei”, escribió en X el periodista Benjamin Norton, editor de Geopolitical Economy Report.
En Argentina, varios medios destacaron el discurso de Orsi como un mensaje indirecto a Milei, especialmente su afirmación de que "sobrevuela un concepto de libertad ultraindividualista que predica el predominio del más fuerte", en contraposición a su propia visión de la libertad como un derecho social.
Pero el discurso de Orsi no solo se inscribe en el debate con Milei. La libertad se ha convertido en un eje de la discusión ideológica en América Latina, con líderes que la reivindican con distintos enfoques. Mientras Milei la plantea desde una perspectiva libertaria de reducción del Estado, otros como Lacalle Pou la enmarcan en el liberalismo clásico, con un equilibrio entre el mercado y la política pública.
En este contexto, el discurso de Lacalle Pou queda en una posición intermedia. Si bien en Uruguay su noción de "libertad responsable" se situó en el centro de las disputas políticas, en comparación con los extremos representados por Milei en Argentina o Trump en Estados Unidos, su postura aparece más moderada y hasta cercana a la de Orsi.
El expresidente uruguayo defendió la libertad individual como principio rector, pero sin rechazar por completo el papel del Estado. Por el contrario, Milei aboga por una visión extrema de la libertad, donde la intervención estatal debe reducirse, incluyendo salud, educación y políticas sociales. En este marco, la "libertad responsable" de Lacalle Pou podría verse más próxima a la visión de Orsi de garantizar condiciones para ejercer la autonomía, aunque sus enfoques económicos sean distintos.
En la batalla ideológica sobre la libertad, el discurso de Lacalle Pou, que en Uruguay fue visto como un símbolo del liberalismo, aparece ahora más moderado ante los extremos del mapa internacional.
Las diferencias: las prioridades discursivas y los temas de agenda
Mientras que Lacalle Pou estructuró su discurso en torno a la acción y el cambio, Orsi centró el suyo en la institucionalidad democrática y la construcción colectiva del país. En el discurso de Lacalle Pou, las palabras más repetidas fueron "gobierno", "país", "derechos", "Uruguay", "cambiar", "compromiso", "educación", "libertad", "poder" y "político".
En cambio, en el de Orsi destacaron "país", "Uruguay", "democracia", "político", "libertad", "república", "trabajo", "gobierno", "gracias" y "salud".
El uso de la palabra "gobierno" fue más frecuente en Lacalle Pou, haciendo énfasis en la gestión y en la idea de asumir el poder con un objetivo claro de transformación. En Orsi, en cambio, las palabras más repetidas giraron en torno a la identidad nacional y la democracia, lo que indica un mensaje más vinculado a la estabilidad institucional y a la idea de continuidad en los procesos políticos. En ambos discursos, la palabra "Uruguay" ocupó un lugar central, aunque con matices en su uso. Para Lacalle Pou, se vinculó más a la necesidad de un cambio de rumbo, mientras que en Orsi se asoció con la construcción de un país desde la pluralidad y el consenso.
Hubo una diferencia en el uso del término "gracias", que Orsi mencionó en diez ocasiones, aportando al tono de reconocimiento institucional de su mensaje, mientras que en Lacalle Pou no tuvo la misma recurrencia.
En el discurso de Lacalle Pou, el concepto de "cambiar" fue uno de los más repetidos, lo que marcó la orientación de su mensaje hacia la transformación de la gestión y la corrección de problemas estructurales. En el de Orsi, en cambio, el énfasis estuvo en términos como "democracia" y "república", dando mayor peso a la estabilidad institucional y a la idea de acumulación histórica en la política del país.
Las agendas de gobierno como prioridades del discurso
El discurso de asunción de Yamandú Orsi y el de Luis Lacalle Pou reflejan diferencias significativas en la agenda de gobierno que cada uno presentó al asumir la presidencia. Mientras que ambos mencionaron temas como la economía, el desarrollo y la educación, las prioridades y el enfoque fueron distintos en cada caso.
En el caso de Orsi, las palabras más recurrentes en relación con su plan de gestión fueron "trabajo" (11 veces), "salud" (10 veces), "desarrollo" (8 veces), "social" (7 veces) y "convivencia" (6 veces), marcando un énfasis en temas vinculados al bienestar colectivo y a la reconstrucción del tejido social.
También aparecen términos como "justicia" (4 veces), "igualdad" (4 veces), "niños" (4 veces) y "pobreza" (4 veces), lo que sugiere una fuerte prioridad en materia de inclusión y protección social. En este sentido, su discurso hizo hincapié en la necesidad de garantizar derechos básicos como el acceso a la salud y al trabajo como parte de su visión de un Estado que garantice condiciones de vida dignas.
Lacalle Pou, en cambio, dio mayor relevancia a términos vinculados a la gestión y al desarrollo económico. Entre las palabras más mencionadas en su discurso se encuentran "educación" (12 veces), "social" (8 veces), "trabajar" (7 veces), "cuidar" (6 veces) y "familia" (6 veces).
También aparecen con frecuencia conceptos relacionados con el crecimiento económico y la inversión, como "económico" (4 veces), "innovación" (4 veces), "inversión" (4 veces) y "tecnología" (4 veces). Se trata de un énfasis en el desarrollo productivo y en el rol del sector privado como motor del crecimiento. En materia de seguridad, mencionó términos como "delincuencia" (2 veces), "policías" (2 veces) y "penal" (2 veces), reforzando su compromiso con una política de seguridad más estricta y con cambios en la legislación penal.
En materia de integración regional, Lacalle Pou hizo referencia explícita al "Mercosur" (3 veces) y a la necesidad de flexibilizar el bloque para permitir negociaciones bilaterales. En el discurso de Orsi, en cambio, la integración regional no apareció con tanta fuerza, aunque sí mencionó su intención de fortalecer la cooperación internacional en distintas áreas.
Si bien ambos discursos mencionaron la educación, en Lacalle Pou fue un eje central, con menciones a "docentes" (2 veces), "alumnos" (2 veces), "enseñanza" (3 veces) y "currícula" (2 veces), reflejando su intención de impulsar reformas en la gobernanza educativa. Orsi, en cambio, mencionó la educación en menor medida, pero sí destacó su importancia como un pilar de igualdad de oportunidades.