El jueves 21 a la noche, cuando todas las consultoras dieron a conocer sus últimas proyecciones, los líderes de la coalición se ilusionaron. El Frente Amplio mantenía una “leve ventaja” pero el escenario estaba abierto y ninguna afirmaba con claridad que había un claro ganador aunque Opción mostraba una distancia importante.
Los dirigentes de la izquierda recepcionaron rápido la información, argumentaron que el triunfo no estaba en riesgo y que llevaban decenas de encuestas arriba por lo que el favoritismo tenía sustento.
“Me parecía que con 40 encuestas consecutivas dando ganador al Frente Amplio, que ganara la otra fórmula hubiera sido realmente muy sorpresivo. Ellos sí instalaron la idea de que había una moneda en el aire y yo creo que no la había”, dijo el presidente del FA, Fernando Pereira, esta semana en el videopodcast de El Observador.
Más allá de estos datos, en el comando frenteamplista habían recibido la última semana otros informes de opinión pública que robustecían la percepción de victoria por más de tres puntos. Los números fueron manejados en la mesa chica de Yamandú Orsi.
Uno de los datos provenía de las consultoras Equipos y Factum, que sistemáticamente midieron durante toda la campaña la “cercanía” de la población con los dos bloques: el Frente Amplio y la coalición republicana.
Una pregunta reservada del último informe de Factum indicaba que un 50% se sentía más cercano al FA mientras que 42% respondía a la coalición. Había un 5% que no se inclinaba por ninguno y un 3% que no sabía, no contestaba o no opinaba.
Al indagar respecto al voto en octubre, el trabajo mostraba que el 99% de los votantes del FA se sentían más cercanos a la izquierda mientras que en la vereda de enfrente el porcentaje de cercanía de los que habían votado a la coalición era menor: 84%. Había un 8% que había votado a la coalición pero se sentía más cercana al FA, un 4% que respondía a ninguno y 3% que no sabía, no contestaba o no opinaba.
De los votantes de otros partidos: el 58% se sentía más cercano al FA, 22% a la coalición, 15% a ninguno y 5% no sabía.
El detallado informe de Factum era similar en Equipos. La consultora dirigida por Ignacio Zuasnabar registraba que un 50% se sentía más cerca del FA mientras que 40% lo hacía por la coalición. Había 9% que no estaba cerca de ninguno y 1% que no sabía.
Estos números, junto con otros datos y el trabajo territorial, hacían pensar a los analistas de la izquierda que la distancia no podía ser tan exigua y que debían estar unos 90 mil votos por encima.
La diferencia, fielmente precisa, fue manejada por el sociólogo Agustín Canzani y exteriorizada por Fernando Pereira en su última rueda de prensa antes de la veda. “El Frente Amplio lo manejaba. Yo estuve en una rueda de prensa, previo a la elección, donde hablé de 90.000 votos de distancia. Me parecía que la suma de encuestas que había, por cómo estaban posicionados los indecisos y algunas cosas que uno percibía del movimiento militante, permitía alcanzar esa distancia”, contó el presidente de la izquierda en el videopodcast de El Observador.
El escrutinio, terminado esta semana, indicó que el 49,8% de los votos fueron para la fórmula Orsi-Cosse y 45,9% para Delgado-Ripoll. Hubo 93.296 votos de diferencia.