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21 de octubre 2024 - 5:00hs

En el patio de la Escuela de Oficios Don Bosco del barrio Marconi varios adolescentes juegan a la pelota. Otros juegan una especie de tejo al costado de un galpón, y algunos simplemente charlan debajo de un aro de basket. Parecen tranquilos, pero los profesores que los acompañan viven hace meses con miedo.

La Policía mantiene hace más de un año una intervención porque distintos grupos que provienen de bandas desmanteladas se disputan el control del territorio.

Algunos fiscales dicen que la mayoría de sus integrantes son jóvenes, así como sus víctimas. Cuentan con un gran arsenal de armas, algunas de ellas "semiautomáticas".

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Semanas atrás, y tras sufrir el asesinato de tres alumnos en los últimos meses, los docentes de la escuela de oficios se convencieron de que tenían que "hacer algo". Acordaron escribir una carta para alertar a la comunidad y las autoridades sobre la situación de violencia que viven en el barrio, que entienden ha recrudecido por un "repliegue del Estado".

En la misiva hablan de "tiroteos constantes, narcotráfico y tráfico de armas, enfrentamientos entre bandas que toman lugar en todo el barrio", todo "a metros de los centros educativos que habitan los niños y los adolescentes". "La violencia del barrio se reproduce también en una creciente represión policial desmedidamente violenta y estas medidas estatales de repliegue, generan un círculo vicioso en el que el más poderoso es el más violento", agregan.

Una animadora y una profesora de la escuela afirman mientras miran a los alumnos jugar que hace meses los tiroteos se sienten a cualquier hora cerca del centro. "Y mentira que las balas no pasan los muros", agrega la educadora

"Es la muerte acá": la denuncia de los profesores de una Escuela de Oficios que pide más seguridad

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Escuela de Oficios Don Bosco del barrio Marconi

Escuela de Oficios Don Bosco del barrio Marconi

El centro cuenta con cerca de 200 alumnos de 12 a 15 años que realizan una especie de ciclo básico técnico: estudian tres años los cursos de Carpintería, Gastronomía, Peluquería o Electricidad, y luego realizan un cuarto año de UTU, en el mismo centro, para revalidar formalmente la experiencia y poder pasar a bachillerato técnico.

Un portón gigante divide su patio interno del externo, un extenso predio con dos canchas de cemento y un montón de terreno verde rodeado por el barrio. Antes hacían más actividades allí, pero los problemas de seguridad llevaron a que redujeran al máximo las salidas a esa zona.

La profesora y la animadora concuerdan que la situación empeoró hace unos meses. "Antes los tiroteos eran a la noche, ahora pasan a cualquier hora", relatan.

En los últimos meses tres alumnos de la escuela fueron asesinados, y una de las coordinadoras del centro afirma que en los años anteriores el problema fue similar: "En 2022 pasé en el cementerio".

Dice que un alumno "estaba mal parado y recibió un tiro". Otro fue baleado por un policía al que atacaron otras personas y disparó "para todos lados" para defenderse. También sufrieron las muertes de familiares o allegados a los alumnos, y otros varios estudiantes quedaron parapléjicos o con secuelas.

A otro educador del centro le ha tocado en más de una oportunidad abordar una clase luego de la muerte de un alumno. "Paro la clase y permito que los adolescentes hablen, en un ambiente cerrado y seguro, y luego volvemos a la lección", define el profesor, que lamenta lo mucho que "pesa el asiento vacío".

El miedo de los profesores es el mismo que tiene todo el barrio, y que ha llevado a que algunas organizaciones se retiren de la zona, como un centro del Plan Juntos del Ministerio de Vivienda que sufrió tiroteos y amenazas meses atrás.

"Yo viajo en ómnibus por dos paradas. Pensé que yo era la loca, pero empecé a ver a cada vez más educadores que hacen lo mismo", relata la educadora, vecina del barrio de toda la vida. Según la animadora, las familias de los adolescentes "te dicen que cierran la casa a las 17:00 y no salen hasta el otro día".

El contexto es más complicado para los adolescentes que egresan de la escuela. No hay otras opciones educativas en el barrio, y las distancias sumadas a la necesidad de los jóvenes de trabajar de lo que puedan para aportar dinero a sus familias los llevan a abandonar sus estudios.

"Hay centros juveniles pero no cubren la cantidad de adolescentes. Lo mismo con los centros de primera infancia. Entonces tienen la tarde libre, no hay actividades. Las plazas están vacías. Es la muerte acá", lamenta la animadora.

Antes, los educadores se interiorizaban de los contextos de los estudiantes con sus visitas a las familias, una forma de abordar de mejor manera los casos complejos y de impulsar a los estudiantes a seguir tanto dentro de la escuela como tras el egreso, pero por los problemas de seguridad decidieron dejar de salir.

"Es algo que jamás hubiésemos hecho", lamenta la animadora, que justifica que los integrantes de la escuela también tienen que cuidar su integridad.

La violencia en el Marconi: los remanentes de bandas que se desmantelaron y la gran cantidad de armas

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Controles de vehículos en el barrio Marconi. (Archivo)

Controles de vehículos en el barrio Marconi. (Archivo)

A diferencia de la versión de los educadores de la Escuela de Oficios, fuentes de la Jefatura de Policía de Montevideo afirmaron a El Observador que el Marconi está intervenido pero "no está muy comprometido".

Desde la oficina policial reconocen que "lo que más se ven" son asesinatos. Adriana Edelman, fiscal de Homicidios, estuvo a cargo de diversas investigaciones centradas en el barrio a fines de 2023, momento en el que las bandas del "Betito" y el "Arce" dominaban la zona. Ahora, afirmó, el trabajo allí "bajó enormemente".

Según la fiscal, "han muerto un montón" de los integrantes de ambas bandas –incluyendo "el Arce", que fue asesinado a la salida de un boliche en mayo del año pasado– y otros tantos están presos. También entiende que los crímenes se han "desplazado" a otras zonas como al Cerro Norte, donde la Policía aumentó su presencia tras el homicidio de un bebé de un año.

Hoy Edelman cree que existen distintos grupos que surgen del desmantelamiento de ambas bandas. Su colega Carlos Negro concuerda con esta versión. Habla de "banditas familiares" que provienen de "grupos desmantelados" que al separarse se pelean, y entiende que la "falta de jerarquía" en estos bandos lleva a que estén en conflicto constantemente por el control del territorio, y se viva en medio de una "violencia cotidiana".

Para el fiscal el patrón del Marconi es el mismo del de "todos los barrios" de la periferia de Montevideo. Banditas con "armas semiautomáticas" que en sus crímenes lanzan balas de forma "indiscriminada". Cree que hay un aspecto que sí ha "recrudecido": "Muere gente muy joven y los imputados son muy jóvenes, adolescentes. Antes no se veía tanto".

Edelman reconoció que el "uso de armas" en estos barrios "es a cualquier hora", y por lo tanto también los homicidios se registran en cualquier momento del día. "La cantidad de armas que hay son brutales".

Rodrigo Morosoli, fiscal de Estupefacientes –que también tiene competencia en el tráfico de armas–, sostuvo que han encontrado varias "armas de porte" en distintos allanamientos al Marconi, e incluso han encontrado varias armas reconvertidas de forma artesanal en "semiautomáticas".

Para Morosoli la mejor forma de combatir a este tipo de bandas, trabajo que aclara requiere un "laburo de inteligencia de larga duración", hay que reforzar a las organizaciones que investigan el lavado de activos.

"La criminalidad organizada (o más o menos organizada) se rige por la lógica de empresa. Máximo beneficio con menor costo. Golpear el rédito es lo realmente efectivo para desarmarla", afirmó el fiscal.

"Nos sentimos medio solos": la falta de presencia de las instituciones que denuncian los educadores

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Patio de la Escuela de Oficios Don Bosco

Patio de la Escuela de Oficios Don Bosco

Desde que pasaron a la órbita del Instituto del Niño y el Adolescente (INAU), la Don Bosco dejó de recibir adolescentes mayores de 15 años, lo que dejó "un bache" entre el final del paso por la escuela y la edad mínima para formar parte de los programas de Tacurú (18 años). Eso llevó a que hoy, según las educadoras, los Salesianos no estén en el día a día de la escuela.

Esto también lo notaron cuando quisieron publicar la carta: ni Tacurú ni los Salesianos apoyaron la iniciativa, por lo que la firmaron como el "Equipo educativo de la Escuela de Oficios Don Bosco". "Nos sentimos medio solos", lamenta una de las trabajadoras de la escuela.

Además de la desconexión con ese proyecto, entienden que INAU "no está muy presente" y que la Iglesia se ha ido retirando.

Autoridades del Municipio D, integrantes de la sociedad civil y vecinos del barrio realizan distintas mesas intersociales, instaladas en el último gobierno del Frente Amplio, en las que se coordinan diversas políticas para el barrio.

Sin embargo, los educadores lamentan que las organizaciones no tienen diálogo con el gobierno central. Según la profesora, una representante de un ministerio les dijo que "no vayan" a las reuniones porque son "políticas", debido a que asiste a ellas la exintendenta de Montevideo y actual diputada del Frente Amplio Ana Olivera. "Va como vecina, incluso ella lo aclara", marca la coordinadora.

Además, también ironizan con las críticas que recibieron por el momento en el que emitieron la carta, en medio de la campaña de cara a las elecciones de octubre, algo que también distintas personas vieron como un acto político. "Todo es política", sentencia la animadora, y la coordinadora agrega entre risas: "Si no es el momento que nos digan cuál es el momento para hablar".

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