Las cédulas de identidad son el pulsómetro de la sociedad uruguaya. Cada niño que nace en el país obtiene su documentación pocos días después de haber dado sus primeras bocanadas. Por eso es posible afirmar con una precisión “casi milimétrica” que, a juzgar por las estadísticas de Identificación Civil, en Uruguay siguen cayendo los nacimientos.
Y cada inmigrante consigue en unas pocas semanas —o en el peor de los casos meses— su cédula nueva. Por lo cual puede decirse que está constatándose una creciente llegada de ciudadanos de países en guerra (Ucrania, Rusia, Israel y Palestina); que los cubanos recién arribados superan a los venezolanos, que los argentinos ya no llegan en la magnitud que lo hacían durante el final del mandato de Alberto Fernández y que los indios siguen encontrando su lugar en la margen oriental del Río de la Plata.
De las 53.112 cédulas de identidad que se expidieron por primera vez en 2024, poco más de la mitad (29.856) correspondió a nacionales uruguayos. Así lo cuantificó la Dirección Nacional de Identificación Civil. Y al compararse con la marcha histórica, puede decirse que la cantidad de nacidos vivos en Uruguay estará “por ahí”: unos 1.500 menos que el año anterior.
El Ministerio de Salud Pública todavía no reveló siquiera los datos preliminares de natalidad (pese a que el certificado del nacido vivo les llega en tiempo real). Pero una fuente de la cartera confirmó a El Observador que un primer análisis de la base de datos permite afirmar que los nacimientos siguen a la baja, que no superarán los 30.000 nacidos vivos en el 2024, y que las muertes siguen siendo más que los nacimientos.
La tendencia que muestran las cédulas de identidad no es obvia. Algunos demógrafos estiman que “en algún momento cercano” habrá un efecto rebote de nacimientos: aquellas madres que aplazaron la edad en la que tienen a su primer hijo (sobre todo adolescentes), en algún momento tendrán su hijo. Pero esa mirada no es unánime y, por ahora, no parece confirmarse en el caso uruguayo (sí en países europeos).
Tampoco era obvio hasta hace unos años que las cédulas fueran la imagen y semejanza de los nacimientos. Cuando el entonces Plan Ceibal inició el primer reparto de computadoras, hace menos de 18 años, las autoridades tuvieron que disponer de un ómnibus para que más de 15.000 escolares consiguieran su documentación (no estaban inscriptos). Ahora, en cambio, la cédula de identidad es casi una extensión del trabajo de parto y se coordina desde el hospital mismo en que se da a luz.
Un mundo más chico y más agitado
El año que acabó batió el (triste) récord de mayor número de conflictos armados en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Esa inestabilidad causó niveles de desplazamientos sin precedentes que, aprovechando la mejora en la conectividad, redundó en un incremento de los movimientos migratorios.
Uruguay, pese a su lejanía de las guerras más mediáticas, no está exento. Solo el último año obtuvieron su cédula uruguaya 107 rusos y 150 soviéticos (la nacionalidad de los nacidos bajo el régimen del URSS se diferencian como tal), 18 ucranianos, dos palestinos y 17 israelíes.
Los medios de prensa internacional vienen advirtiendo por el recrudecimiento de los conflictos armados en Colombia. De esa nacionalidad —una de la que Uruguay tiene más cantidad de refugiados de años anteriores— consiguieron la cédula uruguaya el año pasado al menos 833 (la sexta nacionalidad con más casos tras Uruguay, Cuba, Argentina, Brasil y Venezuela).
También obtuvieron la documentación uruguaya unos 22 salvadoreños, país que, si bien achicó sus guarismos de homicidios, padece cierto régimen de excepción (y del que Uruguay ya había reasentado familias desplazadas).
Los argentinos no fueron la nacionalidad extranjera con más cédulas nuevas expedidas, sino que fue Cuba (7.513 versus 4.864). Esto coincide con otro datos administrativo que posee el Estado uruguayo y al que también accedió El Observador: el tránsito de pasajeros. En el últimos año entraron más venezolanos que cubanos, pero también se fueron más venezolanos que cubanos. Eso redundó en que el "saldo migratorio" haya sido a favor de los nacidos en Cuba.
En ese sentido, es probable que el 2024 haya acabado con una mayoría de inmigración cubana sobre venezolana o argentina.
Otro de los colectivos que sigue al alza es el de nacidos en la India (222 cédulas uruguayas nuevas el último año). Por un lado, existe una demanda en algunos servicios, en especial de las tecnologías de la información y comunicación. Por otro, India superó a China como el país más poblado del mundo y será cada vez más factible encontrarse con ciudadanos indios por el mundo (así como africanos dado que la transición demográfica todavía no se dio en todos los países de ese continente).
Nacionales de al menos 13 países africanos distintos han conseguido la cédula uruguaya el año pasado.