La última encuesta de El Observador y académicos de la Universidad de la República muestra al Frente Amplio como primera fuerza para estas elecciones nacionales, con el 44,3% de intención de voto. Y revela una “extrema paridad” entre el partido de coalición de izquierda y la coalición multicolor (43,9%).
En el sprint final de esta campaña electoral —y siempre bajo el paraguas de que este no es un pronóstico—, el Partido Colorado (15,5%) se le acercó al Partido Nacional (24,2%), pero no lo suficiente como para disputarle el pasaje al balotaje.
A escasos días de la convocatoria a las urnas, aún el 4,6% de los encuestados no definió su voto o no quiere decirlo. Es una cifra inferior a la observada en los sondeos “clásicos”. ¿Por qué? En los formularios de internet auto-administrados (como el usado en esta encuesta), los consultados tienden a encasillarse en alguna opción y eso baja el porcentaje de incertidumbre.
Hay un 3,1% de los encuestados cuya intención es votar a un partido que no integra ninguno de los bloques que se disputan el poder (un partido testimonial, como le dicen los técnicos). Dado que el sondeo de El Observador, la Unidad de Métodos y Acceso a Datos de Ciencias Sociales, y el docente en Estadística Juan Pablo Ferreira no preguntó por el nombre específico de esas colectividades pequeñas, es imposible conocer quién corre con más chances de llegar al Parlamento.
Más allá del costo de gobernar
El ejercicio del poder desgasta y hasta las administraciones mejor evaluadas son castigadas por los “desencantados” con el gobierno. Eso explica la alternancia en los mandatos o la pérdida de votos de un ciclo electoral al otro por parte del partido que está en el poder. Los politólogos le llaman “el costo de gobernar”.
El Partido Nacional (el socio mayoritario del gobierno de turno) tiene una intención de voto de más de cuatro puntos porcentuales por debajo de su performance de 2019. Y si bien el Partido Colorado muestra una recuperación, la suma de la coalición es más baja que el ciclo electoral anterior —en parte— por la caída de Cabildo Abierto.
Como contracara del binomio oficialismo versus oposición, el Frente Amplio mejora su actuación de 2019 en unos cinco puntos porcentuales.
La explicación sencilla bien podría ser “el costo de gobernar”. Pero las respuestas a otras consultas de la encuesta de El Observador y académicos de la Udelar evidencia que existen más variables en juego.
Las mujeres prefieren más al Frente Amplio y los varones a la coalición multicolor. Eso marca un quiebre de tendencia respecto a lo observado en ciclos electorales anteriores. Y va en sintonía con lo reportado en la literatura internacional a nivel de cierto corrimiento de ellas hacia la izquierda.
A nivel de regiones, Montevideo sigue siendo un bastión frenteamplista. En el interior vota mejor la coalición de gobierno. Pero parte del crecimiento de la izquierda en este ciclo se debe a un aparente incremento del apoyo fuera de la capital (un voto más parecido a aquellas ediciones en que el FA llegó al gobierno nacional).
La edad antes era clave para la estimación del voto: a más edad, más conservadurismo. Eso parece estar cambiando y los jóvenes son un poco menos de izquierda que lo que eran sus padres a la misma edad, al tiempo que los más veteranos son más de izquierda que sus antecesores (algo así como un envejecimiento del voto frenteamplista).
Fuga y retención de votos
El Frente Amplio es quien más logra retener a sus votantes. Nueve de cada diez de quienes votaron al partido de izquierda en 2019 dicen que volverán a hacerlo el próximo domingo.
El Partido Nacional, en cambio, retiene cerca de seis de cada diez de sus votantes de 2019. El resto se le fuga al Partido Colorado (cerca de la quinta parte) o a otras colectividades políticas (incluyendo uno de cada 20 al Frente Amplio).
Los colorados retienen una proporción similar que los blancos, solo que su fuga al Partido Nacional es menor (eso explica el crecimiento del PC).
Los que votaron a otros partidos menores en 2019 (fuera de la coalición) o anularon su voto, existe una mayor proporción que hoy apoyaría al FA.
¿Dos modelos en disputa?
“Hay que llevar políticas que cambien el rumbo de lo que hoy está pasando, pero en base a lo que ya existe en la sociedad”. Con esta frase, el candidato a la Presidencia por el Frente Amplio, Yamandú Orsi, dejaba entrever que, gane quien gane la elección, en Uruguay existe cierta estabilidad (e inercia) que hace poco probable un giro brusco según quién esté al volante del país.
Su elegido para ser ministro de Economía, Gabriel Oddone, incluso llegó a decir: “Si gana la centroderecha no va a ser una tragedia para el país”. Y el jefe de campaña, el senado Alejandro Sánchez, resumió: “Vamos a hacer la revolución de las cosas simples”.
Entonces, ¿esta elección enfrente a dos modelos de país como a veces se dice? ¿Está en juego el presente versus “la vuelta al pasado” como anuncia algún spot?
Más de la mitad de los encuestados por El Observador y la academia considera que según quién gane la elección las cosas cambian bastante o mucho.
Los votantes del Frente Amplio y de los socios minoritarios de la coalición de gobierno (Cabildo y Partido Independiente) son quienes más consideran que el resultado electoral tiene una afectación sobre el rumbo del país.
En el polo opuesto están los indecisos, los votantes de otros partidos fuera de los bloques que se disputan el poder o bien quienes anularán su voto o sufragarán en blanco. Esa opinión podría explicar, en parte, su conducta electoral.
El Observador y la Udelar seguirán publicando datos electorales que se desprenden de la última encuesta hasta el próximo jueves y durante la veda electoral se difundirán aquellos que no tienen incidencia en las elecciones del domingo.
Ficha metodológica
El Observador, la Unidad de Métodos y Acceso a Datos de Ciencias Sociales (Udelar), y el docente en Estadística Juan Pablo Ferreira aplican, por primera vez a nivel masivo en Uruguay, un monitoreo de la opinión pública con encuestas no probabilísticas que permiten inferencias a través de modelos alternativos.
Este proyecto de encuestas —anónimas y cuyos datos no son usados con otros fines que académicos y periodísticos— es una apuesta a la innovación en la aplicación de nuevos modelos de investigación social, la confección de trabajos comunicacionales de calidad e independientes (no reciben apoyo de empresas ni de políticos), y la elaboración de documentos académicos que permiten generar conocimiento.
Para este tercer sondeo fueron encuestados 4.868 voluntarios, entre el 10 y el 14 de octubre de 2024. Aunque el trabajo de campo continúa abierto para nuevas actualizaciones y puede responderse aquí (y, de paso, participa en el sorteo por pasajes a Buenos Aires).
Ficha metodologica - tercera encuesta observador.pdf
