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7 de octubre 2024 - 5:30hs

Con la pasión como motor y la disciplina como guía, la piloto uruguaya Patricia Pita revela las dificultades y satisfacciones de un deporte donde la adrenalina, el miedo y la superación personal se mezclan en cada carrera. Pita estudia periodismo deportivo y le encantaría entrevistar personajes. Pero esta vez fue la entrevistada. A continuación el diálogo que mantuvo con Alejandro Fantino:

Alejandro Fantino: Un gusto tenerte ¿cómo andas Patricia?

Patricia Pita: Muy bien, para mí es un mega honor ser entrevistada por vos.

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AF: ¿Estudiás periodismo deportivo?

PP: Sí, estoy estudiando periodismo deportivo, en TEA y Deportea, que es una universidad de Buenos Aires. Me gané una beca para mujeres deportistas a través de Women for Sports, que es una plataforma chilena que busca dar salida a las mujeres.

AF: ¿Qué te gusta del periodismo deportivo? ¿Te gusta entrevistar?

PP: Mi sueño serían entrevistas. Obviamente me encantan todos los deportes, soy futbolera.

AF: ¿Y qué tipo de entrevistas te gustan?

PP: Más personales. También como deportista siento que por ahí podés llegar a conocer otras facetas de deportistas o me gustaría enfocarme en mujeres que han marcado un hito, deportistas principalmente, porque creo que falta una plataforma o que por ahí no hay un lugar dado para dar a conocer a las mujeres que practicamos deportes, no solamente en Uruguay, en todo el mundo. Y, bueno, me gustaría ir más ahí y poder hablar de temas que, por ejemplo, me pasan a mí. Muchas veces te hacen las mismas preguntas y te quedan ganas de contar cosas que realmente son importantes o cosas que pueden inspirar a otras personas.

AF: Querés abrir caminos. Viste que cuando a uno le hacen entrevistas nunca le preguntan a uno lo que uno tiene ganas de conversar. Pasa muchas veces. ¿Vos vivís arriba de un auto?

PP: Sí, literal. He vivido por varias partes distintas. Estuve mucho tiempo en Córdoba también, fui a correr allá. Y ahora vivo entre Punta del Este, Montevideo y Colonia en un paraje que se llama Cerro de las Armas, que es en medio del campo, que es donde vive mi pareja, que también es piloto.

Ciclo Diálogos en Montevideo de Fantino con Patricia Pita

AF: ¿Vas al Dakar este año?

PP: Gran tema. La idea es poder volver al Dakar.

AF: ¿Estás buscando patrocinadores?

PP: Sí, es la historia de mi vida.

AF: Es la historia de todos, ¿no? Algunos un poco más, un poco menos, pero es parte del deporte.

PP: Mi primera pasión fue el atletismo. Hice muchos años de atletismo cuando era chica, llegué a estar en el plantel nacional. Hacía todo, pero 100 metros era mi pasión. Iba a un colegio de doble turno, salía a las 5 de la tarde, merendaba en el auto, iba a la pista, entrenaba con el plantel, me iba a un gimnasio, entrenaba, corría 5 kilómetros, llegaba a mi casa, hacía los deberes, me iba a dormir. Eso lo hice desde los 8 años hasta los 15 años. Ahí depende de vos. Cuánto más horas le ponga, cuanto más esfuerzo yo haga y cuanta más disciplina meta, voy a mejorar. Acá no. En el automovilismo, si yo no puedo estar arriba de un auto, no puedo mejorar y no me puedo comparar con los competidores que están todo el año compitiendo.

AF: ¿Vos armás tu propio equipo?

PP: El primer Dakar alquilé un vehículo a un equipo. Este año, tuve una oportunidad increíble, un equipo me vino a buscar porque estaban necesitando una piloto latinoamericana. Ellos no me pagaron todo el Dakar, absorbieron gran parte del presupuesto, fue como un salto de categoría muy grande, en realidad lo que yo tenía que aportar era mucho.

AF: Decime esto, ¿qué te gusta de la disciplina del rally? Hay algunos deportistas que son absolutamente desapasionados con el deporte que practican, hasta te diría que lo hacen por una cuestión técnica y por plata. ¿Qué te gusta del rally?

PP: Lo mío es pasión 100%. Me gusta el rally, me gusta la tierra y desde que conocí ahora el cross country que es la disciplina del Dakar también me apasiona mucho. En ambos siento que te entregás a lo impredecible.

AF: ¿Cuál es la diferencia entre rally y cross country?

PP: Bueno, los dos vamos con copiloto. En el rally nosotros corremos por caminos de campo que empiezan en un lugar, tienen un trayecto de 15, 20 o 30 kilómetros y termina. En el rally nosotros reconocemos los caminos el día anterior. Tenemos dos pasadas. Llegamos al rally y vamos con nuestro auto de calle, con el copiloto y nos dejan hacer dos pasadas por cada tramo y vamos escribiendo la hoja de ruta. El rally es velocidad pura. Es hacer el menos tiempo posible en base a la hoja de ruta que nosotros hacemos, que es justamente eso. O sea, vamos anotando todos los peligros que hay para ir lo más rápido posible y en el cross country vos llegas a largar y no tenés ni idea para dónde vas y los tramos son de 400 kilómetros.

AF: ¿El mismo sentinel que tenés vos lo tiene una moto o un camión? Entiendo que tenés que comprender la lectura del sentinel, tenés que interpretarlo.

PP: Sí, y la hoja de ruta que te da la organización.

AF: Por eso se pierden algunos.

PP: Claro, es como que vas navegando a través de un sistema muy parecido al que utilizan los barcos o los aviones, aquí se le denomina CAP, pero es como la brújula. Entonces vos largás y el roadbook te dice, ponés el auto en el CAP en 125 y le tenés que dar tres kilómetros por ejemplo. Lo que pasa que la línea del CAP 125 no es una sola, hay miles, entonces a veces vos llegas a los desiertos y te encontrás con una duna que es literal el tamaño de un edificio y no la podés subir.

AF: Contame eso.

PP: Llegas a una duna y es una pared, no sabés que hay del otro lado. No sabés si del otro lado la caída son 10 metros 100, 200 o 500. Creo que los que nos dedicamos al automovilismo somos personas que en cierto punto nos gusta el control. Porque el que maneja es el que tiene el control de lo que va a suceder. En el rally es todo mucho más preciso. Vos tenés que hacer la maniobra perfecta en el momento exacto para hacer el menor tiempo posible y eso es una adrenalina increíble. Lo otro es como que estás constantemente pasando por miedo, pánico, felicidad, exaltación.

AF: ¿Pasas por el miedo?, ¿en qué situación te puede agarrar pánico?

PP: Mirá, en el primer Dakar, día uno en Arabia Saudita. Llegué con una sola carrera en arena en toda mi vida al Dakar. Me pedí un préstamo para ir a correr una carrera a Chile por primera vez a las dunas, sin tener todavía ningún patrocinador, cero. Me pedí un préstamo de 15 mil dólares, me fui a correr esa carrera y después pasé cuatro meses y con esa preparación de cinco días fui a correr al Dakar.

AF: Vamos a los momentos donde sentiste pánico.

PP: Mil momentos, pero día uno. Yo uso lentes, no veo nada. Mi mayor miedo era la noche. Llegamos a largar, una y media del mediodía más o menos, empiezo a mirar y todos los autos tenían como unas barras led y nuestro auto no lo tenía. Le digo a Rubén García, mi copiloto que no tenemos las barras esas. Largamos, cinco y poco de la tarde nos enterramos por primera vez. Pero nos enterramos bien enterrados, empezamos a palear para sacar el auto, logramos sacarlo, en eso levanto la vista, y el sol, así rojo como las películas, se esconde atrás de la duna y se hace la noche. Y nos quedaban 120 kilómetros y no teníamos más que las luces del auto. Esa noche nos pasó de todo. Veníamos en un momento que ya habían pasado como 30 minutos y no nos cruzábamos nada ni nadie. Y yo le decía a Rubén: “somos los últimos”.

AF: ¿Hay una moneda al aire, "que no me encuentre ni me muera?

PP: En realidad hoy en día hay una tecnología muy buena en el Dakar, no es como antes. Ahora apretás un botón y te vienen a buscar, pero abandonás. O sea, para mí apretar ese botón nunca es una opción. Esa noche nos pasaron muchas cosas. En un momento veo a lo lejos la luz de un camión, obviamente iluminan diez veces lo que iluminábamos nosotros, vamos a fondo hasta el camión, y le digo. “Rubencito, nos trancamos atrás del camión y vamos atrás de él”. Entonces empezaban unas dunas cortadas y de repente empezamos a subir y el camión sube a una duna y desaparece. Nosotros quedamos prácticamente colgados, llegué a frenar justo en el momento que vi que el camión desapareció. El camión se cayó y abajo se veían las lucecitas de un montón de autos que se habían caído.

Nosotros veníamos con problemas de temperatura en el auto y empieza a caer el rocío y la arena en vez de ponerse dura entre tanta huella, cuesta que traccione el auto. Le pido a Ruben que se quede sacándole el aire a las ruedas, y subo caminando para ver qué es lo que hay, a ver si en algún momento piso duro. Y empiezo a caminar y de repente, escucho que venía un auto y mi mameluco era todo negro. Me tiré rodando, porque no me iban a ver. Logramos salir de esa y después llegamos a una duna de las más grandes que vi en mi vida. No la pudimos pasar, no hubo chance. Nos íbamos muy, muy abajo, le dábamos a fondo, a fondo, a fondo, íbamos subiendo a la oscuridad y no nos daba la potencia.

Ciclo Diálogos en Montevideo de Fantino con Patricia Pita

AF: ¿Quién pasaba esas dunas?

PP: Cuando era de día, que estaba más seco, se podía ir pasando, estaba menos movida la arena. Y bueno, ahí en un momento fue eso, decir “nos vamos a quedar acá, en medio de la noche”. Y salimos de la huella y después encontramos otra huella y veo que empezamos a subir la duna por otro lado y ahí enganchamos de nuevo a Roduk

AF: ¿En el Dakar, el acompañante hace el laboratorio del navegante y en el rally es diferente?

PP: Te va cantando la hoja, te marca el ritmo.

AF:¿Cómo sos de compañera con el compañero?

PP: Soy recompañera. Siento que es muy ingrato el trabajo del copiloto. Porque el piloto se equivoca muchas veces, pero el copiloto se equivoca en la más mínima y le caen fuerte.

AF: ¿Cómo es la psiquis del navegante o del copiloto? Te digo porque el caddy en el golf te puede hacer ganar un torneo, o muchas veces te hacen ganar. Viste que en el periodismo deportivo dice que somos jugadores de fútbol frustrados y que muchas veces en el fútbol el 10 o el 9 son los que hacen los goles y el 5, el que está atrás, recuperando una pelota se la lleva el que hace el gol. ¿Cómo es la psiquis del tipo que te navega o la persona que tenés al lado? ¿Quiere estar en tu lugar?

PP: Creo que hay de todo. De mi experiencia yo estuve muchos años en Argentina, tuve la suerte de correr con muchos copilotos diferentes y para mí el que es buen copiloto, le gusta serlo y no le gusta manejar. Un copiloto es el que te saca campeón también porque es el que te regula tu ritmo. A mí me pasó con Marquitos Bazan que fue un gran copiloto y compañero que logramos esa conexión que no se da siempre. Marcos me sacaba la ficha, él ya sabía cómo venía el día. Ellos arriba del auto solo con el tono de voz te van regulando.

AF: Ahí arriba ¿no pensás en nada?

PP: Eso se trabaja. Yo hace muchos años voy con psicólogo deportivo y me cambió la vida. Esto era algo que él decía, vos tenés que imaginarte que tenías todas las carpetas abiertas y cuando te estás yendo al rally tenés que cerrar todo: la carpeta de la pareja, del papá, de la mamá, de mi hermano, del estudio, de mis amigos y tenés que enfocarte. Es un momento único estar en la carrera, generalmente no estoy pensando en otra cosa, disfruto cada momento y a veces incluso la pasas mal y creo que también eso es parte.

AF: No sé si esto pasa o no pasa. Para mí los cambios en el mundo deportivo son absolutamente superficiales y en el fondo no cambió nada con respecto a las mujeres.

PP: Es como lo que queda bien. Se está hablando de esto, el tema de género está arriba de la mesa. Sí se hablan de cosas ahora que hace 10 años o 12 años, cuando yo arranqué, ni pasaban por el radar.

AF: Vamos a un deporte de contacto como el boxeo. No podés poner a Canelo con una mujer boxeando. Estamos de acuerdo con la cuestión física. Llegamos al automovilismo, al rally ¿físicamente hay algo que te diferencia de un hombre?

PP: No es una desventaja ni una ventaja. Es el talento, la reacción que vos puedas tener, tenés que por ahí entrenar un poco más de zona media, la espalda, porque obviamente tenemos menos musculatura y con el golpe constante en el rally te puede lastimar más la espalda.

Cuando yo empecé, en el 2012, aquí no había mujeres en el rally Cuando yo empecé, en el 2012, aquí no había mujeres en el rally

AF: Y por arriba todo humo pero por abajo todavía no hay un gran cambio, incluso con los sponsors, ¿es más fácil buscar siendo tipo?

PP: No sé. Cuando yo empecé, en el 2012, aquí no había mujeres en el rally. Los gerentes de las marcas que usualmente apoyaban el automovilismo eran hombres y apoyaban a sus amigos hombres que corrían. Entonces ahí también se da como una relación que conmigo no se va a dar, el de juntarse a comer un asado y charlar de las carreras que conmigo eso obviamente no se daba de la misma manera. Entonces me llevó muchos años construir mi propia imagen, entendí desde que arranqué que lo más importante para mí era generar un producto en base de lo que yo represento.

AF ¿Por qué empezaste?, ¿te quemó por dentro?

PP: Sí, me apasiona mucho. Son como estas pasiones que son tan fuertes, son como una relación. En momentos lo amás mucho, en momentos te peleás, etc.

AF: En algún momento dijiste: “tengo que aflojar con esto porque me va a hacer mal”

PP: Sí, total. Dejé de correr dos años a fines de 2018. Yo me había ido a vivir a Córdoba en el 2015 con mucho esfuerzo, se me recorta el presupuesto, me frustré mucho y dejé de correr justo cuando mi mamá se enfermó. y ahí dejé y también después me di cuenta de que estar tan desconectada de mi pasión, me dejaba incompleta. Volví a correr, me había propuesto volver a correr acá en Uruguay porque en definitiva mi carrera la hice en Argentina y me salió todo mal. Me compré un auto acá en cuotas, fui a correr, se me rompió en todas las fechas y a fines de 2021 dije, ya está, dejo de correr, ya iban a ser diez años que estoy con esto, mucho esfuerzo y pasé de “me retiro” a “cómo voy a retirar sin intentar lograr mi sueño que era correr el Dakar”. Estaba acompañada también de mi psicóloga que me ha ayudado muchísimo.

AF: Abrís un punto muy importante que es el de la salud mental, lo repasamos permanentemente en estas charlas. ¿te ayuda a mantenerte en eje?

PP: Yo tengo mi terapeuta, Juan Pablo, con el que me atiendo en Punta del Este hace años, y tengo mi psicólogo deportivo y necesito a los dos porque son cosas diferentes. Ellos me han ayudado mucho y cuando arranco con esto del Dakar, que fue todo 2022, fue un desgaste emocional muy fuerte. Tenía la plata pero no la tenía porque la cobraba el año que viene. Llegué al primer Dakar y salió todo relativamente bien, lo disfruté.

AF: ¿Qué te dijo tu viejo ahí? Para adentro, cuando te quedaste sola con él, ¿qué te dijo?

PP: Un orgullo muy grande para papá. Yo siento que el rally, de cierto modo, lo representa a él, y esto es mi camino. Como que di un paso en algo que es mío. Papá y mamá me han apoyado. Los primeros años por ahí hubo más encontronazos, cuando me fui a Argentina me fui como bastante sola.

Yo empecé sin tener ninguna base. Fui a correr la primera carrera de rally y yo no tuve base en karting, no tuve base en nada y me moría por correr desde chiquita. Mi viejo es mi ídolo, yo quería ser como él, quería sentir lo que él me transmitía cuando iba a las carreras desde chica.

AF: ¿Qué te queda de eso?, ¿sentís los olores todavía?

PP: Claro, olor a nafta. Yo crecí en el taller, eran noches hasta las 2 o 3 de la mañana, de pedir pizza y mi viejo con el auto para poder llegar a correr.

AF: Este es un detalle muy lindo. Todos en el taller y vos capaz tirada comiendo pizza.

PP: No, yo hiperactiva al mango, quería que me den algo para hacer. Y después íbamos a las carreras y obviamente todos tenían en el equipo sus funciones y yo era “¿qué hago?”. Entonces me daban destornilladores y cuando sacaban las ruedas que estaban llenas de barro iba a sacarle el barro y las dejaba perfectas. O me ponían la mochila y lavaba los autos. Yo quería sentirme parte.

Ciclo Diálogos en Montevideo de Fantino con Patricia Pita

AF: ¿Cuándo arrancaba la carrera?

PP: En casa es un estilo de vida. Desde que tengo memoria, las carreras son el eje central de nuestra familia. Porque antes de la carrera está todo lo que es la preparación del auto, los problemas económicos cuando yo era más chica, porque era un esfuerzo de la familia para que papá pudiera correr.

AF: Vos naciste con esto, ¿qué hacen tus hermanos?

PP: Somos cuatro y ninguno más agarró para el automovilismo. Vuelvo a la pregunta de si me tenía que alejar porque me hacía mal. Te quería contar que pasó todo ese estrés del primer Dakar, el año pasado llega la oportunidad de ir con este equipo, una categoría top, en un auto que yo nunca había corrido, muy poco arriba de ese auto, o sea, muy distinto. Pasé a estar en un auto que tiene 500 caballos de fuerza, tracción trasera, que yo no manejé nunca y bueno me pasó lo mismo en el sentido de que me fue difícil conseguir el dinero, lo terminé consiguiendo dos días antes de subirme al avión. Yo tenía que presentar un aval por el deducible del seguro del auto que eran 30 mil euros y no los tenía. Fuimos al banco a tratar de que me den ese aval, pero el aval me cae por 20, subo temblando con el teléfono en la mano, escribiéndole a personas conocidas, porque ya me habían prestado plata un montón de amigas y de amigos, a ver quién me podía prestar los 10 que me faltaban. Y así me fui a dormir a las 11 de la noche. Y al otro día largo y volqué.

AF: ¿Pero cómo podés correr bien en una situación así?

PP: Me mataron por todos lados.

AF: Mirá cómo lo contaste… volcaste vos, emocionalmente.

PP: Un estado de nerviosismo. No dormía, comí mal, no pude entrenar en el último mes, se me caía el pelo. Después que pasó todo esto yo me quedé en el Dakar, me podría haber vuelto a mi casa a hacerme un bicho bolita, acostarme, mirar tele y decir no quiero saber más nada de esto. Pero me quedé porque quería aprender. Siempre creo que lo importante de estas situaciones es sacar cosas positivas y aprender. Me quedé allá, me agarré covid, fue todo un desastre, pero aprendí mucho. Llegué a Uruguay y fue como que al tiempo me empezó a pasar esto de preguntarme ¿hasta dónde yo estoy luchando por mi sueño, pero también estoy poniendo en juego mi salud mental y emocional? Porque llegué a estos dos años en base a un trabajo de no parar. No tuve en ese momento ni un representante, ni mis padres, ni nadie en mi familia que se ocupara de conseguirme los patrocinadores. Todo lo he hecho yo, año a año, tocando y hablando y tocando, y haciendo eventos, y haciendo networking, y es como mucho, mucho, lo que le he puesto mi vida, mi corazón. Y de repente es como que digo, ¿hasta dónde las cosas fluyen o las estoy haciendo fluir?

AF: Perfecta esa definición.

PP: Igual es muy loco ese positivismo. Diego, mi psicólogo, siempre me dice que yo soy una fundamentalista del positivismo. Porque también me pasaron cosas increíbles, como que me aparezca la solución tres horas antes de que se me cayera el proyecto.

Siento que, a veces, por meter, también generas que sucedan cosas increíbles. Siempre voy a querer correr. Pero miro a la gente con la que compito y están todo el año arriba de un auto.

AF: Es un mensaje hermoso el que das, porque te priorizás a la vez estás contando que se hace difícil ser mujer, sos una deportista de alto nivel, sos deportista de alto nivel profesional, no cualquiera no corre un Dakar, no cualquiera piensa en correr un Dakar. La gente con el motor que tenés vos triunfa en lo que quieras.

PP: Siento también hace años que pasa más también por seguir fomentando, inspirando y llevando un mensaje de que se puede, a decir yo quiero seguir campeona.

AF: Toda la nota, toda la charla que diste fue atravesado por el “por lo menos intentalo”. La diferencia entre poder e intentar es diferente. Yo la verdad no sé si puedo.

PP: Es quedarse tranquilo que uno da todo para que suceda, si después no sucede es porque no era.

AF: Ese es el mensaje que diste en toda la charla, es buenísimo ese mensaje, es hermoso.

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