El senador oficialista recordó que las otras botellas de vino envenenadas estaban dirigidas a Luis Lacalle Herrera y a Carlos Julio Pereyra
Archivo: Luis Alberto Heber
Prensa del HerrerismoEl senador del Partido Nacional (PN), Luis Alberto Heber, dijo que su madre Cecilia Fontana murió víctima de "un ataque político al Partido Nacional" por la resistencia que estaba presentando a la dictadura militar.
La Justicia dictó el pasado viernes el procesamiento con prisión de uno de sus responsables, el subcomisario retirado Juan Ricardo Zabala, por el crimen de los vinos envenenados en 1978, según informó El Observador.
La jueza Silvia Urioste lo procesó con prisión “en calidad de presunto coautor penalmente responsable de un delito de homicidio especialmente agravado y muy especialmente agravado”.
Luis Alberto Heber, hijo de Fontana, dijo en un video emitido este sábado que el procesamiento le genera "paz y tranquilidad" a su familia. La determinación judicial coincide con el día que Fontana hubiera cumplido 96 años.
"No podemos olvidar que atrás hubo un ataque político al Partido Nacional por la resistencia que el mismo estaba haciendo a la dictadura militar", dijo el dirigente blanco, y recordó que las tres botellas de vino envenenadas estaban dirigidas a los nacionalistas Carlos Julio Pereyra, Luis Alberto Lacalle Herrera y a su padre Mario Heber.
Sin embargo, este ataque "tomó una vida inocente", dijo Heber en relación a su madre. "Fue un alto precio que pagó el PN a su oposición y a la lucha por la libertad", agregó.
El fiscal de la causa aseguró que Zabala integró un “grupo de conjurados” que buscó eliminar a “tres reconocidos opositores al régimen dictatorial”, con el objetivo de frustrar contactos y negociaciones que existían entre militares más moderados y políticos tendientes a buscar una salida a la dictadura.
"Nuestra familia a partir de 1978 no tuvo madre, nuestros hijos no conocieron a su abuela y hoy están naciendo sus bisnietos", agregó el exministro del Interior.
"Para nosotros es justo que en un país estas aberraciones humanas no queden impunes. Gracias a la Justicia, ha tardado pero la misma llega", concluyó Heber el video de dos minutos de duración.
La prueba decisiva para pedir el procesamiento de Zabala fue que tres huellas dactilares suyas fueron halladas ya en 1978 en una de las botellas, justamente la que mató a Fontana.
El hallazgo había sido hecho por la Policía Técnica, pero no se lo había incorporado al expediente judicial. Por el contrario, se había ocultado ese dato central. Esos folios con el relevamiento de huellas hecho por la Policía Técnica recién fueron hallados en 1988, cuando el caso fue reabierto por un nuevo juez, ya recuperada la democracia.