El último día del año pasado, los responsables del proyecto que busca producir metanol a partir de hidrógeno verde en Tambores (Tacuarembó) presentaron ante el Ministerio de Ambiente la solicitud de autorización ambiental previa (AAP), el último trámite antes de comenzar las obras.
Entregaron profusa documentación para continuar con un ida y vuelta con los técnicos del ministerio que comenzó en el 2021 cuando la alemana Enertrag –que trabaja de forma asociada con la uruguaya SEG Ingeniería– comunicó sus intenciones.
Los materiales incluyen el Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) así como un estudio específico sobre la disponibilidad de agua en la zona, algo que ha sido uno de los aspectos más controversiales del proyecto.
Tras analizar todos los documentos, Ambiente respondió el 18 de febrero con varios cuestionamientos. Transmitió que la información presentada no se ajustaba a los “términos de referencia”, algo que se apreciaba “prácticamente en toda la documentación” entregada.
A su vez, observó “inconsistencias” en lo entregado respecto a la capacidad productiva, el uso del camino que atravesará Tambores y el alojamiento de la mano de obra en la fase de construcción.
“Los elementos sustantivos faltantes en la solicitud presentada no permiten una total comprensión del proyecto y evaluación de los impactos asociados a su implantación, razón por la cual corresponde observar la solicitud de AAP”, concluyó.
Desde Enertrag dijeron a El Observador que estaban respondiendo a “cada uno” de los puntos, consideraron que era una “práctica común y esperada” que hubiera observaciones y dijeron que el intercambio era “crucial para tener un proyecto de alta calidad que beneficie a las comunidades locales y el ambiente”.
Una represa y la incógnita del agua
El proyecto tiene como objetivo la producción de metanol verde (e-Metanol) a partir de dióxido de carbono biogénico (CO2) e hidrógeno. Serán 84 mil toneladas por año que serán exportadas a la Unión Europea. Inicialmente, en 2021, la empresa había manifestado su intención de producir 70 mil toneladas anuales.
Además de la planta industrial, la empresa construirá en Tambores dos parques de generación de energías renovables (uno eólico y otro solar) que permitirán la producción del hidrógeno mediante la electrólisis del agua.
El dióxido de carbono, en tanto, provendrá de un aserradero en Rivera (a 145 kilómetros) y una nueva caldera de biomasa que será construida como parte del proyecto.
Tras analizar diferentes opciones, la empresa resolvió que construirá una represa para almacenar el agua que necesitará el proyecto. Estará ubicada a 3,5 kilómetros de la planta industrial, inundará 24 hectáreas y tendrá un volumen de 310 mil metros cúbicos.
Como respaldo, prevé usar una represa que existe en un predio adyacente a la planta (siempre que alcancen un acuerdo para su aprovechamiento y gestión) así como pozos de agua subterránea.
El agua requerirá ser desmineralizada en una planta de tratamiento antes de ser usada.
Tras analizar toda la documentación, Ambiente cuestionó que el proyecto no dijera con claridad cuánta agua demandará, ya que en algunos documentos menciona que serán 675 metros cúbicos diarios pero los estudios que presenta toman en cuenta un consumo de 4.400 metros cúbicos por día.
El documento de proyecto habla de un “consumo esperado de agua bruta para uso en el proceso” de 660 metros cúbicos por día a los que deben sumarse 15 metros cúbicos más por abastecimiento de agua potable (extraída de pozos subterráneos) para el personal.
Sin embargo, el estudio de disponibilidad hídrica y propuesta de suministro de agua no menciona esa cifra y considera una demanda de 4.400 metros cúbicos diarios, razón por la que propone la construcción de la represa con capacidad de embalse de 310 mil metros cúbicos.
Este último documento, que figura como anexo y fue elaborado por la consultora Ingesur, reconoce que al inicio de los trabajos la demanda de agua no estaba definida aunque “se contaba con un rango que se ubicó entre 700 y 3.350 m³/d, correspondiente a diferentes hipótesis o alternativas manejadas originalmente” y que “se resolvió tomar el mayor valor del rango indicado, y aplicarle un factor de mayoración de un 30% a los efectos de considerar las incertidumbres antes indicadas”.
Los técnicos de Ambiente consideraron que el estudio era para una demanda “superior al consumo indicado” por lo que las conclusiones no eran “directamente aplicables”.
“La evaluación ambiental deberá realizarse para el consumo previsto”, señalaron.
También pidieron establecer los escenarios en los cuales requerirá utilizar las fuentes de agua de respaldo y cuestionaron que no se indique “explícitamente el consumo de agua por kilo de hidrógeno y metanol producido”, ni se haya justificado la diferencia con los valores reportados por referencias internacionales para las tecnologías empleadas.
Por último, considerando que el consumo de agua es uno de los factores limitantes para la producción, le pidieron solicitar los permisos ante la Dinagua para la represa a construir así como los permisos de perforación aún no presentados de forma de evaluar tempranamente la disponibilidad de los recursos.