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22 de octubre 2024 - 10:43hs

Para muchos uruguayos, el actual candidato a la Presidencia por el Partido Nacional, Álvaro Delgado, salió a la cancha en un momento crítico para el país y para el mundo: a los 13 días de haber asumido como secretario de Presidencia, la pandemia del coronavirus llevó a que Luis Lacalle Pou anunciara medidas que pautaban una etapa difícil para los uruguayos, pero otras veces fue el propio Delgado quien exhortó a la población al distanciamiento social, la paciencia, la colaboración en las medidas y quien tenía que transmitir tanto calma como también malas noticias.

Aquellas jornadas imprevisibles, donde la ciudadanía se preparaba para adaptarse a lo que dispongan las autoridades, consolidaron a Delgado como una figura clave dentro del Poder Ejecutivo de la nueva gestión blanca. El 15 de marzo, acompañado por el ministro de Salud Pública de ese momento, Daniel Salinas, el prosecretario de la Presidencia, Rodrigo Ferrés, y el subsecretario de la cartera de Trabajo y Seguridad Social, el actual ministro Mario Arizti, el nacionalista destacó que “lo más importante era la salud de los uruguayos y las uruguayas” y que el gobierno tomaría decisiones en función de eso.

“La gente tiene derecho a saber qué es lo que está pasando y qué está haciendo el gobierno. A partir de mañana van a tener publicado un parte diario de cuál es el estado de situación vinculado al coronavirus en Uruguay, pero hoy quisimos hacerlo en conferencia de prensa para anunciar algunas de las medidas”, dijo Delgado ese día, cuando anunció la suspensión de vuelos provenientes de Europa, de todos los espectáculos públicos y la recomendación de evitar reuniones multitudinarias, eventos y fiestas tradicionales. También se exhortó a los ciudadanos que presenten síntomas o dudas sobre su situación sanitaria a que soliciten asistencia.

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Esa fue la primera vez que Delgado tuvo una exposición pública tan importante, mucho más que cuando se habló de que era colono, o mucho más que cuando en 2015 hizo denuncias en el senado sobre presuntas irregularidades en ANCAP.

Nació en 1969, cuatro años antes del golpe de Estado. Durante su infancia no faltaron los juegos en la calle ni las juntadas con los amigos del barrio y del colegio. Desde muy temprana edad conoció los deportes, practicó natación y también karate, pero también tuvo que atravesar momentos delicados en términos de salud. A sus 13 años, jugando a la pelota, Delgado recibió un golpe que lo dejó “amarillo” y tuvo que someterse a distintos estudios para descartar un posible cuadro de leucemia, pero las evaluaciones descartaron esa patología.

Sin embargo, los profesionales médicos debieron avanzar con extirpar el bazo. Hasta hoy, dice el exsecretario de Presidencia, tiene que darse tres benzetacil por año.

Así como su infancia, entre el campo y la ciudad, los intereses profesionales de Delgado también estaban divididos en dos. Por un lado, la abogacía, la tradición de la familia y, por el otro, el campo y los animales. Dudó varias veces, pero eligió la segunda. Cuando se inició como universitario, también lo hizo como militante estudiantil. Fue parte de la Corriente Gremial Universitaria, que lo llevó a integrar el claustro, el Consejo de la Facultad de Veterinaria y el Consejo Directivo Central de la Udelar. La vida universitaria fue lo que lo forjó ya que sus padres eran, más bien, “apolíticos”.

Cautivado por la mística wilsonista, para Delgado, haber escuchado el discurso que Ferreira Aldunate dio el 1° de diciembre de 1984 en la explanada de la Intendencia de Montevideo fue el comienzo de su militancia en filas del Partido Nacional. Nunca las dejó.

Su integración a la vida política comenzó en Paysandú, con la lista 904. Trabajó como secretario de Juan Carlos Raffo en la campaña de 1989 y luego en su gestión como senador. En 1994, fue nombrado secretario de la bancada nacionalista y en 1999 se unió al Poder Ejecutivo como inspector general del Ministerio de Trabajo durante el gobierno de Jorge Batlle. En 2005, tras la victoria del Frente Amplio, se convirtió en diputado, integrando la comisión de Industria, Energía y Minería.

En 2008 se declaró “independiente” y apoyó la candidatura de Carmelo Vidalín. En 2009, se unió a Aire Fresco, el sector fundado por Luis Lacalle Pou. En 2015, asumió como senador y lideró una comisión investigadora sobre irregularidades en ANCAP. A pesar de acusaciones en su contra por su situación como colono, el TCA falló a su favor en 2023. En las elecciones de 2019, cuando Lacalle Pou y Martínez fueron al balotaje, Delgado fue reelecto senador. Sin embargo, después de que su amigo y “compañero de ruta” se convirtiera en presidente, dejó su banca y pasó a formar parte del Poder Ejecutivo.

Durante su gestión llevó a cabo proyectos como el Plan Avanzar y el proyecto Arazatí. Fue, además, guía durante la pandemia y la sequía, dos crisis que tuvo que enfrentar el gobierno de Lacalle Pou. En los últimos años, además, Delgado se posicionó como la mano derecha del mandatario. A los 13 días de haber asumido como secretario de Presidencia, la pandemia del coronavirus llevó a que Luis Lacalle Pou anunciara medidas que pautaban una etapa difícil para los uruguayos, pero otras veces fue Delgado quien exhortó a la población al distanciamiento social, a la paciencia, y quien tenía que transmitir tanto calma como también malas noticias.

Delgado, que ya tenía años de trayectoria política, se terminaba de consolidar como una figura clave dentro del Poder Ejecutivo de la nueva gestión blanca. El pasado 21 de diciembre de 2023, tres años después de aquellos días que parecían el principio del fin, el nacionalista renunció a su cargo para dedicarse a la campaña electoral.

En marzo de este año oficializó su precandidatura y planteó “el segundo piso de transformaciones”. Para ilustrarlo eligió el doble tick como logo, haciendo alusión a la campaña “por la positiva” de Luis Lacalle Pou, que tenía uno solo.

En el mes de julio Álvaro Delgado superó el 74% de los votos del Partido Nacional y lo siguió Laura Raffo, quien apenas superó el 19% y quedó “muy lejos” de su objetivo del 30%. Tal vez por eso la economista no logró siquiera integrar la fórmula blanca, ya que el ahora candidato eligió a la sindicalista de D Centro, Valeria Ripoll, como compañera de fórmula.

Embanderado en la continuidad, sueña con que el próximo 1º de marzo, su amigo, el actual presidente Luis Lacalle Pou, pueda entregarle la banda presidencial con la que se propone continuar con el legado del gobierno actual.

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