Ellas y ellos —venidos de la politología, la comunicación política, el periodismo y ramas afines— respondieron en caliente, unos minutos después de haber finalizado la puja dialéctica televisada —y obligatoria— a una semana del balotaje.
¿Hubo un ganador?
Hace 64 años, Richard Nixon y John F. Kennedy se enfrentaron en el primer debate presidencial televisado. El republicano había acudido a la cita un tanto pálido, sin arreglar y con un traje que no lucía en la pantalla chica. El demócrata, en cambio, se había bronceado para la ocasión y había lucido un atuendo perfecto ante cámaras. Enseguida los analistas explicaron la relevancia de la imagen. Y hasta se crearon carreras universitarias al respecto.
Aunque también es cierto que la mayoría de los entendidos suele decir que los debates presidenciales son más una confirmación de los decididos que la captación de votos de aquellos más dudosos.
Y este domingo, ¿quién salió mejor posicionado? Esto dicen los expertos locales.
Para siete de los 10 entendidos no hubo un ganador claro. Y eso se vio reflejado en sus resúmenes: “No hubo casi intercambio”, “no creo que incida mucho en la intención de voto”, “solo cumplieron con la ley”, “ninguno instaló una ventaja definitoria”, y “no hubo debate”.
El debate estuvo dividido en cinco bloques temáticos. La mitad de los expertos consideró que el nacionalista Delgado quedó peor parado en conocimiento y educación, al tiempo que economía y trabajo fueron sus platos más fuertes.
Orsi hizo más agua en economía (cuatro de diez así lo consideran), y sacó a relucir las fortalezas en seguridad y conocimiento.
Pero, como muestra el gráfico interactivo, hubo opiniones para todos los gustos.
Sin ganador claro
El Observador les pidió a los entendidos que puntuaran (en una escala del 1 al 5) la solidez argumentativa, la capacidad de respuesta y reacción, la estrategia empleada, el uso de datos y el lenguaje no verbal de cada uno de los candidatos.
Estas fueron sus respuestas en caliente. Algunas de ellas con un breve comentario de resumen:
Aldo Silva
“Solo cumplieron con la ley. No hubo intercambio y prácticamente no se respondieron las pocas alusiones directas porque el formato no lo permitió. Formato que ellos mismos eligieron”
Viviana Ruggiero
“No hubo debate. Eso era previsible por el formato, pero dentro de ese formato, jugaron a la segura, arriesgaron poco. Creo que fue pobre en lo conceptual, en lo estratégico, lo técnico y hasta en lo estético. Los dos tuvieron algunos momentos destacados. Delgado tenía que arriesgar más. Creo que no lo hizo, pero se lo vio más cómodo. Orsi arrancó muy duro, se fue soltando, nunca se salió de su libreto. Creo que fue una instancia que no le aportó demasiado a los indecisos”
Federico Irazábal
"Fue un debate muy flojo de los dos candidatos. Considero que el equipo de Orsi subestimó a Delgado, que apareció más preparado. Orsi estaba más en una conferencia, y atacó casi nada. Delgado intentó atacar, pero sin contundencia. Por lo tedioso y aburrido, considero que llegó poco al público objetivo, que son los indecisos y los menos interesados en política. El formato es malísimo. No hay debate, porque no hay preguntas a los candidatos, que llevan sus bloques preparados. Se desperdicia el trabajo de los periodistas, que son meros pasadores de bloques temáticos. Hay que revisar completamente el formato. Mirar cómo se hace en otros países"
Adriana Raga
"El formato fue durísimo. El rol de los periodistas no existió. No hubo casi intercambio. No vi un ganador. Delgado salió más natural, y Orsi muy nervioso y guionado. Pero tampoco Delgado dijo nada nuevo. El punto más bajo fueron los ataques, sobre todo de Delgado, que eran solo titulares sin profundizar. Orsi casi no respondió. No creo que incida mucho en la intención de voto. Difícil que la gente más alejada de la política haya mirado más de cinco minutos. Era un listado aburrido de buenas intenciones, enumeradas muy rápido e inentendibles para la mayoría"
Brian Majlin
“Creo que ninguno de los dos candidatos le sacó ventaja al otro. Si bien Orsi comenzó más temeroso y, en cierto punto, dubitativo, durante el correr de la noche pudo empardar la soltura que mostraba Delgado (y que, a su vez, pareció ir perdiendo lustre durante la contienda).
En líneas generales, más allá de que uno y otro se apegaron a sus narrativas (Delgado mostrándose como garante de continuidad y Orsi promoviendo la idea de un cambio necesario), lo cierto es que la situación actual (de estabilidad macro y cierto malestar micro) no permitió a ninguno instalar una ventaja definitoria.
Si bien parece poco probable que el debate tenga efectos sobre la población, Orsi saca una luz de ventaja en dos focos. Por un lado, habían hecho mucho hincapié desde el oficialismo en la supuesta incapacidad del frenteamplista para esgrimir ideas o sostener su discurso, pero no se lo vio sufrir mucho a lo largo de la noche. En ese sentido salió airoso.
Por otro lado, fue llamativa la decisión final de Delgado de agitar fantasmas de crisis y la necesidad de un eventual conductor de timonel para esas eventuales tormentas que, a priori, el propio Delgado pareció disipar al mencionar las bondades de la administración saliente. Ese contrasentido, quizás exacerbado por la necesidad de retomar la narrativa sobre los riesgos que implica el Frente Amplio y las supuestas ideas añejas que promueve -por eso las evocaciones al sesentismo- parecieron dejar a Delgado en una situación de debilidad que no se condijo con el resto de la noche”
Eduardo Bottinelli
“No hubo ganador. Como debate fue una exposición de posiciones sin sorpresas a lo que ya se desarrolló en campaña. Quizás los puntos altos para estos próximos días sean las propuestas de Orsi sobre jubilaciones mínimas y ver qué sucede con el nombre de Radi propuesto por Delgado para la ANII. El debate fue bastante técnico, con algunos mensajes directos pero no para el gran público, salvo lo que se pueda utilizar en forma posterior. El formato no ayuda. Pero podía haber tenido otra dinámica aún en este formato. La estrategia de los dos fue no cometer errores”
Montserrat Ramos
“No hubo debate. Delgado estuvo mucho mejor documentado en todos los puntos y se mostró más sólido, fue ganando confianza a medida que el ‘debate’ avanzaba. Orsi tuvo un planteo muy demagógico y muy atento a los apuntes, quedaron claras las diferencias entre su planteo y las bases programáticas del FA. Desde el punto de vista de la presentación visual, los dos muy fieles a la ‘uruguayez’. Este planteo no mueve a la opinión pública, más importantes pueden ser las repercusiones del mismo”
Javier Mazza
“Creo que los debates no se ganan ni se pierden, evaluarlo en esos términos desvirtúa la función del debate que apunta a que los ciudadanos tengan la oportunidad de contrastar ideas. En el caso de Uruguay, por el formato, agrupadas por tema. Creo que en ese sentido la organización ayuda a quitar el foco de la eventual victoria o derrota del orador”
Patricia Madrid
María Fernando Boidi
“Debate con poco intercambio real, como se esperaba por su formato.. A Orsi lo vi una postura más acartonada, ajena a su estilo habitual. Esto le permitió una comunicación más clara pero que sonaba artificial por momentos. A Delgado se lo vio más sereno y aplomado, proyectando una imagen que acompasaba su discurso en el que apelaba a datos y logros del actual periodo de gobierno. Eso a mi juicio fue un elemento mucho más potente como evidencia de garantía de buena gestión -algo que ambos pretendieron proyectar- que los actos del gobierno de Canelones que mostró Orsi (no solo por la magnitud de lo nacional vs lo local, sino por el tenor e impacto de las medidas elegidas). Delgado logró proyectar más naturalmente y con más y mejor evidencia su status presidencial”.