Uruguay se posicionó como uno de los tres países de Sudamérica con mayor proporción de personas que no pueden pagar una dieta saludable.
El dato surge del último informe Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, presentado este lunes por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, su sigla en inglés). Entre sus presentadores estuvo Mario Lubetkin, subdirector general y representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, que dejará su cargo para asumir como canciller del gobierno de Yamandú Orsi a partir del 1° de marzo.
El informe señala que en 2022, en Uruguay había 36,1% de la población que no podía acceder a alimentación saludable debido al costo que implica, lo que lo posiciona en el tercer lugar en los países de Sudamérica con mayores dificultades en este aspecto. Le sigue Colombia, con 36,6% y lidera Chile, con 40,4%.
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Este dato refleja la paradoja de un país que, si bien tiene bajos índices de subalimentación si se lo compara con el resto del continente, enfrenta dificultades para garantizar el acceso a alimentos nutritivos a toda su población.
En su presentación, Lubetkin citó al informe Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, presentado a mediados de 2024, en el que se remarcó que si bien en el mundo hubo un "retroceso de 15 años" en los avances contra el hambre, América Latina lleva por dos años consecutivos mostrando una reducción en los indicadores. El progreso lo atribuyó a la recuperación económica después de la pandemia por covid-19, aumento del gasto público en políticas públicas de protección social, el impulso al comercio internacional y mejoras en empleo y salarios, mostrados en la Cepal en 2023.
Aunque la prevalencia de la subalimentación en Uruguay se encuentra por debajo del 2,5 %, ubicándolo entre los países con mejores cifras de Sudamérica, la inseguridad alimentaria moderada o grave afecta al 15,7 % de los uruguayos, según el mismo estudio. Aún así, está entre los más bajos del continente sudamericano
Este indicador, aunque inferior al de países como Perú (más del 50%) o Argentina (36,1%), evidencia las desigualdades que persisten en el acceso a alimentos de calidad.
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Puestos de frutas y verduras en ferias.
Camilo dos Santos
Otro aspecto que destaca el estudio es que Uruguay se encuentra entre los países sudamericanos con mayor prevalencia de obesidad en adultos. En 2022, más del 30% de la población adulta uruguaya padecía obesidad, una tendencia que ha ido en aumento desde 2012, en línea con otros países de la región como Argentina y Chile.
En cuanto a niños menores de cinco años con prevalencia de sobrepeso, Uruguay está cuarto entre los países de Sudamérica, después de Argentina, Ecuador y Paraguay.
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Por otro lado, Uruguay muestra avances en indicadores como la lactancia materna exclusiva, con una prevalencia del 57,7%, una de las más altas de la región.
Otros datos del informe
Durante la presentación del estudio realizado por la FAO junto con otros organismos internacionales, Lubetkin destacó a las variaciones del clima como uno de los factores más importantes que desestabilizan el acceso a los alimentos en el continente. Destacó que, por ejemplo, el 74% de los países de la región enfrenta una exposición significativa a fenómenos climáticos extremos, mientras que el 52% presenta vulnerabilidad ante el impacto de estos fenómenos en su seguridad alimentaria.
Estos fenómenos tienen un impacto directo en la productividad agrícola, debido a que generan inestabilidad en las cadenas de suministro y contribuyen al aumento de los precios de los alimentos, describió.
El informe describe que, en Uruguay, el contexto económico también ha jugado un rol en los alimentos. La sequía que afectó a Uruguay en 2023 impactó significativamente en la producción agrícola, particularmente en cultivos como el maíz, lo que contribuyó a encarecer los alimentos.
En este contexto, subrayó la importancia de las políticas públicas para enfrentar estos desafíos. Algunas acciones clave incluyen la implementación de sistemas de alerta temprana, estrategias para anticipar estos fenómenos y el fortalecimiento de las capacidades para mantener la producción frente a estos eventos climáticos.
El informe también destacó medidas esenciales para abordar la inseguridad alimentaria y la malnutrición, como la protección social, los programas de alimentación escolar, los subsidios para garantizar el acceso a alimentos saludables y las guías alimentarias basadas en sistemas alimentarios, acompañadas de etiquetado nutricional frontal.