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Buenos Aires: una "montaña" de casos que obliga a dar marcha atrás en la apertura
Argentina disputa la batalla crucial contra el coronavirus en las villas populares, donde el virus ha encontrado su terreno más fértil para replicarse. Una nota de Clarín expone rápidamente el crecimiento del contagio: entre fines de abril y principios de mayo, el número de contagiados era (...)como mucho de 170 casos por jornada, pero del lunes de la semana pasada al domingo último pasó de 303 nuevos infectados a 723. Los expertos ya advierten la llegada del temido y previsible pico de la pandemia.
El presidente Alberto Fernández anunció el sábado la extensión del "aislamiento social preventivo y obligatorio", que comenzó el 20 de marzo, hasta el próximo domingo 7 de junio. "Hay una concentración muy clara en los barrios populares", dijo el mandatario.
Fernández comparó, quizás para llevar tranquilidad a los argentinos, la situación del coronavirus en su país con la de otros siete países de la región y Estados Unidos. La información fue, sin embargo confusa. El gráfico, según registró con detalle la página chequeado.com —dedicada a verificar el discurso público— muestra los índices de mortalidad en esas naciones pero equivocándose en la base del cálculo: en lugar de muertes por 100 mil habitantes, era por 1 millón de habitantes, lo que supone un drástico viraje en la cifra, incluso en la de Argentina.
"El caso más notable es el de Chile, que tenía al 22 de mayo una tasa de 30,8 cada 1 millón de habitantes y el gráfico muestra 98,4, lo que implicaría 3 veces la cantidad de fallecimientos", apunta chequeado.com. El embajador de Chile en Buenos Aires, Nicolás Monckeberg Díaz, tuvo que señalar el error públicamente.
El gráfico trastocó además los valores de cada país: Chile tenía los datos de Perú, México los de Chile, Perú los de México y cruzaron los datos de Paraguay y Uruguay. Un despropósito, que el propio Ministerio de Salud reconoció en las redes sociales, donde el asunto fue amplia, y agriamente, comentado.
Pero, tanto las autoridades nacionales argentinas, como de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires, concuerdan en el crecimiento del coronavirus y en la necesidad de tomar las medidas adecuadas para cortar su progresión. La tensión política de la semana precedente parece ceder lugar a la cooperación.
El vicejefe del gobierno de la ciudad, Diego Santilli, dijo a la prensa la mañana de este liunes que lo que había pasado en los últimos 15 días es que los casos de infección se multiplicaron por cinco y "lo que hemos decidido es no pasar a otra etapa de apertura de comercios". En las áreas de mayor aglomeración de la capital argentina, solo se permitirá la apertura de aquellos establecimientos esenciales. Se estima que seis de cada 10 comercios en los barrios permanecerán cerrados.
En esta nueva etapa de combate a la pandemia, con foco en los barrios populares, también se controlará de manera estricta el transporte público del área metropolitana para que solo puedan desplazarse "trabajadores de las áreas esenciales".
En la capital se mantiene la autorización para salidas recreativas de los niños los fines de semana, durante máximo una hora, cerca de su domicilio y en compañía de alguno de sus padres.
Fernández pidió la confianza de los habitantes de las zonas populares al advertir que se encontraban frente a una situación novedosa no confrontada por países europeos y Estados Unidos que carecen de las barriadas típicas de la ciudades latinoamericanas.
Sebastián Welisiejko, economista especializado en desarrollo y colunnista de Infobae, señala que unos cuatro millones de personas viven en barrios populares que carecen de los servicios de agua potable, cloacas y electricidad. "Alrededor del 40% de los barrios y del 50% de sus habitantes están en la provincia de Buenos Aires", preciso.
Son núcleos urbanos que, a pesar de su precariedad, pueden tener décadas de existencia, y que han seguido proliferando con los ciclos económicos adversos y donde habitan mayormente jóvenes menores de 15 años.
"Más del 85% de los trabajadores de los barrios populares son empleados informales, eventuales o independientes que en la mayoría de los casos viven al día y fuera de toda red de protección laboral ante shocks como el que sobrevino a la crisis sanitaria", escribe Welisiejko, para graficar la dificultad de hacer cumplir la cuarentena en esos ámbitos sin la oportuna y sostenida ayuda estatal.
El ministro de Salud de la ciudad, Fernán Quirós, señaló a la nación que esta nueva etapa del coronavirus pudiera durar entre seis y 10 semanas."Venimos viendo que la evolución de la curva tomó una dinámica nueva, exponencial. Esto significaría que estamos en el inicio de la curva final de casos de la ciudad. Así, sería el momento de mayor transmisión del virus, donde la cantidad de enfermos va a aumentar día a día ", dijo Quirós.
El funcionario habló de una "montaña" de casos, "que sube y baja de manera más acelerada" y que obliga a un "nuevo y último esfuerzo" para superar la curva.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, adelantaba este lunes el aislamiento de Villa Azul, uno de los barrios más peligrosos y humildes del conurbano bonaerense, entre Quilmes y Avellaneda, donde habitan 3.000 familias y en que se ha identificado un brote de contagio, con 53 casos confirmados y 50 sospechosos
"A diferencia de los barrios populares de la ciudad, acá son todas casas bajas, muchas de ellas viviendas del Estado a medio hacer que ahora están tomadas. El resultado es de una precariedad absoluta: no hay cloacas, apenas tienen agua corriente y el barrio tampoco está dividido en manzanas", apunta La Nación.
