Por Patricia Otero
Profesora del IEEM
Presupuesto: ¿para qué hacerlo?
Todos alguna vez hemos escuchado hablar del presupuesto, pero ¿qué función cumple la realización del presupuesto en una organización?, ¿para qué sirve?
Todos alguna vez hemos escuchado hablar del presupuesto, pero ¿qué función cumple la realización del presupuesto en una organización?, ¿para qué sirve?
Por Patricia Otero
Profesora del IEEM
Seguramente la mayoría de los lectores estén familiarizados con el concepto presupuesto. Cada uno tiene en su casa de alguna forma un presupuesto, aunque sea en su cabeza. Los ingresos los tenemos muy claros (y siempre nos resultan escasos), los gastos, a veces, no tanto. Todos conocemos a algún fanático del Excel, que lleva una planilla muy detallada de los gastos y puede contarnos cuánto gastó en el supermercado dos años atrás. De hecho, quien tiene la experiencia de haber hecho esa planillita con sus gastos seguro encontró “gorduras” para recortar.
Ahora, ¿qué pasa en las empresas? Hay empresas de gran porte que no utilizan este instrumento, y si en nuestra casa es un instrumento útil, ¿será que una empresa puede prescindir de él? ¿Qué efectos positivos y negativos tiene para la organización la realización del presupuesto? Mucho se lo ha criticado, olvidando que, como todo instrumento de dirección, es imperfecto. Pero aun así tiene más virtudes que defectos.
Un concepto que es interesante plantear en el análisis del presupuesto y sus desviaciones es el de presupuesto flexible.
El presupuesto flexible consiste en ajustar el presupuesto de acuerdo con el nivel de actividad real que ha tenido la empresa. Para todas aquellas partidaque tengan naturaleza variable (es decir, que varíen si hacemos más) deberemos hacer el cálculo ajustado a las cantidades reales para eliminar esa distorsión. Para poner un ejemplo casero, si alquilamos un local para hacer un asado, el costo del alquiler es independiente de la cantidad de personas que irán. Sin embargo, lo que gastaremos de carne no es lo mismo si van 30 personas que 40. Por lo tanto, ese gasto dependerá del “nivel de actividad”, en este caso, de cuántas personas participen del evento.
Luego de flexibilizar el presupuesto, se procede a entender las desviaciones de precio y eficiencia (si compré más barato o más caro), y si fue eficiente el uso de mis recursos (materia prima, mano de obra, etc.).
El buen directivo utiliza el análisis de desviaciones para hacer preguntas y aprender acerca del proceso. No para emitir juicios de valor.
Pregunta y anota. La meta, al final del día, es aprender lo suficiente para eliminar las discrecionalidades que resulten en acciones no deseadas. Lo que se valora en términos generales es la previsibilidad, es cumplir con lo esperado. También porque habla de la habilidad del directivo para planificar y anticipar la realidad.
Me resulta práctico pensar en el proceso presupuestario como la toma de decisiones por adelantado. Durante el ejercicio, lo que hacemos es ejecutar lo planeado e ir manejando los imprevistos que puedan aparecer, pero con este norte claro. Como herramienta de dirección es muy poderosa porque ayuda a anticipar posibles cursos de acción para la empresa.
A la hora de evaluar a las personas utilizando el presupuesto, no olvidemos tener las consideraciones mencionadas, si no, como dice el dicho: “hecha la ley, hecha la trampa”. De lo contrario, lo que lograremos es que se cumpla el presupuesto, pero de formas que no son las deseadas para la organización. l