Obsesivo sería la expresión justa para definir a Luis Majul, pero él prefiere “hiperquinético”, una que no está en el diccionario pero que significa “un día mío son como tres de los demás”. Así de intenso es este periodista de 51 años, nacido en Buenos Aires, casado y padre de dos hijos. Acaba de regresar a las librerías con Lanata, la biografía del periodista “más amado y más odiado” de la Argentina, una definición que le calza también a él.
También habla de política, uno de sus temas favoritos. Todo en vacaciones.
Majul parece estar perseguido (u obsesionado) con la idea de que sus teléfonos pueden estar pinchados o que su cabeza puede rodar en cualquier momento y quedar fuera del aire. Se lo atribuye a sus investigaciones periodísticas. El dueño es la más memorable de todas, por su éxito de ventas, por su repercusión dentro y fuera de la Argentina, y por el particular episodio de la presentación, en marzo de 2010.
“Llamarle investigación a este libro de Luis es una falta de respeto al periodismo de investigación”, dijo Víctor Hugo Morales, el relator uruguayo, y lo dejó boquiabierto. Víctor Hugo había sido invitado para la presentación del libro, como panelista para debatir sobre el periodismo de investigación en la Argentina. Lo acompañaban Joaquín Morales Solá, Nelson Castro, Jorge Fontevecchia, entre otros. Majul no esperó tanta sinceridad, y entendió el comentario como “un golpe bajo y artero”. Le respondió con otra de sus obsesiones: los datos.
Majul dice que nunca perdió un juicio, y que todas sus denuncias de corrupción, enriquecimiento ilícito, y otros menesteres políticos están sustentados por “el dato”.
Casado con una chef, padre de dos hijos, Majul reconoce que pasa demasiado tiempo en su trabajo y que la familia lo reclama. Tiene la productora La Cornisa, programas en radio y televisión, dirige el sitio Hipercrítico.com, y publica sus columnas de opinión en el diario La Nación. Sin contar las horas que dedica a sus libros. Cada vez que puede agradece el respaldo de los canales y a sus compañeros de trabajo que aprendieron a soportarlo. Lo hizo, por ejemplo, cuando ganó el Martín Fierro a mejor programa periodístico en 2010. “(Mi mujer) es una de mis principales críticas”, dijo a Noticias.
Sus hijos también opinan sobre sus apariciones al aire y su desempeño como entrevistador. Afirma que aprovecha los tiempos para hablar de todo con ellos, incluyendo sexo, drogas y rock n’ roll.
Así de “hiperquinético” es Majul, el hombre que vive 72 horas en un solo día. El obsesivo de su trabajo.