Nacional: el difícil camino de empezar a descubrir una nueva identidad en plena pretemporada, y con puntos que duelen

Por esa razón, ocurrió lo que tenía que suceder: el nuevo Nacional, el de Alejandro Cappuccio, se estrenó en el grupo F de la Copa Libertadores con una derrota 2-0 ante Argentinos Juniors en Buenos Aires que deja lo que se podía esperar de un equipo en formación, en etapa de ajustes y que inicia el difícil camino de empezar a descubrir la nueva identidad.

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Esto es bien simple. El inicio de este año le plantea un conflicto de intereses a Nacional. La Copa Libertadores le exige un juego que hoy no tiene. Los tricolores iniciaron lo que perfectamente se podría definir como el primer partido de pretemporada y la etapa de ajustes con un encuentro oficial, por puntos que duelen y sin margen para el error. Porque si en tres semanas Cappuccio no encontró el funcionamiento, tres semanas después se despedirá de este torneo continental y tendrá el consuelo, si culmina tercero en el grupo, de jugar la Copa Sudamericana.

Ronaldo Schemidt / AFP

En ese contexto, con las urgencias que suelen plantear los calendarios para los equipos uruguayos, el debut de Nacional dejó algunos principios básicos que le animan para lo que se viene, y exige una concentración y disciplina táctica que este martes no tuvo: nada de recostarse a defender como única opción de juego, ni cuando en su estreno de visitante podía transformarse en una alternativa segura para empezar a caminar sin sobresaltos; presión en la salida, el fútbol pasa por D’Alessandro y por la velocidad que por las bandas le ponen Brian Ocampo (por derecha) y Leonardo Fernández (por izquierda); un mediocampo solidario con esos cinco hombres que distribuye en la zona media (que deben tener un ida y vuelta sin pausas para atacar y defender) que deben transitar con singular concentración para no dejar huecos, y laterales que van todo el partido al ataque.

A partir de esos conceptos se empieza a dibujar en el campo un nuevo Nacional. Diferente al que transitó la segunda parte de la temporada 2020, pero que resultó altamente efectivo en la tabla de posiciones.

El primer equipo de Cappuccio se dibujo con un 4-2-3-1 con Guillermo Centurión (jugará en las dos primeras fechas de la Libertadores por la suspensión de Sergio Rochet); Ángelo Gabrielli, Guzmán Corujo, Renzo Orihuela, Camilo Cándido; Joaquín Trasante, Felipe Carballo; Brian Ocampo, Andrés D'Alessandro, Leandro Fernández; Gonzalo Bergessio.

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Cappuccio quiere un equipo protagonista: de visitante, en su primer partido y con todas las inconsistencias propias de la falta de entrenamientos, no escatimó juego, fue al ataque, promovió transiciones rápidas y no midió las consecuencias de lo que podía ocurrir (perder).

Para ello cuenta con elementos que le permitirán conseguirlo.

Por las bandas tiene salida. Cándido se presentó como suele hacerlo, desbordes y centros a la cabeza del goleador. Ocampo planteó variantes en ofensiva (velocidad para desbordar, buenas pelotas al área para resolver de cabeza). Carballo contribuyó con el equilibrio defensivo-ofensivo para recuperar y salir jugando, entregar bien el balón y construir. Fernández, por izquierda en sociedad con Cándido, forman un tándem que intimidará a unos cuantos. Y D’Alessandro es todo lo demás.

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Este martes en Buenos Aires, el argentino centralizó casi todo el juego. Tras recuperar, la pelota iba a los pies del 10, que siempre tenía uno o dos marcas encima. Por tanto, el argentino recibía y jugaba de primera. Como siempre. Hacía correr el balón y le daba una dinámica que irá ganando protagonismo con el entrenamiento. Su despliegue físico, con un ida y vuelta sin pausas, se terminó reflejando en ese final con el futbolista tendido en el piso acalambrado. Un exceso para el primer partido de la temporada, pero ni más ni menos que las consecuencias de la influencia que tuvo en el juego, el protagonismo que asumió y la responsabilidad por ser el líder de este equipo, con todo lo que implica cargar esa responsabilidad en esta etapa de formación.

También de los pies de D’Alessandro salieron esos pases en profundidad y los centros al segundo palo que suelen ser uno de los mejores atajos para llegar al gol.

En la otra columna, a este Nacional le quedan asuntos para entender. ¿Era necesario que Cappuccio hiciera los cuatro cambios juntos, a los 79 minutos (Christian Almeida por Cándido, Nicolás Marichal por Corujo, Emiliano Martínez por Trasante y Gonzalo Vega por Ocampo)? No es el mejor recurso, pero forma parte de la etapa de ablande de un equipo.

Ronaldo Schemidt / AFP

En medio de ese conflicto de intereses, por las urgencias y el poco tiempo, este Nacional 2021 empezó su primer partido de pretemporada con buenas señales futbolísticas, las obligaciones que plantea un partido de Copa Libertadores y un mal resultado. De todas formas, empieza con aire para crecer en el torneo y con el respaldo del bicampeonato, un detalle que no es menor.