El juez Nelson Dos Santos procesó con prisión a José Felisberto Lemos y Jorge "Charleta" Gundelzoph, quien fue uno de los más cercanos ayudantes del inspector Víctor Castiglioni, un exjerarca de la Dirección de Nacional de Información e Inteligencia entre 1971 y 1982, cuyo nombre fue homenajeado este año en una placa que fue puesta en una sala del edificio de la institución y que el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, finalmente retiró el 19 de junio luego de varias críticas recibidas por parte de varios actores del sistema político y organizaciones civiles.
Dos Santos envió a la cárcel a Lemos y Gundelzoph por los delitos de abuso de funciones y privación de libertad a más de 50 detenidos durante 1974 y 1976. "Gundelzoph fue procesado de un delito continuado, porque fueron en realidad varios delitos por maltrato a los detenidos", dijo el magistrado a El Observador.
Castiglioni, acusado de torturas, violaciones a los derechos humanos y de ser el ideólogo del secuestro de la maestra Elena Quinteros, apareció nombrado en esta investigación por testigos y denunciantes.
"Se lo mencionó, pero como está fallecido, y el fiscal (Ricardo Perciballe) no pidió su procesamiento, no se profundizó en su investigación, porque tampoco tendría sentido", dijo Dos Santos. De lo que sí surgió de la indagatoria, sostuvo, era que Gundelzoph "trabajaba muy directamente" con Castiglioni, quien luego de dirigir la Dirección de Inteligencia se desempeñó en la secretaría del Ministerio del Interior, hasta que en 1985 pasó a retiro y falleció en el año 2000.
El director nacional de la Policía, Diego Fernández, fue quien promovió la instalación de la placa de Castiglioni en la sala de actos de la Dirección de Inteligencia, que había estado en ese lugar hasta 2016, cuando el exministro Eduardo Bonomi resolvió que el homenajeado fuera Julio Guarteche, exdirector de la Policía y de la Brigada Antidrogas.
Fernández decidió colocar de nuevo el nombre de Castiglioni –en un cuadro de madera, con letras doradas– de modo de hacer "un homenaje a las raíces de la unidad, honrando a su primer jefe". "Solo pretendió ser un mensaje para la interna, que las raíces profesionales hay que mantenerlas”, afirmó Fernández a El Observador el 18 de junio. “Un edificio si no tiene cimientos sólidos, se cae. Yo no digo que Castiglioni no haya hecho nada indebido, nada más lejos de mí. Pero si el edificio de la Policía no tiene cimientos sólidos, no va a crecer. Y Castiglioni, con sus claroscuros, fue un referente de una época”, agregó el actual director de la policía.
Fernández –que dijo ser amigo de Guarteche y compañero de generación–, sostuvo además que “Castiglioni fue profesor en la Escuela Nacional de Policía" y que recibió clases de quien pretendió homenajear, así como de Guarteche. "Nunca nos enseñó a torturar a nadie, ni a maltratar a nadie, sino que nos enseñó a ser profesionales. Y mucho de nuestra formación se cimienta en su profesionalismo y en su don de gente”, dijo el jerarca.
En 2016, exdetenidos en el edificio de la esquina de las calles Maldonado y Paraguay se habían movilizado para reclamar que la sala de actos dejara de llevar el nombre de Castiglioni y se retiraran de ella los cuadros y placas que le rendían tributo.
“Es imperioso sustituir la ignominiosa placa que homenajea a Víctor Castiglioni, fundador y director de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (…) Ninguna sede represiva del régimen dictatorial fue tan conocida. La cara más visible de la represión política, sindical, estudiantil, cultural y social, por allí desfilaron miles de compatriotas por diversas causas, todas con un elemento en común: ‘los servicios’ consideraban subversivo todo lo que no fuera apoyo explícito a la dictadura”, dice un dossier elaborado en aquel momento por quienes reclamaban el cambio de nombre.
Entre quienes criticaron en esta oportunidad el retorno de la placa, estuvo el exdiputado Daoíz Duarte, quien expresó en su cuenta de Twitter: “Quiero dejar claro que fui víctima de torturas bajo la dirección de inteligencia de Víctor Castiglioni durante la dictadura y bajo su orden. Fue parte del golpe de Estado y las violaciones a los derechos humanos. Una placa en su memoria es una afrenta a la democracia y a las instituciones”, escribió en la red social Twitter el exdiputado Daoíz Uriarte.
Larrañaga decidió ir para atrás en la decisión de instlar la placa luego de entender que no era momento de generarle más polémicas al presidente Luis Lacalle Pou.
Según contó entonces el ministro a El Observador, le aclaró al presidente que saldría a respaldar a Fernández, tal como hizo ese día. "Es un excelente policía, un gran colaborador y estoy convencido de su buena fe en toda esta situación”, indicó ante la prensa.
“No es momento de divisiones ni enfrentamientos. No queremos vivir con los ojos en la nuca porque mi contribución al esfuerzo público y actual que el país requiere es enfrentar a los únicos adversarios de la política, la democracia y el gobierno, que son los problemas de los uruguayos, que no tienen color partidario. Voy a dar absolutamente por concluido el episodio”, agregó.
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