En Panteón de Agripa, tal vez la tumba más imponente de Roma, una vieja inscripción en piedra recuerda a uno de los grandes hijos de Italia.
En Panteón de Agripa, tal vez la tumba más imponente de Roma, una vieja inscripción en piedra recuerda a uno de los grandes hijos de Italia.
"Aquí yace Rafael. Mientras vivió hizo temer a la naturaleza que fuera superada por él. Cuando murió, la naturaleza temió morir con él", reza.
Allí, durante todo este año, el gobierno de la capital italiana coloca una rosa roja cada día en honor al genio del Renacimiento.
Pero más allá de las flores, la inscripción y las peregrinaciones de miles de turistas que llegaban cada día allí antes de la pandemia, una de las preguntas que más ha inquietado a los arqueólogos e historiadores a través de los siglos es si Rafael Sanzio está realmente allí.
O cuál de todos los restos de la tumba son los suyos.
Y es que antes de su prematura muerte en 1520 -se cumplen ahora 500 años-, el autor de los memorables frescos de "La Escuela de Atenas" que decoran el Palacio Apostólico del Vaticano pidió ser enterrado en el Panteón.
Más allá de las referencias históricas, no había ninguna certeza de que los restos del "divino" de Urbino estuvieran allí.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Roma Tor Vergata asegura haber dado con una evidencia concluyente.
"Hasta ahora (…) no había certeza de que los restos encontrados y conservados en el Panteón eran realmente los de Sanzio", aseguró en el sitio web de la universidad Mattia Falconi, profesor asociado de biología molecular y parte del equipo de investigación.
Pero una réplica de un cráneo de hace más de un siglo y una moderna tecnología de animación en 3D ayudaron a los expertos a obtener claves de que los restos de Rafael estaban, en efecto, en el lugar donde siempre se creyó.
Pese a la tradición, no había pruebas científicas o históricas consistentes de que los restos de Rafael estuvieran realmente en el Panteón.
Por casi cuatro siglos fue una de las preguntas que inquietó en Italia, por lo que se realizaron sucesivas exhumaciones para tratar de identificar sus restos.
La última que se hizo fue 1833 y le fue encargada al anatomista Antonio Trasmondo, quien durante la excavación encontró numerosos entierros, entre ellos el de algunos de los alumnos de Rafael y muchos restos de esqueletos incompletos.
Luego de semanas de análisis, con las técnicas rudimentarias de la época, Trasmondo concluyó que un cráneo encontrado guardaba similitudes con el que, según su criterio, debía pertenecer a Rafael, aunque con los años sus técnicas de análisis fueron puestas en tela de juicio.
No obstante, en aquel entonces, el escultor Camillo Torrenti realizó una copia en yeso del cráneo que actualmente se exhibe en el Museo Casa Natal de Rafael.
Casi dos siglos después, esa réplica se volvería decisiva.
De acuerdo con el comunicado de la Tor Vergata, los expertos inicialmente definieron el perfil biológico de Sanzio para determinar características peculiares de su físico.
Luego, tomando como modelo la réplica del cráneo realizada en 1833, crearon una reconstrucción en 3D de la que sería la cara del artista, que murió prematuramente a los 37 años.
"La reconstrucción facial es una técnica interdisciplinar capaz de recrear con buena aproximación, basándose exclusivamente en la morfología del cráneo, el rostro de una persona en el momento de su muerte", explicó en el sitio de la universidad Cristina Martínez-Labarga, profesora de antropología forense.
Una vez que estuvo listo el modelo en 3D, lo compararon con los numerosos autorretratos que se conservan del artista y otros retratos que sus discípulos hicieron de él.
Finalmente los científicos concluyeron que existía una "clara coincidencia" y "numerosas pistas histórico-artísticas" que permitían afirmar que la réplica hecha hace un siglo era consistente con la forma del cráneo del genio de Urbino.
"Los resultados finales obtenidos son coherentes y completamente coincidentes con el perfil de Sanzio que nos han transmitido la evidencia histórica y sus obras artísticas", indicó Falconi.
Los expertos creen que este hallazgo allana el camino para futuros estudios moleculares de los restos de Rafael y para determinar algunas características de su físico dependientes del ADN, como color de ojos, cabello y tez.
Junto con Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, Rafael es considerado uno de los grandes genios del Renacimiento Italiano y el 500 aniversario de su muerte este año ha dado lugar no solo a exposiciones y homenajes, sino también a diversos estudios sobre el personaje.
En ese sentido, un estudio publicado el mes pasado por la Universidad de Milán-Bicocca descartó las que se consideraron por siglos como posibles causas de la muerte del artista: la malaria, la fiebre tifoidea o la sífilis.
La investigación, publicada en la revista de la Sociedad Italiana de Medicina Interna, señala que "las malas descripciones de esa época solo reportaban fiebre como causa de muerte", mientras que los rumores de una vida sexual excesiva "llevaron al mito de que padecía sífilis y que una enfermedad de transmisión sexual era la principal causa de muerte".
Basados en análisis históricos y testimonios de discípulos y amigos de Sanzio, llegaron a la conclusión de que la causa más probable de la muerte haya sido una neumonía, que se agravó como resultado de las sangrías que solían aplicar los médicos como remedio en aquel entonces.
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