Temporada de resultados corporativos, elecciones presidenciales, reuniones del FOMC (Comité Federal de Mercado Abierto), etc. Ciertamente, estas semanas están cargadas de datos y acontecimientos que mantienen el foco de los inversionistas en el corto plazo. A su vez los datos económicos se han vuelto especialmente confusos en caso del mercado laboral, lo que dificulta la comprensión por parte de los inversionistas del real estado actual de la economía americana. Si bien no se puede operar en el mercado de espaldas a la realidad, trabajar con información requiere ser especialmente consciente de sus limitaciones.
Por ejemplo, sabemos que las cifras del mercado de trabajo; tan decisivas para fijar el sendero futuro de la política monetaria de la Reserva Federal y por default de buena parte de la performance del mercado; están distorsionadas por los eventos climáticos relacionados con los huracanes (Helene y Milton).
¿Pero cómo se recopila la información estadística? En el caso de las nóminas no agrícolas (non farm payrolls), el Departamento de Trabajo encuesta a los empleadores estadounidenses sobre cuántas personas tenían en sus nóminas durante el período de pago que incluye el día 12 del mes. Las personas que trabajan durante ese período, se cuentan como empleadas. Helene tocó tierra en Florida el 26 de septiembre, demasiado tarde para afectar las lecturas de septiembre. El paro de Boeing (fabricante de aviones) por su parte, comenzó el 13 de septiembre.
En octubre, la situación fue opuesta, las primeras semanas sufrieron todo el impacto de Helene, al punto tal que el gobernador de la Reserva Federal, Christopher Waller, dijo que esperaba que los huracanes y la huelga de Boeing redujeran el crecimiento del empleo en más de 100 mil puestos de trabajos en octubre.
Los salarios por su parte podrían verse distorsionados al alza, ya que los trabajadores por hora tienen más probabilidades de perder su salario cuando se desata una tormenta que los trabajadores asalariados (que tienden a ganar más). Por ello, es razonable pensar que las cifras de salarios promedio del mes pasado, estuvieran sesgadas al alza. ¿Y la tasa de desempleo? Se basa en una encuesta a los hogares, en este caso, una familia donde los adultos a cargo, responden que no están trabajando por culpa de los eventos climáticos mencionados, se cuenta como empleados.
Del mismo modo, trabajadores en huelga, también se cuentan como empleados. Cuando algunos vieron que en la encuesta de hogares la tasa de desempleo se mantenía estable, sin cambios (redondeada en 4.1%), sin duda suspiraron aliviados. Pero lo cierto es que aumentó en 9 puntos básicos del 4.05% al 4.15% (sin redondear), lo que refleja una disminución de 368 mil personas en el empleo de los hogares y una menor tasa de participación en la fuerza laboral (62.6%).
De cara al futuro, parece claro que los datos de ventas minoristas se verán afectados por los huracanes, lo mismo la producción industrial, la construcción y la venta de viviendas. ¿Y la inflación? Este tipo de eventos suelen generan escasez y eso tiende a aumentar los precios de diversos bienes, por ejemplo, los automóviles (Moody’s estimo pérdidas para las aseguradoras de automóviles de entre $3-5 mil millones debido a las tormentas).
¿Entonces que hacemos?, evitar la tiranía de los acontecimientos de corto plazo. Por ejemplo, los inversionistas están demasiado enfocados en las elecciones. De nuestra parte, creemos que la trayectoria de los datos macroeconómicos y las perspectivas de ganancias serán los impulsores más importantes de las acciones hasta fin de año. Pero, ¡los datos son confusos!, en efecto, por eso hay que leer en clave de tendencia. Los datos macroeconómicos recientes han sido alentadores. Los índices de sorpresa económica están volviendo a acelerarse hacia territorio positivo (Citi Economic Surprise Index).
Por el contrario, si preferimos no alejarnos de la data puntual, si somos contrarios a ver el panorama más amplio, dados los riesgos de perdernos de las últimas cifras decisivas que podrían romper la tendencia previa, la opción es poner más la lupa en los distintos indicadores. Por ejemplo, datos diarios de viajes en Estados Unidos, ofrecen una imagen sólida, lo mismo si revisamos reservas de restaurantes o data de tarjetas de débito, para la cual disponemos de cifras diarias. Lo mismo sucede con datos de ocupación en hoteles, demanda de gasolina o pedidos de bancarrota. Ahí las cifras son semanales, pero la historia es la misma. Nos muestran que la economía americana sigue firme. En un mercado tan dependiente de los datos, quizá debamos hacer una pausa, reducir la dependencia en los mismos y mirar más allá.