En los últimos 12 meses, hemos presenciado casos de desequilibrios económicos en sectores como el ganadero, real estate, crédito al consumo y criptomonedas. Estas situaciones involucran cifras alarmantes que pueden superar fácilmente los USD 800 millones, con un impacto significativo para el tamaño de nuestro país, especialmente sobre la clase media.
El ahorro público, un pilar fundamental para la estabilidad económica y social, enfrenta desafíos enormes ante la aparición de mecanismos de inversión no tradicionales y estructuras contractuales complejas. El BCU tiene como mandato proteger este ahorro mediante la regulación y supervisión de actividades financieras. Sin embargo, estos nuevos escenarios exigen mayor análisis y acción.
Al aparecer situaciones donde no se condicen los hechos con lo esperable de la instrumentación formal de la operación, se abre la interrogante si deben o no estar dentro del perímetro de actuación del regulador bancocentralista.
Efecto contagio y crisis de confianza
Cuando el ahorro público se ve amenazado, se desencadenan crisis de confianza que pueden derivar en problemas sistémicos.
El caso de los fondos ganaderos es un ejemplo claro de cómo estas situaciones pueden afectar no solo a inversores individuales, sino también a la estabilidad de todo un sector.
¿El próximo paso?
Es difícil imaginar que, tras estos episodios, no se produzca un cambio en las reglas de juego. La protección del ahorro público debe adaptarse a los nuevos tiempos y contextos, fortaleciendo el marco normativo y la capacidad de supervisión.