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El Observador | Leonardo Pereyra

Por  Leonardo Pereyra

Columnista político
28 de abril 2025 - 5:10hs

“!Hace 36 días que estamos en el gobierno, bánquesela un poquito!”, exclamó la por entonces ministra de Vivienda, Cecilia Cairo, el 7 de abril durante un acto del MPP para calmar a las bases de la izquierda que andan reclamando que el gobierno apure el tranco. Las cosas se precipitaron pero no en el sentido que pregonaba la dirigente emepepista.

El martes 15, el programa La Pecera reveló que la ministra tiene cuatro casas sin regularizar en un terreno de Pajas Blancas, y el jueves 17 Cairo renunció a su cargo bajo una intensa lluvia de críticas de propios y ajenos.

El hecho que golpeó al gobierno de Yamandú Orsi a 47 días de asumido, explotó como una granada de fragmentación que se sumó a la presión que el gobierno venía recibiendo desde las bases frenteamplistas y desde otros sectores de la sociedad.

Embed - El “frente interno” corre por izquierda a Orsi mientras la oposición balconea | #PINCELADA

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“¡Van 40 días, hermano!”, había reaccionado, ya un poco harto, el secretario de la presidencia de la República, Alejandro Sánchez, ante un grupo de indigentes que el 11 de abril lo encaró en la puerta de la Torre Ejecutiva para contarle sus penurias y pedirle celeridad al gobierno.

Las palabras de Sánchez parecen tener todo el sentido común. ¿A quién se le ocurre reclamar tamaña diligencia en asuntos tan arduos? Se le ocurre a la militancia frenteamplista que, como fue dicho, en estas primeras semanas de gobierno se ha convertido en un acicate mientras la oposición se ha dedicado mayormente a balconear. Para peor, el tropezón de la ministra removió aún más el avispero de esos votantes de la izquierda que quieren “ya” cambios visibles en la vida de los uruguayos.

Mientras el MPP apoyó a la ministra, dirigentes de otros sectores del FA cuestionaron su accionar y militantes de la izquierda –desde las redes sociales- pidieron su renuncia. Pero más allá de ese episodio, los frenteamplistas parecen no perdonarle a Orsi que marche a su propio ritmo y comentan en reserva la diferencia en el brío con el que iniciaron sus presidencias Tabaré Vázquez y José Mujica.

La primera experiencia de la izquierda en el gobierno de la mano de Vázquez (2005-2010) se inició con el empuje que reclamaba ese acontecimiento histórico. En menos de 100 días Vázquez puso en marcha el Plan de Emergencia para atender las necesidades de los más pobres, instaló los Consejos de Salarios, inició las excavaciones en predios militares en busca de restos de desaparecidos durante la dictadura, inició políticas antitabaco y aumentó el salario mínimo.

Con la llegada de José Mujica (2010-2015), ese impulso inicial decayó mucho. Mujica inició un acercamiento con el gobierno argentino tras la disputa por las papeleras del río Uruguay y puso mucho empeño en mejorar la relación con la oposición blanqui-colorada, a quienes dio lugar en organismos de contralor y otras dependencias públicas. Eso, y una popularidad que superaba el 70%, contribuyeron a que sus opositores fueran blandos con las críticas hacia el exguerrillero en esos meses.

En su segundo gobierno, Vázquez avanzó en los primeros 100 días en la relación con la brasileña Dilma Rousseff y se alejó del gobierno del venezolano Nicolás Maduro. Aprobó modificaciones en el Impuesto a la Renta y promovió acuerdos con empresarios para impulsar medidas contra el consumo excesivo de alcohol.

Ahora, Orsi está en el centro de la mirada de sus votantes. Entre otras cosas, porque asume tras cinco años de gobierno de coalición multicolor y los frenteamplistas quieren que se noten cuanto antes las diferencias con sus antecesores.

Por ahora, el gobierno ha enviado el Parlamento escasas iniciativas como la ley que intentaba crear tres municipios nuevos, y que no contó con los votos necesarios para su aprobación, y el proyecto que libera fondos para encausar la situación de la mutualista Casmu, un asunto que ya venía abordando la anterior administración.

Un operador frenteamplista dijo a El Observador que lo que más se comenta con preocupación en las reuniones de militantes del FA es lo que rompe los ojos porque está a la vista en las calles del país. “Está la misma gente de siempre durmiendo tapada por cartones en las veredas y eso no se puede disimular”, señaló.

La bancada de parlamentarios del Frente Amplio, según informó Búsqueda, ya le hizo saber a Orsi que están inquietos ante la supuesta mansedumbre del gobierno y pidieron que el poder Ejecutivo “se ponga en marcha”.

Extrañamente, o no tanto, desde la vereda de enfrente miran la cosa desde otra perspectiva. Un importante dirigente nacionalista dijo a El Observador que en el partido prefieren esperar un poco antes de evaluar el comienzo de la gestión de Orsi, y que no es necesario cuestionar esa “pachorra” porque “la propia izquierda la está criticando y con eso alcanza”.

Incluso el expresidente colorado Julio Sanguinetti evitó cuestionar al mandatario frenteamplista. “Luego del vértigo de Lacalle Pou, Yamandú Orsi produce una sensación de calma. Algunos ven esta calma como excesiva lentitud, pero no hay nada de lo que asombrarse para quien escuchó a nuestro presidente cuando dijo que no esperaran de él grandes anuncios. Orsi tiene una larga experiencia administrativa y marchará -como en sus Intendencias- caso a caso y paso a paso”, dijo Sanguinetti a El Observador.

Tal vez Sanguinetti tenga razón y a la presidencia de la mansa república del Uruguay haya llegado un político que, sin estridencias ni dramatismos, le está asegurando a todos que no hará nada para el asombro de nadie.

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Yamandú Orsi oposición Cecilia Cairo mpp Frente Amplio

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