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24 de octubre 2024 - 14:48hs

Por la Dra. Carolina Cerrano y Mag. José Saravia, Universidad de Montevideo[1]

En las últimas semanas, las calles de Montevideo se han visto inundadas de banderas y carteles de diversos colores y símbolos con los que los partidos políticos buscan captar la atención de los votantes ante los comicios del próximo 27 de octubre. De este modo, se crea un paisaje visual que refleja la identidad y las estrategias propagandísticas de los candidatos.

Dentro de la coalición, el Partido Nacional retomó con fuerza sus colores tradicionales, el celeste y el blanco, y la figura icónica de Aparicio Saravia. Asimismo, la imagen de Luis Lacalle Pou domina la escena como el “corazón” del actual gobierno. Su fotografía portando la banda presidencial ocupa un gran espacio en numerosas listas, reafirmando la continuidad y su rol como líder. Esto se encuentra en sintonía con su principal eslogan de campaña, “reelegí un buen gobierno”, reforzado de manera gráfica con el doble tic.

Por su parte, Álvaro Delgado ha reducido el uso del negro, que en las internas tuvo mayor prominencia, aunque aún está presente en las listas y en la vestimenta de algunos militantes. Su presencia es ahora más sutil y marginal, desplazada por los colores clásicos de la colectividad blanca. Valeria Ripoll eligió, al igual que Laura Raffo en las internas, el violeta, aunque en su lista 22 sobresale su nombre en naranja, que en los carteles callejeros se confunde con el rojo por el reflejo de los rayos del sol. Sin embargo, cuidando la estética partidaria, en las listas y en las recorridas viste con camisa blanca o celeste. La 22 innovó con la presencia de “patos” repartiendo listas y bailando, relacionando el número de su lista con “los dos patitos”.

¿El rojo colorado se destiñe?

En el Partido Colorado Ojeda ha generado una campaña disruptiva con videos virales que han dado mucho que hablar. El candidato usa como frase de enganche “el nuevo presidente”, intentando establecer una renovación que se distancia del pasado partidario. En la lista 321 aparece con ropa de gimnasio, acompañado de la frase “la lista más fuerte”, un eslogan que apela a una imagen de juventud y vigor. Su manejo de los colores ha reflejado también grandes cambios, alejándose del rojo tradicional y relegándolo en favor de otros. Por ejemplo, unos días después de las internas de junio aparecieron carteles de Ojeda en los que dominaba el blanco. En esas elecciones fue a votar sin portar ninguna prenda roja, a diferencia de otros referentes colorados, como Robert Silva, quien votó vistiendo una campera roja. Ojeda mantiene en octubre esta tendencia de recorrer el país con ropa de colores neutros como el negro o el gris.

Asimismo, el retorno de Pedro Bordaberry ha reconfigurado el uso tradicional del rojo. En varios de sus carteles ha optado por omitirlo por completo, sustituyéndolo por el celeste sobre un fondo blanco, lo que genera preguntas sobre su intención. Cabe recordar que Bordaberry ya había usado el celeste en sus campañas de 2009 y 2014, justificando la elección como un guiño al “Uruguay de todos”, aunque no sin haber recibido críticas por su aparente cercanía con el Partido Nacional. Bordaberry ha explicado que el número 10 de su lista tiene una connotación futbolística, reforzando la relación simbólica entre política y deporte.

Los colores tradicionales del Partido Nacional y el Partido Colorado parecen diluirse, o al menos, entrelazarse de manera más flexible en un contexto de coalición. Esta convivencia de tonos sugiere una estrategia visual que refleja las alianzas políticas actuales, donde los límites cromáticos también parecen “negociables”, y en el que el Partido Colorado sale a buscar los votos de los blancos.

Esta convivencia ha dejado de ser pacífica cuando la agrupación “Blancos con Ojeda”, en la que participa la exblanca Gabriela Fossati, ha difundido carteles con los símbolos nacionalistas (su escudo y bandera) y Luis Lacalle Pou, superpuestos a la figura de Ojeda. Este hecho ha sido denunciado por el diputado Javier Radiccioni, mostrando que el uso desvirtuado de los símbolos y distintivos partidarios resulta inaceptable.

Entre los otros partidos de la coalición, Cabildo Abierto y el Partido Independiente han conservado sus colores, si bien este último ha incorporado el celeste en algunos de sus carteles callejeros. Manini prefirió aludir a su identidad militar en las imágenes de propaganda de la lista 411, utilizando su uniforme de las Fuerzas Armadas, aunque en la lista registrada en la Corte Electoral viste una campera negra con camisa blanca.

Yamandú y Carolina: pluralidad y tradición cromática

En el Frente Amplio, las 67 listas registradas en Montevideo muestran una pluralidad cromática que va más allá de los colores artiguistas tradicionales y que es fiel reflejo de la diversidad de las agrupaciones que lo conforman. Cada una de ellas se posiciona dentro del partido con sus características e identidad propias. Algunas listas han incorporado tonalidades poco usuales como el anaranjado, el rosa, o incluso distintos tonos de verde, que en el siglo XX era utilizado originalmente por el Partido Socialista. La 609, una de las más visibles en la capital, ha combinado el rojo y el blanco en sus afiches, aunque en la versión impresa de su papeleta destacan el azul y del blanco, con figuras como José Mujica y Lucía Topolansky vestidas de blanco. El azul también ha ganado relevancia en el Frente, por ejemplo, los Seregnistas (lista 95) hacen un uso prominente del cian. Otras agrupaciones han optado por el celeste, como la lista 1358 “la Amplia” liderada por Carolina Cosse.

Entre los diez partidos minoritarios y de reciente creación, destaca Identidad Soberana, liderado por el controvertido Gustavo Salle. Su única lista, la 18010, combina de manera singular el negro, el blanco, el azul y el amarillo, añadiendo matices dorados. El eslogan que acompaña esta paleta cromática, “trinchera de los valores”, refuerza su mensaje contra lo que él considera un sistema político corrupto.

Los candidatos han tomado como experiencia las internas de junio. Algunos han optado por retornar a las raíces cromáticas de sus partidos, mientras que otros han apostado por el uso indiscriminado de colores para captar votantes fuera de sus bases partidarias. Veremos cómo les resultan estas estrategias el próximo domingo.

[1] Carolina Cerrano es directora de la Maestría en Historia y José Antonio Saravia es profesor de Historia Contemporánea.

Temas:

estrategias cromáticas elecciones Uruguay 2024 campaña electoral

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