Cada 18 de diciembre se conmemora el Día de la Policía Nacional. La fecha sirve para reflexionar sobre el rol de nuestros policías en nuestra comunidad.
Hincha del Policía
Hincha del Policía: la columna de Luis Calabria
Hincha del Policía: la columna de Luis Calabria
Cada 18 de diciembre se conmemora el Día de la Policía Nacional. La fecha sirve para reflexionar sobre el rol de nuestros policías en nuestra comunidad.
Hay muchas profesiones y vocaciones especialmente nobles. El médico que quiere salvar vidas. El abogado que busca justicia. El maestro que educa y protege. Pero hay una profesión y una vocación que reúne, que congrega los espíritus de todas ellas: la de Policía. En esa vocación se reúnen las cualidades del servidor público, de quien cuida y protege, pero con una gran particularidad, la de estar dispuesto a dar la vida para servir al otro. No existe otra profesión que implique tanta disposición vital.
El juramento que deja atrás al civil, que transforma a un ciudadano y lo coloca como servidor público, es elocuente:
“¿Juráis por vuestro honor defender a la patria, la Constitución y las leyes de la nación con la práctica constante de una vida digna consagrada a cumplir vuestro deber de tutelar el orden de la República aún con el sacrificio de vuestras propias vidas?”. Recién luego que se da esa respuesta, recién luego, nace el Policía. Ese juramento transformador es la afirmación mayor de compromiso hacia otro. Implica anteponer a la sociedad a la propia suerte.
Desde ese momento, sabe que el riesgo lo acompañará siempre. A partir de allí, la incertidumbre existencial. El Policía que sale de su casa cada día, saluda a sus hijos, a su familia, no sabe si retornará. Quizás se interponga entre su salida y el retorno, el ataque de un delincuente. Su vida estará siempre supeditada al peligro. Esa demoledora certeza del riesgo es parte de la vida del Policía. No es algo impensado, no es una circunstancia accidental, él juró poner su vida en defensa de otros. Esa voluntad de anteponer la vida de los otros a la suya, define a la vocación.
La sociedad tiene que respetar, reconocer y agradecer ese espíritu mayor de servicio. Y lo hace. La Policía es de als instituciones más prestigiosas del país.
El Policía es el soporte de la ley, es, como dicen los españoles, la ley actuando. La sociedad tiene que cuidar a quienes la cuidan. A quienes ponen en juego la vida en su defensa.
Como dice el himno de la Policía Nacional: “formamos la guardia del pueblo, de paz, de trabajo y de bien. Nos aman los hombres honrados y el crimen nos ve con temor”.
Años atrás el entonces Ministro del Interior Jorge Larrañaga se declaró “hincha de la Policía”. Fue duramente atacado por esa afirmación. Ahora bien, viendo lo que representa el servicio y la vocación del policía, ¿cómo no ser hincha de nuestros policías? ¿de quién pretenden seamos hinchas?
Ser hincha de la Policía no implica desconocer los problemas internos que toda Institución pueda tener; implica sí valorar a quienes genuinamente se disponen a ser parte de la solución de esos problemas.
Detrás de cada uniforme hay un servidor público y hay una familia que acompaña esa vocación, que sufre por la incertidumbre de su integrante. Una madre, una esposa, un hijo o una hermana que no sabe si volverá a ver a quien sale sin saber si vuelve.
Lo que seguramente nosotros estamos dispuestos a arriesgar por nuestra familia, el policía jura arriesgarlo por todos nosotros, ¿cómo no ser hincha del policía?
Esta Administración ha asumido desde el primer día, el compromiso por darle respaldo al Policía. Y cumplió. Le dio respaldo moral, político, jurídico y material. Ojalá ese respaldo continúe con el nuevo Gobierno.