23 de febrero 2025
Dólar El Observador | Auspicio BROU Cotizaciones
Compra 42,00 Venta 44,50
23 de febrero 2025 - 5:00hs

A una semana del cambio de gobierno, es momento de hacer balance de lo que fue la gestión de Luis Lacalle Pou.

Hay mucho para analizar de lo hecho –y lo no hecho- en estos cinco años, pero para esta newsletter EnClave elegí centrarme en la seguridad, el tema que desde hace 15 años es la principal preocupación de los uruguayos y ahora está en el pico más alto de esta gestión –60% de los montevideanos lo mencionaron como el primer problema y 43% en el interior, según Equipos– lo que coincide con el ataque entre narcos en pleno Pocitos y las reacciones posteriores que mantienen el tema de la lucha en Cerro Norte entre las principales noticias.

Si bien no hubo una única línea en el manejo de la seguridad sino que se puede hablar de dos estrategias distintas, marcadas por diferentes momentos y tres ministros, cada uno con diferente impronta, se pueden sacar algunas conclusiones que te desarrollaré a continuación.

Tres ministros, dos líneas de conducción

Cuando el gobierno asumió, el porcentaje promedio de la población que ponía a la seguridad como principal preocupación era del 70%, con lo cual las expectativas de obtener mejoras eran altísimas, por eso hubo mucho de simbólico en lo que se hizo y se mostró al comienzo.

Más noticias

El mismo 1° de marzo Lacalle Pou quiso dar un mensaje al tener la primera reunión como presidente con los jefes de policía. “Va a haber más policía en la vuelta. La manera es prevención, persuasión y después represión (...) La acción policial es 80% inteligencia y 20% músculo”, decía en una entrevista que le hicimos con Santiago Soravilla y Natalia Gold.

Si bien el ministro del Interior cantado iba a ser Álvaro Garcé, el excomisionado parlamentario de cárceles que sabía de seguridad, Lacalle eligió a Jorge Larrañaga, un político de peso entre los blancos, una persona entrañable, y que fue un roble en la conducción del Ministerio del Interior, lo que resultó un espaldarazo para el presidente que a dos semanas de asumir tuvo que enfrentar la pandemia por el covid-19.

Frente a una gestión frenteamplista que venía desgastada y que no encontraba rumbo, Larrañaga logró posicionarse muy bien gracias a la buena comunicación: desplegó una certera estrategia comunicacional que infundió esperanza de cambio.

No le faltó capacidad de trabajo, desde el primer momento se hizo presente en operativos policiales mostrando cercanía con los uniformados, con lo que logró también la fidelidad de los mandos policiales. Encaró una lucha contra el narcotráfico, que llamaba “la madre de todas las batallas”, porque sostenía que destruía familias y abría la puerta a los homicidios, rapiñas y hurtos. Tuvo resultados, con algunas incautaciones grandes y mucho ataque a las bocas.

Como contracara, enfrentó algunas crisis, como cuando echó al jefe de Policía de Montevideo, Erode Ruiz, o recibió denuncias por represión injustificada y abuso de autoridad, y los resultados en la baja de delitos, que lo acompañaron en el primer año, fueron puestos en duda por la pandemia. Luego, estudios académicos confirmaron que la crisis sanitaria, con la consiguiente reducción de movilidad, tuvo impacto en la seguridad.

Con la repentina muerte de Larrañaga, el 22 de mayo de 2021, Lacalle decidió mantenerse en la línea de poner a un político de peso que se hiciera cargo de la seguridad para mantener el blindaje que en cierto modo le había dado el dirigente de Alianza Nacional.

El herrerista Luis Alberto Heber, otro político de raza, asumió a su pesar ya que estaba muy cómodo en el Ministerio de Transporte. Lacalle Pou decía que Heber continuaría el “proceso de cambios, defensa de los uruguayos, respeto y respaldo a la Policía”.

-ine5845-1-jpg..webp
El ministro Luis Alberto Heber asumió en mayo de 2021
El ministro Luis Alberto Heber asumió en mayo de 2021

Sin embargo, la gestión de Heber cometió graves errores en la comunicación, como cuando mientras se prendía fuego el barrio Peñarol se fue a recorrer Pocitos y a comer muzzarella al Chez Piñeyro, o cuando se animó a decir en discursos frases como "volvieron las carteras" o "no nos perdonan el éxito".

La prueba estuvo en que mientras Larrañga en sus primeros meses logró una aprobación altísima de su gestión, superior al 50% de los consultados, Heber fue de los ministros peor evaluados del gabinete. En setiembre de 2023, una medición de Opción daba una aprobación de 26% y una desaprobación del 39%.

La falta de conocimiento de los temas de seguridad lo llevó a apoyarse en la cúpula policial que había designado Larrañaga, del tipo vieja escuela, más centrados en la verticalidad que en la profesionalización. Mientras tanto los homicidios empezaron a crecer y las bandas de narcotraficantes volvieron a controlar algunas zonas. Como consecuencia los homicidios aumentaron 25% en el año 2022 con respecto a 2021.

Frente a un pico de homicidios que se registraron en mayo de 2022 Heber habló de un plan para frenar los homicidios pero no logró explicar su contenido.

A inicios de 2023, cambió la pisada al decidir reemplazar al director de la Policía Diego Fernández por José Azambuya, quien se había destacado en la Dirección Nacional de Policía Científica, como subdirector y director, y tiene una concepción del trabajo policial en equipo, menos vertical y muy centrada en lo técnico.

También le dio cabida al académico y experto en seguridad Diego Sanjurjo, que con Larrañaga no había tenido mucho lugar. Fue a partir de ese momento que el ministerio empezó a encarar el enfoque dual y las causas sociales del delito.

Así fue que le encomendó a Sanjurjo la tarea de conformar una comisión multipartidaria “para poder empezar a trabajar en serio sobre un tema en el que se nos va la vida”, decía Heber al convocar por carta a los partidos. Adelantó que interesa un análisis con foco en causas sociales y culturales, y que también abarcarán el tema desde lo educativo, la salud, y con trabajo conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social.

De ahí salieron las 16 propuestas concretas sobre seguridad que le tocó al siguiente ministro encaminar y empezar a poner en práctica.

Sin embargo, los resultados no dieron un saldo positivo, a lo que se sumaron los escándalos de Marset y Astesiano que lo llevaron a varias interpelaciones en el Parlamento y terminó renunciando a fines de 2023.

WhatsApp Image 2024-06-13 at 4.57.07 PM.jpeg
Requisa generalizada de la Cárcel de Las Rosas de Maldonado contó con la presencia de Nicolás Martinelli

Requisa generalizada de la Cárcel de Las Rosas de Maldonado contó con la presencia de Nicolás Martinelli

Nicolás Martinelli había llegado a Interior como tres de Heber, por decisión de Lacalle Pou, y los primeros meses luego de asumir al frente de la cartera de seguridad mantuvo un perfil más bajo, ya que no era un político con espalda ni una figura conocida, aunque desde marzo de 2020 había estado cerca del presidente.

Cambió la estrategia de comunicación y se acercó más al estilo de El Guapo en cuanto a que se mostró cercano a los policías, yendo a los operativos y cayendo de sorpresa en comisarías y recorridas.

Decidió centrar el trabajo en tres grandes combates: homicidios, narcotráfico y lavado, y a mantener el enfoque dual que combina patrullaje y represión, junto con el abordaje de las causas sociales del delito.

También hizo una fuerte apuesta por la tecnología para obtener mejores resultados en las investigaciones. Escuchó a los fiscales con quien buscó relacionarse bien y le dio más cabida, incluso que Heber, a Sanjurjo, quien tomó un rol preponderante en el ministerio y trajo a otros dos académicos: Emiliano Rojido, que profundizó en las causas de los crímenes entre bandas y concluyó que se estaba sobreestimando las muertes por causa droga; y Ana Vigna, a la que se le encargó proponer la reforma carcelaria a 20 años.

También se creó un nuevo Departamento de Homicidios, conformado por policías especializados y con experiencia en la investigación para que trabajan directamente bajo las órdenes de los tres fiscales de Homicidios. Ello permitió aumentar los esclarecimientos de esos crímenes.

En su última rendición de cuentas ante el Parlamento, en marzo de 2024, Lacalle decidió destacar que en seguridad pública “los números fríos” dan cuenta de una “mejora sostenible”. “En comparación con 2019 los hurtos bajaron 20%, las rapiñas casi 27%, el abigeato 50%, el hurto de vehículos 24%, y los homicidios, lo que nos ha generado más problemas, las consecuencias más graves, con respecto a 2019, bajaron 3%. Hay una tendencia a la baja, pero no estoy conforme a nivel conceptual”, dijo en su discurso. Lo justo hubiera sido comparar 2019 con 2024 a año cerrado.

Es verdad que los indicadores de rapiñas y hurtos mostraron una baja sostenida, también los abigeatos —se creó la Dirección de Seguridad Rural en marzo de 2020 y ayudó a combatir ese delito— pero no se puede concluir que haya menos inseguridad o menor violencia.

Además, es sabido que no todos los delitos se denuncian (con excepción de los homicidios que en su inmensa mayoría se conocen) y recién hace pocos días se conoció el resultado de la primera encuesta de victimización que se hizo en este gobierno.

La lentitud para encarar medidas básicas es pasmosa. Como decía este miércoles el sociólogo Gabriel Tenenbaum en Arriba Gente (Canal 10), esa encuesta se festejó con corte de cinta, cuando “en otros países hace 20 o 30 años que se hace”. “Hay cosas que están en la tapa del libro y no se hacen", dijo además de resaltar que solo midió robos y estafas…

A ello se suma la permanente guerra de relatos impulsada por los partidos políticos que quita el foco de lo importante. Los dichos de Carlos Negro sobre que "la guerra contra el narcotráfico está perdida" fueron un claro ejemplo. Más allá de que sus palabras no fueron felices desde el punto de vista comunicacional, desde el sentido común dijo la verdad

Mientras los políticos se pasaron toda la semana retrucándose, lo importante pasa por otro lado. Lo grave está en el poderío que ha tomado un narcotraficante como Luis Fernández Albín, para quien se supone trabajan los Suárez, quien en la última década creció a vista de todos y tiene línea directa con el afamado Sebastián Marset. Este, a su vez, logró ser lo que es por los contactos internacionales que consiguió en la cárcel uruguaya.

Si bien la Policía, comandada por Azambuya, y por Martinelli, ha logrado darle golpes a esa banda y ha incautado mucha de la droga que pretendían llevar a ultramar para cargar directamente en buques transatlánticos, Albín está libre, y si estuviera preso, probablemente también seguiría controlando desde allí la organización que dirige.

La tarea sigue siendo inmensa y la corremos muy de atrás.

Temas:

Luis Lacalle Pou seguridad Ministros

Seguí leyendo

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos