“Yo necesito en estos 26 días despertar lo más importante, que es la rebeldía de los blancos”, dice Álvaro Delgado en uno de los spots de su campaña. Ya faltan menos de dos semanas para ese octubre en el que Delgado espera que la mística nacionalista despierte de la siesta en la que parece estar sumida desde las internas de junio y el futuro es incierto.
Luego de que el exsecretario de la Presidencia eligiera como compañera de fórmula a la exsindicalista Valeria Ripoll –una recién llegada al partido de Oribe- la intención de voto del nacionalismo comenzó a derrumbarse en tanto que el Partido Colorado parece sacudirse la modorra de la mano y los músculos de Andrés Ojeda, y el Frente Amplio se muestra como una roca difícil de horadar.
Es así que el ánimo de los blancos fluctúa al ritmo de las encuestas y a Delgado se le presenta un camino espinoso que puede conducirlo a la debacle en octubre –si la rebeldía de los blancos se le vuelve en contra- o a un estruendoso triunfo en noviembre que le cerraría la boca a sus detractores.
En esa montaña rusa de sensaciones que marcan los sondeos de opinión, la última encuesta de la empresa Equipos mostró a la coalición de izquierda con un 46% de la intención de voto –muy cerca de la mayoría parlamentaria- en tanto que los partidos del gobierno suman un 43%. De ese porcentaje, el Partido Nacional tiene un 21% -cayó un punto desde el anterior sondeo- y el Partido Colorado creció del 15% al 16%.
Estos números impactaron en los dirigentes blancos que observan como la izquierda parece dirigirse hacia el triunfo, mientras que los colorados les comen los talones en el camino a un eventual balotaje. La encuesta de Opción de este lunes llevó un poco de sosiego al nacionalismo: el Frente Amplio aparece con una leve ventaja sobre el bloque oficialista (42% contra 41%) en tanto que el Partido Nacional saca una ventaja de 24% contra 12% del Partido Colorado.
Lo cierto es que aún es detectable la bronca que a muchos nacionalistas les generó la elección de Ripoll como candidata a la vicepresidencia –la consideran una advenediza con un pasado izquierdista que los inquieta–.
Fuentes blancas dicen que es natural encontrarse en el interior del país con integrantes del “cerno” blanco a los que la presencia de la exsindicalista de ADEOM les provoca tal rechazo que prefieren votar al partido de Rivera y José Batlle y Ordóñez abandonando el recuerdo de Aparicio Saravia, Leandro Gómez o Luis Alberto de Herrera.
En este escenario, el camino que deberá transitar Delgado en los próximos días será arduo y exigirá un esfuerzo no solo personal sino de toda la dirigencia blanca. Delgado ha dicho que no le importa demasiado perder algún punto en octubre y que su mirada está puesta en noviembre.
Pero entre los dirigentes nacionalistas hay percepciones diversas sobre esa obsesión con la segunda vuelta. Hay quienes se muestran preocupados por la pérdida de bancas en octubre, y quienes creen que lo importante no es la resignación de lugares en el Parlamento sino la batalla final en el camino al eventual balotaje.
“Es brutal pero la rabia con Ripoll no cede. No está en peligro la entrada al balotaje pero no podemos llegar tan debilitados”, dijo el Observador un operador nacionalista.
Otro aseguró que no le importa demasiado si en octubre los blancos ceden bancas que ocuparán otros partidos de la coalición. “Si Álvaro gana en noviembre, todos se van a olvidar de si obtuvimos uno o dos senadores menos porque habrá lugar para todos en el gobierno”, señaló.
Fuentes blancas dicen que es natural encontrarse en el interior del país con integrantes del “cerno” blanco a los que la presencia de la exsindicalista de ADEOM les provoca tal rechazo que prefieren votar al partido de Rivera y José Batlle y Ordóñez abandonando el recuerdo de Aparicio Saravia, Leandro Gómez o Luis Alberto de Herrera. Fuentes blancas dicen que es natural encontrarse en el interior del país con integrantes del “cerno” blanco a los que la presencia de la exsindicalista de ADEOM les provoca tal rechazo que prefieren votar al partido de Rivera y José Batlle y Ordóñez abandonando el recuerdo de Aparicio Saravia, Leandro Gómez o Luis Alberto de Herrera.
Un tercero señaló que no hay nada dicho acerca del resultado de las elecciones y que el favoritismo del Frente Amplio es solo una foto que la película final revelará falsa.
“Falta una vida”, dijo un senador blanco a El Observador en referencia a los días que restan hasta el último domingo de noviembre.
Pero antes está octubre y Ojeda amenaza a los colorados con su campaña disruptiva en la que no duda en mostrarse acariciando mascotas, ni en pelearse por Twitter con el periodista chimentero Jorge Rial porque lo comparó con el presidente argentino Javier Milei.
"Si la comparación con @JMilei es por desafiar a lo de siempre con nueva política, ganarle a la estadística y conectar con los que se han alejado de la política tradicional, acepto la comparación y la agradezco. Por lo demás, te tengo mucho respeto @rialjorge y te pido que me conozcas antes de juzgarme, con gusto voy a tu programa cuando quieras", escribió Ojeda confirmando que también apunta a un público que poco o nada tiene que ver con el votante más tradicional e informado.
A su vez, lanza en las redes sociales spots en los que bajo la consigna “blancos con Ojeda” se invita a los nacionalistas a saltar la tranquera.
En tanto, Delgado sigue jugado a su rol de “presidenciable” –“no será muy buen candidato pero será buen presidente”, dice un allegado- y esta semana viajó a Buenos Aires para contarles a los empresarios argentinos que él es quien verdaderamente representa “la continuidad” del gobierno de Luis Lacalle Pou.
El candidato blanco no se baja de su optimismo y le transmite a su entorno que el camino del balotaje está servido y que será él quien encabezará las filas del oficialismo en la pelea con el Frente Amplio. Pero, para eso, según dicen, falta una vida.
