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11 de diciembre 2024 - 5:00hs

El sistema político en su conjunto, gobierno y oposición mancomunadamente, se enfrentan al impostergable desafío de repensar la globalidad y la especificidad de las políticas públicas de cara a sentar renovadas bases de democracia, inclusión, convivencia, bienestar y desarrollo. Esta tarea tendría que encararse a la luz de un mundo y un planeta cuya supervivencia y desarrollo están severamente cuestionados por una confluencia tóxica de factores relacionados, entre otros aspectos, a la desafección democrática, a la crispación y violencia entre culturas e identidades, a la explotación despiadada de la naturaleza, al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, a las fragrantes desigualdades de oportunidades entre personas, grupos, comunidades, países y regiones, y a la naturalización de la injusticia y la discriminación en las relaciones entre los humanos.

Tenemos que elevar las miradas de futuro para poner el foco más decidida y audazmente en los temas que hacen a la calidad de vida de la gente. Esto implica ineludiblemente que las personas tengan referencias, valores, actitudes, conocimientos y capacidades para que puedan pensar por sí mismas, tomar decisiones que hacen a estilos de vida sostenibles, saludables y solidarios, y actuar colaborativa y solidariamente por el bien colectivo.

Más allá de insatisfacciones, reproches y desencantos, la educación sigue siendo la vía fundamental de progreso espiritual y material de sociedades socialmente cercanas y asentadas en valores universales vinculados a la paz, los derechos humanos, la democracia y la ciudadanía. La educación es un cimiento y un nexo insoslayable de las políticas públicas sociales, económicas, culturales, comunitarias, ciudadanas y familiares. Su opacidad o descuido y/o irrelevancia atenta contra las generaciones futuras.

A la luz de lo que implica posicionar la educación en las agendas de políticas públicas del próximo gobierno, entendemos que se requiere avanzar en un acuerdo, pacto o similar figura sobre educación concebido, en principio, para un decenio, y que cruce a dos administraciones de gobierno. Somos cautelosamente optimistas en cuanto a que el sistema político y la diversidad de organizaciones involucradas directa o indirectamente con la educación, estén afín con acordar. Ciertamente reafirmaría la democracia como modus de vida.

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Dicho acuerdo podría implicar cuatro aspectos interrelacionados y vinculantes, a saber, objetivos y metas, instrumentos, estrategias y recursos. Sumariamente hacemos mención a cada uno de ellos bajo el entendido que se requiere profundizar en su desarrollo a través de procesos de diálogos y construcción políticos y técnicos inclusivos y componedores.

En primer lugar, cabe reafirmar que el propósito fundamental de la educación yace en la formación de seres libres y pensantes munidos de las capacidades, oportunidades y espacios para que puedan ejercer y disfrutar del pensamiento autónomo, futurista, solidario, profundo y creativo. Asimismo, y de manera complementaria, la educación es la base imprescindible para generar los cimientos de un país democrático, sostenible, inclusivo, igualitario y justo.

La manera más efectiva de lograr tales propósitos, con soporte en evidencia a escala mundial, radica en que el sistema político y educativo se comprometan y se hagan responsables, en asegurar en que por lo menos las tres cuartas parte de las y los alumnos logren solvencia en las alfabetizaciones fundacionales – lecto-escritura, matemáticas, ciencias, digitales y humanidades -, socioemocionales y ciudadanas – educación en democracia, educación cívica y civil, y ciudadanía global y local. Se trata de un conjunto de metas ambiciosas que requiere un fuerte alineamiento de los componentes y las piezas actuales del sistema educativo, y crucialmente, de la toma de conciencia que, en gran medida, su concreción va a ser determinante en forjar prometedores futuros para las nuevas generaciones.

En segundo lugar, la consecución de los propósitos y las metas mencionadas va a implicar un abanico de instrumentos, entre otros posibles:

(i) universalización de la educación inicial en el marco de una política social de infancia de 0 a 6 años con foco en el desarrollo y bienestar integral y equilibrado del infante;

(ii) modalidades de tiempo completo y extendido de primero a noveno grado en la educación básica integral (EBI) que impliquen, a la vez, políticas y programas de protección social y acompañamiento personalizado de las trayectorias educativas con foco en las personas, grupos y comunidades más vulnerables, y atendiendo a la diversidad de los contextos y los territorios;

(iii) avanzar hacia centros educativos de adolescentes y jóvenes que integren la educación secundaria y técnico-profesional (UTU), y espacios no formales de formación, orientados a promover diversidad de experiencias de aprendizaje, entre otras, vinculadas a STEAM (por su sigla en inglés, Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas) con enfoques humanísticos, las tecnologías digitales, la filosofía y la ética, el arte, la música, el teatro, la recreación y los deportes.

(iv) fortalecer la innovación, experimentación pedagógica y formación en estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación con foco en las alfabetizaciones fundacionales y en base a un combo integrado por Ceibal, la propuesta Universidad de la Educación y centros educativos empoderados para desarrollar y hacerse cargo de las innovaciones; y

(v) las diversas modalidades de extensión de las jornadas y los tiempos pedagógicos tienen que basarse en comprender las motivaciones y aspiraciones de las nuevas generaciones, así como fortalecer los espacios que estimulen la reflexión, los diálogos y los aprendizajes entre las y los educadores.

En tercer lugar, el acuerdo educativo requiere sustentarse en una teoría del cambio que comprometa y haga partícipe a diversidad de instituciones y actores de las transformaciones que se propongan. Un aspecto clave es progresar desde visiones y prácticas esencialmente adulto-céntricas de los cambios a perspectivas intergeneracionales que garanticen el derecho de las generaciones futuras a liderar y hacerse cargo de sus propias vidas en un mundo y planeta sostenible y habitable. La empatía, solidaridad y cohesión intergeneracional son aspectos por profundizar y transversalizar en las políticas públicas.

Asimismo, el cambio requiere de fina escucha y conversaciones francas con las y los educadores, ambientadas en diversidad de espacios complementarios, a efectos que sus sensibilidades, aspiraciones y propuestas informen sustantivamente los procesos de cambio. Asimismo, se requiere abrir el sistema educativo hacia forjar sinergias entre múltiples espacios de formación que garanticen el derecho a la educación y a los aprendizajes sin umbrales ni fronteras.

Por otra parte, se podría avanzar hacia políticas educativas efectivamente asentadas en enfoques intersectoriales e interinstitucionales que implican nuevo modus de gobernanza, gestión y rendición de cuentas de las políticas públicas.

En cuarto lugar, el acuerdo educativo implica movilizar recursos adicionales alineados con los propósitos y metas, instrumentos y estrategias educativas consensuadas, así como su progresividad sujetos al efectivo cumplimiento de los objetivos y metas de aprendizaje consensuadas.

Las prioridades de mayores niveles de inversión y gasto podrían ser:

(i) sostener los procesos de expansión de cobertura, así como de extensión de jornadas y tiempos pedagógicos para las y los alumnos, y las y los educadores, asociados a evidenciar sus impactos sociales y educativos;

(ii) apuntalar la innovación y experimentación pedagógica a todo nivel del sistema educativo asociada a evidenciar sus impactos sobre los procesos y los resultados de los aprendizajes fundacionales; y

(iii) mejorar sensiblemente las condiciones de trabajo de las y los educadores con foco en el mejoramiento y la equiparación del salario entre los niveles educativos, la permanencia en los centros educativos por tres años o más, y la jerarquización y premiación del desarrollo profesional y la experimentación pedagógica.

Temas:

Educación

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