Entre sus ídolos, aparecen las mujeres. “Si veía algo de boxeo en la tele, me impresionaba muchísimo por la sangre, por las lastimaduras, los ojos hinchados y cambiaba de canal. No me gustaba ver el deporte en sí. Me llamó la atención la película. Una vez que me lo puse a practicar, sí, ahí entré como a mirar un poco más el panorama de lo que había y acá en Uruguay me costó mucho poder iniciarme porque en los gimnasios me decían que por el hecho de ser mujer, no se podía, porque en este país no existía eso todavía, pero sí vi que en Argentina estaba Marcela ‘La Tigresa’ Acuña, era un referente cercano a seguir, y después, más a lo lejos, tenía en ese momento Cecilia Braekhus, una boxeadora excelente, campeona invicta, de las mejores libra por libra”.
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Chris Namús parada al lado de sus abuelos Amanda y José, quienes fueron parte más que importante en su crianza
Pero para poder entrenar, tuvo que golpear muchas puertas en épocas que las mujeres no existían para el boxeo en Uruguay. Se ayudó hasta con la guía de teléfono. Así lo cuenta: “Eso estuvo bravo. En principio fue por teléfono de línea. Con la guía y las páginas amarillas, buscaba gimnasios y de ahí llamé a cuatro diferentes. Uno de ellos, hablé con Alberto Isabella, quien después fue mi entrenador, pero dijeron ‘mujeres no’. Yo preguntaba horarios, cuotas y demás. Y me preguntaban por teléfono: ‘¿Es para ti?’, yo le decía que sí, y me decían: ‘Ah, no, mujeres no’. Entonces era como medio shockeante, y así me pasó con varios hasta uno que fui personalmente que fue en la Aduana, a Los Ñatos, la Asociación de Boxeadores de Uruguay. Antonio Canedo en ese momento era el entrenador, con Coco Peralta y Santos Pereira: dos exboxeadores y Canedo. Y fui personalmente y me pasó exactamente lo mismo, solo que en el medio hubo una broma, que fue lo que llevó a la confusión de que yo pudiera entrenar, porque llegué a preguntar y Canedo me dijo todo que sí, que podía ir, me dijo la cuota, los horarios, la ropa que tenía que usar y me contó un detalle que no era menor: ‘No hay mujeres, por lo tanto no hay vestuario para ti, pero en caso de que te quieras bañar, te trancás por dentro, yo aviso que no se use y ese rato lo usas vos y listo’. Me pareció perfecto”.
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Chris Namús con Jazmín, su ahijada que juega en Liverpool y la bebé es Isabella, su sobrina y ahijada
Y prosigue: “Volví al otro día con la plata de la matrícula, la de la cuota, la ropa para entrenar y cuando llegué se me rió en la cara y me dijo: ‘¿Qué haces acá?’ Y vine ayer, ¿te acordás que vine ayer?’. Y me contestó: ‘No, pero te dije como broma. ¿Sabés la cantidad de chicas que han venido a preguntar? Pero no, nadie viene a entrenar. No es para mujeres’. Imaginate mi frustración. Ahí le empecé a insistir, y sin embargo le dije: ‘Dale, pero por favor, dejame entrenar. Fíjate que vengo desde La Teja’. Y esas fueron las palabras claves. ‘¿Sos de La Teja?’, me preguntó. ‘Yo trabajé muchos años en la fábrica de Bao’, siguió. Y me preguntó: ‘¿Conocés a Amandita?’. Y le contesté: ‘Amandita es mi abuela, quien me crió’. ‘¡No te puedo creer!’, se sorprendió. Y mi abuela estaba como loca para que yo hiciera boxeo, o sea le encantaba la idea, me estaba reapoyando y ayudando, era el que me había dado la plata para la cuota y todo. Entonces ahí se me prendió la lamparita y le dije: ‘¿Y si la llamás por teléfono?’. Y ahí llamó a mi abuela y se pusieron a conversar y mi abuela lo terminó de convencer. Yo escuchaba la parte del diálogo de él. ‘¿Vos entendés Amanda que acá le van a dar piñas en la cara?’. Y después ella me contó que le contestó ‘no importa, que la maten a palos si ella quiere’ y ahí me empecé a entrenar y fue que cambió toda la historia.
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Chris Namús una vez que puso en juego su título de la IFB
L. Carreño
Sus abuelos paternos, Amanda y José jugaron un papel fundamental en su vida y en su crianza. “Sí, tremendo. Se dio la situación de que cuando mis padres se casaron, en vez de irse a vivir a una casa, como obviamente soy de una familia muy humilde, se fueron a vivir con mis abuelos paternos. Papá y mamá trabajaban muchas horas por día, y a mí me criaron mis abuelos desde siempre. Yo era muy chiquitita. Mi abuela era como mi mamá y mi abuelo como mi papá. Eran los que autorizaban o no autorizaban, los que daban permiso o no dan permiso, los que dejaban hacer o no dejaban hacer”.
Pocos años después se mudó con su mamá nuevamente y quiso empezar a trabajar.
“Cuando tenía 16 me fui a vivir con mi mamá a siete cuadras. Ella seguía trabajando en la empresa de limpieza, mi padrastro también, y aparte ahí yo ya tenía una hermana, Ayelén, que es hija sola de mi mamá, quien a su vez quedó embarazada de mi hermano más chico, Ayentuán, hoy en día tiene 20 años. Y yo sentía que llegaba a un hogar de una familia ya bastante numerosa, donde todos eran laburantes y yo no podía llegar con mis 16 años a decir, ‘Che, me vengo a instalar acá’. Entonces le dije a mamá que quería aportar, quería ayudar y mamá me hizo un permiso y me consiguió para trabajar en la empresa de limpieza donde ella trabajaba y empecé a trabajar limpiando un colegio ahí en el Prado. El horario era medio complejo porque yo iba de mañana, estaba haciendo quinto de liceo en el Bauzá, de ahí me iba a entrenar a la Aduana, a Los Ñatos, y ahí me iba para el Prado a limpiar el colegio que era después de las seis de la tarde, cuando los niños ya salían de clases, hasta las 11 de la noche. Era horario acotado por ser menor, pero era medio completo”, dice.
Su debut en el boxeo
Luego de tanto entrenar, tuvo la oportunidad de debutar en el boxeo, lo que ella tanto ansiaba.
“Eso estuvo tremendo porque claro, hoy lo miro a la distancia y es como... ¿qué loco, no?, que se dio todo eso. Las carteleras que se hacían eran completamente de hombres. Me acuerdo que uno de los temas que había era mi nombre que decían que si ponían ‘Chirstian’, nadie iba a entender que era una pelea de chicas. Entonces ahí apareció el ‘Cris’ en vez del Christian. Fue como todo muy loco porque el que insistió fue Antonio Canedo, que fue mi primer entrenador, porque no había manera de hacerme pelear, porque era difícil, no tenía con quién pelear acá en Uruguay, porque al ser la primera no tenía rivales”.
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Chris Namús pegando un tremendo gancho de derecha
Y prosigue: “Entonces había que traerme una boxeadora del exterior, no pude hacer carrera amateur, salvo una de presentación. Así me hice profesional y encima me hicieron debutar con una integrante de la selección argentina de boxeo. Fue una pelea durísima, súper pareja. Ella tenía muchas más herramientas técnicas que yo, pero lo mío era puro corazón y garra e ir para el frente. La pelea la gané por puntos. El debut fue todo nervios”.
A lo largo de su carrera, Chris Namús fue tres veces campeona mundial. En la categoría juvenil en 2008, con 21 años y luego dos veces ya mayor, en 2010 por la WIBA, y la más importante, la de 2017 por la IFB (Federación Intenacional de Boxeo, por su sigla en inglés). Cuenta que “el título del medio, el de 2010, es una organización que no es tan conocida, que es la Organización Mundial de Boxeo Profesional (WIBA), no es de las más importantes. La de 2017 sí, es de la IBF que es de las más reconocidas a nivel mundial”.
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Chris Namús, la gran boxeadora uruguaya
Entonces explica cómo vivió ese proceso de profesionalismo a full. “Las preparaciones para las peleas por títulos ya de por sí cambian un montón. La que más recuerdo es la más reciente en el tiempo, que es la más importante, el título de la IFB. Y hay todo un tema, porque yo soy celíaca, soy diagnosticada relativamente desde hace poco, entonces recuerdo esos momentos de preparación de plenos inconvenientes que tenía, sobre todo con tema peso y demás, y que ahora digo: ‘Claro, cómo ni iba a tener esas complicaciones si no sabía que tenía esa deficiencia’. Entonces el sacrificio era entrenar doble, triple horario, de levantarse a las 4 de la mañana, terminar la jornada a las 8 o 9 de la noche, teniendo que hacer aparte de todo el trabajo de gimnasio, estudiar facultad o estaba estudiando idiomas o algo, y sumado a eso también, todo el trabajo de la casa, porque uno no dejaba de ser ama de casa y cocinar y limpiar y atender. Fueron un montón de años de muchos sacrificios que estoy contenta porque obviamente dieron sus frutos”.
La reacción ante su primera derrota
La primera derrota fue toda una frustración que vivió, pero tiene hasta una parte cómica. “Fue como que en el momento no terminaba de caer. Aparte fue un nocaut y un nocaut feo. Perdí el invicto por un título acá en el Palacio Peñarol lleno, quedó mudo por completo. Osvaldo Príncipi, quien comentaba la pelea para TyC Sports, con el que tengo amistad con él y me ha dicho: ‘No vi un nocaut de mujer tan feo como el que te pasó a vos’. Porque justo iba por un título del Consejo Mundial de Boxeo que tiene como reglamento que no hay cuenta de protección de pie, es decir que el referí dejó seguir la pelea y a mí me noquearon de pie y las cuerdas frenaron mi caída. La boxeadora me seguía pegando. Entonces tuve pérdida de conocimiento y demás. Cuando caí y me quise parar, estaba totalmente inestable y se detuvo el combate. Yo en el momento no entendía, fui al rincón, me senté y seguía razonando que estaba bien y que iba a seguir la pelea. Pero cuando terminé de hacer foco, a la que le estaba hablando era mi mamá. Y ahí recién me cayó la ficha de que, claro, si estaba mi mamá en el ring, la pelea ya había terminado. Y no es que me puse triste, es que me puse a llorar como un niño chico arriba del ring. Le pedía perdón a la gente que había ido al Palacio que seguía un silencio bárbaro”.
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Chris Namús haciendo guantes con el gran Dogomar Martínez
Y sigue: “Me fui al vestuario y ahí me seguía cayendo la ficha y mi segunda reacción fue bronca. Empecé a pegarle a las puertas, a las mamparas de la ducha y a la pared de la ducha. Mi madre quería calmarme. Y yo empecé: ‘No hago más boxeo, esto no es para mí, que soy un desastre, que bla, bla, bla’. Y en eso vino el médico, que ya me había revisado arriba del ring, con la linternita en los ojos y me dijo: ‘Hay que llevarla a hacer una tomografía urgente’. Y ahí fue como un balde de agua fría. Y dije: ‘Pero si estoy mal, no puedo pelear más’. Venía de decir, ‘quiero dejar el boxeo que esto no es para mí’ y enseguida pasé al ‘pero si estoy mal, no puedo pelear más’. Era lo contrario a lo que había dicho. Lo viví con tristeza, con frustración, pero al tiempo me sirvió para levantarme más fuerte”.
Luego tuvo la oportunidad de pelear por cuatro coronas al mismo tiempo, algo que se le da a muy pocas boxeadoras.
“Fue en Alemania con una noruega. Eso estuvo muy bueno porque llegó muy de golpe. Yo estaba prácticamente retirada, venía peleando pero peleítas así nomás, no estaba ni cerca de mi categoría, tenía problemas de peso, pesaba 77 kilos y me avisaron desde Argentina en los primeros días de enero, si quería ir a pelear el 27 de febrero, por el título indiscutido que se le llama ahora que es los cuatro cinturones de los cuatro organismos más importantes. Obvio que quise. La categoría son 66 kilos 700, yo pesaba 10 kilos más. Entrenaba con dieta súper estricta, la energía del cuerpo era poco y nada, siempre al borde o al riesgo de lesionarme y concentrada solo en bajar de peso. Justamente la rival era nada menos que Cecilia Braekhus, o sea, un montón, porque era una referente para mí, una ídola para mí, una boxeadora ranqueada número 1, libra por libra en el momento, invicta, dueña de los cuatro cinturones".
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Chris Namús y los tres cinturones de ganó por haber sido tres veces campeona mundial de boxeo
"Fue la primera mujer en el mundo en ser campeona indiscutida, en tener los cuatro cinturones de los cuatro organismos más importantes y su primera defensa era conmigo. Entonces era un honor tremendo, era mi primera pelea lejos de mi país porque ya había peleado en Argentina y en Brasil, pero nunca tan lejos y fue como un montón de cosas juntas. Fuimos, hicimos los 10 rounds y yo quedé súper contenta. No gané, creo que de los 10, habré ganado un solo asalto, pero terminar de pie frente a una tremenda referente, viniendo de acá, teniendo todas las limitaciones que tenía y demás, para mí fue tremendo triunfo”, cuenta.
Y esa historia siguió poco tiempo después con buenas noticias para Chris. Lo explica: “Gracias a esa pelea, al desempeño en ese combate, ella quedó en contacto conmigo y me empezó a llevar a cada campamento que ella hacía de entrenamiento para defender sus títulos. Me llevaba un mes antes al país donde estuviera para que le hiciera de sparring. Gracias a ella viajé a Alemania a pelear, pero también después fui a España a hacer campamento, a Noruega, a Ucrania una locura”.
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Una foto con Yamandú Cardozo de Nacional y Chris Namús, hincha de Peñarol
Pero eso no fue todo. Tuvo el privilegio de ser entrenada por Johnathon Banks, quien no solo se encargaba de la noruega.
“Es el entrenador de Cecilia, y había sido el entrenador de (Wladimir) Klitschko y de Triple G (Gennadi Guennádievich Golovkin, múltiple campeón mundial). O sea, nada menos que con ese equipo, ¿entendés? Yo pensaba: ’¿Qué hago acá?’. Yo salí de La Teja, a mí no me abrieron la puerta para poder entrenar y estoy entrenando con el tipo que entrenaba a Gennadi Golovkin, a Wladimir Klitschko (campeón mundial de peso pesado de cuatro organizaciones diferentes), es una locura esto’. Tenerlo ahí a mano, no solo de que obviamente la entrenaba a ella, sino que a veces para hacerle de sparring, me corregía cosas, o a veces te veía haciendo sombra y venía y me decía algo, me tiraba un consejo. Para mí eso era un montón. O sea, estar con la elite de la elite es algo que no lo puedo explicar. Por ahí la gente que no sabe tanto de boxeo no entiende mucho quién es Johnathon Banks, pero es tremendo. Es como que a que a un futbolista se le diera en su momento la chance de jugar un picadito con (Diego) Maradona”.
20250409 Entrevista a Chris Namús, ex boxeadora.
Chris Namús con los guantes que usó ante Cecilia Braekhus
Foto: Inés Guimaraens
En su vida como profesional, no solo cosechó tres títulos mundiales, sino que a su vez, se hizo conocida en Uruguay, en Argentina y en varios lugares.
Pero también debió vivir y padecer momentos muy complicados que los cuenta.
“Soy operada de hernia de disco, que es un proceso que lo sufrí un montón, más que nada por el boxeo, porque fue una etapa relinda mía de boxeo, yo estaba como en un momento muy bueno, cuando empezaron los problemas a la espalda, las dolencias a las piernas, y aparte demoraron un poco en diagnosticarme la hernia. Ahí traté de frenar la operación lo más que pude porque ya me habían dicho: ‘Si te operás, olvidate del boxeo’. Entonces empecé a hacer bloqueos del dolor, y fueron peleas que más que disfrutarlas, las sufrí. Me entrenaba y peleaba dolorida”, comienza explicando.
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El cinturón de campeona mundial de la IFB que tiene en su poder Chris Namús
FOTO: Inés Guimaraens
Y continúa: “En 2010 gané un título contra una brasileña en el Enjoy (de Punta del Este), y es gracioso porque nadie sabe, pero si ahora que sabés, te digo que mires la pelea, cuando entré al ring, me costaba y me dolía, se me llenaron los ojos de lágrimas para hacer un movimiento de entrar al ring y cuando terminó la pelea yo quise saltar para festejar y no pude despegarme del piso de lo dolorida que estaba. Esa fue mi última pelea antes de la operación. Entonces era como una etapa bastante sufrida, con miedo y con un tema psicológico. Obviamente estaba con tratamiento psicológico y psiquiátrico porque era bastante fuerte el de ser una mujer de 22 años, deportista toda la vida, campeona del mundo, que tenía que dejar el deporte. Era una locura”.
La historia increíble de su operación
”Me habían dicho que al operarme, no pelearía más, que tenía que cortar ahí. Entonces cuando me internaron, que fue de urgencia a internarme porque se me clavaban puñales a la planta de los pies y ya no podía enderezarme, la morfina no me calmaba el dolor. Yo estaba con bombas de morfina ya hacía tiempo. Y cuando me llevaron a internarme, el médico me explicó todas las consecuencias de la operación, sumado a ello de nunca más hacer deporte, la recuperación en silla de ruedas al principio. Un montón de cosas que yo no me podía ver en esa situación y no quería firmar el consentimiento informado que te dan, no lo quería firmar”, cuenta.
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Chris Namús con Isabella y Valentino
Y añade: “En eso mis padres pidieron que el médico saliera de la habitación, que querían hablar conmigo. Estaban mi representante y mis padres, y empezaron a decir que había un médico, que sabían que lo mejor para estas operaciones era un neurocirujano y no traumatólogo, que era el que me iba a operar en ese momento, y que decían que había uno que era muy bueno, pero que era de Tacuarembó, que por qué no intentábamos hablar con él. Todo esto a último momento, el día que me iban a operar”.
Pero no todo terminó allí, al contrario. “A mi representante se le ocurrió llamar al hospital de Tacuarembó, explicó la situación y le dijeron no te podemos pasar el número del médico. Al final se lo dieron, lo llamó y era Álvaro Villar y son estas cosas que son de creer o reventar, así como lo del gimnasio que increíblemente el entrenador conocía mi abuela y mi abuela lo convenció, esto es algo bastante similar y bastante loco, porque lo llamó al médico, a Álvaro, y le explicó la situación. Estamos hablando de un médico que trabajaba y vivía en Tacuarembó. El médico le dijo por teléfono: ‘¿En dónde está ella?’. ‘Está en el (Sanatorio) Americano’, le contestó mi representante. ‘¿En qué piso?’, insistió él. ‘En el 4’, replicó mi representante. ‘Estoy en el 5, ya bajo’, le explicó. Estaba ahí, o sea, llamamos varias veces a Tacuarembó y el médico estaba ahí, y en dos minutos estaba en mi habitación. Y me operó esa noche”, dice.
“Y salí caminando de la operación y empecé a entrenar a la semana, y a los tres meses estaba peleando. Creo que hay coincidencias que son demasiado como para decir ‘ah, fue una simple coincidencia’. Fue un milagro. Bueno, mamá lo tenía agendado como ‘Ángel’”.
Más allá de la operación las cosas malas que le sucedieron en su vida y de las que se pudo recuperar
La parte psicológica en ese momento sufrió y Chris debió ser atendida especialmente. No es sencillo para nadie poder vivir en ese estado.
“Sí, durante todo el tiempo del tratamiento justamente de los bloqueos del dolor y demás, estuve con atención psiquiátrica y psicológica, medicada por los dolores de espalda y medicada por tema psiquiátrico, o sea, ya no era yo, era como un ente andando por la vida, porque entre las bombas de medicamentos que te dan para el dolor de la espalda, que era Tramadol, que es el primer paso de la morfina, más los Clonacepam y las cosas que me daban para dormir, para descansar y para que estuviera bien porque tuve una depresión bastante grande. Esos momentos eran como la parte oscura de todo y no lo asocio tanto con el boxeo porque en sí yo estaba mal justamente por eso, porque no iba a poder hacer más boxeo, porque no iba a poder pelear más”, indica.
Chris Namús
Chris Namús en pleno entrenamiento
Chris continúa explicando: “Encima yo vivía sola y vivía lejos en ese momento en Shangrilá, sola con mis dos perros. Siempre había estado contenida y mi familia trataba de ir lo más que pudiera, pero no era fácil estar ahí conmigo porque todos trabajan acá. Por ahí podían ir un domingo a pasar el día, o de un sábado para un domingo, pero no todos los fines de semana podían tenerlos para mí. A mí me estaba costando horrible venir para Montevideo porque no tenía vehículo, no tuve hasta años más adelante, entonces era todo muy complicado y era una etapa bastante triste y oscura”.
Le da el lugar justo que debe tener esa enfermedad que es muy complicada y cree que hay que hablarlo con la gente que no sabe de qué se trata: “La depresión es una enfermedad horrible. Es más, yo tengo amigos o conocidos que por ahí dicen ‘ay, tengo una depresión’, y les contesto: ‘No digas esa palabra, porque no sabés lo horrible que es tener depresión. Estarás triste, estarás bajoneado, pero deprimido no’. Y no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo le desearía eso, porque es no tener un propósito para levantarte de la cama, es no poderte dormir cuando querés dormir, que tu cabeza no pare de pensar cosas, que todas son oscuras, negativas y tristísimas. No tenés apetito, no tenés ganas de hacer absolutamente nada, ni siquiera de levantarte para ir al baño. Es un estado bastante triste, que no está bueno que la gente use esa palabra como ‘qué depresivo o qué triste o qué deprimente’. No. Es algo bastante fuerte y grave”.
Es buena tía y madrina, pero Chris fue consultada por Referí acerca de si quiere ser madre.
“¡Qué pregunta difícil! Tengo un tema ahí que estuve como varias etapas. Cuando tenía 17 años, nació mi hermano, que ahora tiene 20 que te contaba. Yo vivía con mamá en ese momento, entonces viví toda la etapa suya de bebé y lo cuidé mucho yo. Entonces él dormía conmigo, yo le daba de comer, lo sacaba a pasear, lo bañaba, un montón de cosas y en ese momento dije: ‘Yo tengo que ser mamá. Yo quiero ser madre, me gusta esto’. Yo era chica, sabía que no era el momento, estaba estudiando, trabajando y entrenando”, comenta.
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Chris Namús y su pareja, Ariel Berra, productor de ESPN
Y continúa: “Después se empezaron a dar todas las cosas lindas en el boxeo y como que nunca era el momento, o sea, primero esto porque obviamente es incompatible, una si es boxeadora, y si un día busca ser madre, no puede hacer ni un entrenamiento más al momento que empiece a buscar, porque el entrenamiento del boxeo implica que te peguen y eso no va de la mano con tener un bebé creciendo en la panza. Entonces era totalmente inviable una cosa con la otra. En algún momento tuve la oportunidad, como que ya estaba medio alejada del boxeo y ahí se me fueron las ganas. Ya era más grande, 33 años, y fue como ‘pero no sé si quiero, no estoy tan segura, si quiero o no ser madre’, y ante la duda prefiero que no. Y eso lo mantuve hasta ahora que estoy en pareja, estoy bien, mi pareja tiene ganas de ser papá y lo empecé como a pensar y a replantear y tengo todo un entorno familiar y de amigos y demás que me impulsan a que sí, así que estoy como la gran duda, pero no puedo dudarlo tanto porque tengo 37 años y la edad biológica corre y es muy importante decidirme ya por sí o por no”.
Lo que aún no está claro es si Chris Namús –hoy comentarista de ESPN Knockout–, ya colgó los guantes y no quiere boxear más.
Pero ella lo explica: “Tuve una última pelea bastante complicada en agosto del año pasado en Estados Unidos, donde me pasó algo que nunca me había pasado. Eran ocho rounds, a mí en el segundo me tiraron, yo me levanté y seguí peleando y en el sexto el referí paró la pelea, o sea, si bien no caí, me noquearon. Yo protesté y todo, quería seguir peleando, Cuando bajé me di cuenta que estaba mal, cosa que nunca me había pasado. Estaba totalmente perdida, no sabía exactamente en qué lugar físico estaba, no sabía en qué país estaba, no recordaba cosas de mi vida cotidiana”.
20250409 Entrevista a Chris Namús, ex boxeadora.
Foto: Inés Guimaraens
Y prosigue: “Entonces hablé con el médico, me dijo que por tres horas no me durmiera. Me tuvieron hasta las tres de la mañana despierta, ahí yo ya estaba como más centrada. Yo no me acordaba ni cómo era el hotel en el que había estado instalada una semana. Nunca me había pasado esa confusión, me pareció rarísimo. Cuando me desperté al otro día, tenía un dolor de cabeza insoportable como nunca en mi vida. Al rato empecé con náuseas y con vómitos, y ahí mi cabeza ya empezó a procesar lo peor, porque comento boxeo, sé de cosas que han pasado, estudié medicina, sabía que había algo que podía estar muy mal. Lejos de mi país, lejos de mi familia, y empecé a pensar lo peor. Dije, ‘acá tengo un derrame, acá me van a inducir en un coma, acá tengo un coágulo, acá me van a operar, me van a abrir la cabeza’”.
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En el presente, Chris Namús es comentarista para ESPN Knockout
Chris sigue contando esa historia: “Todo esto sumado a que la organización del evento no quería hacerse cargo de mi ida al médico, y la medicina de Estados Unidos es carísima. Yo no tenía para pagar eso tampoco. Allá a las cansadas, Tonga, Gastón Reino, quien vive allá, me acompañó y fue el que presionó a la organización para que se hicieran cargo, porque era totalmente necesario que me atendieran. Me empezaron a pasar un suero, me hicieron la tomografía y tenía una contusión cerebral. Me dijeron que si no mejoraba que el otro día, volviera. Por suerte a partir de ahí empecé a mejorar, bajó la inflamación y empecé a sentirme mejor. Pero viví eso y la verdad que dije ‘hasta acá’. Quiero hacer sí una última pelea como despedida, pero algo súper tranqui, más show que otra cosa, porque creo que la carrera que hice se merece como tener ese cierre. Pero no quiero boxear más. Sigo comentando boxeo en ESPN Knockout, estoy lejos también paso más tiempo en Argentina, entonces por ahora estoy feliz con eso.
Christian Namús comenzó golpeando puertas y viendo cómo nadie le abría, solo para poder practicar boxeo. Con el tiempo y su tenacidad, lo consiguió, y no solo eso, fue tres veces campeona del mundo, un lujo que se pudo dar Uruguay en su historia boxística. Sus ganas fueron fundamentales para que construyera una carrera para el recuerdo.