Marcelo Bielsa, el entrenador de la selección uruguaya, vivió el clásico ante Argentina de menor a mayor intensidad este viernes en el Estadio Centenario, donde los vigentes campeones se llevaron el triunfo por 1-0 ante un equipo celeste que no tuvo reacción y careció de peso ofensivo.
El rosarino comenzó su año 2025 con el primer partido ante el equipo de Lionel Scaloni, que llegó con la sangre en el ojo y sed de revanchas tras haber perdido 2-0 en La Bombonera en el cruce de la primera rueda de las Eliminatorias en noviembre de 2023.
El ex DT de la selección argentina fue a saludar a Scaloni y a Pablo Aimar, más otros asistentes, antes del encuentro y luego siguió la interpretación de los himnos. Hubo abrazos con golpecitos en la espalda e intercambio de palabras y sonrisas.
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Bielsa vivió un primer tiempo relativamente tranquilo, acorde a lo que vio en el campo de juego con Uruguay con el dominio de la pelota. La mayor parte lo hizo sentado en la heladera naranja, dando muy pocas indicaciones y girando sobre su eje según hacia donde fuera la pelota para no perderse ninguna acción, algo que se le complicaba cuando el juez de línea se interponía.
En un momento llevó las manos a los bolsillos y sacó algo que luego se confirmó que eran caramelos.
Su primera gran reacción fue a los 21 minutos al reclamar un saque lateral de forma acalorada, pero siempre sentado en la conservadora térmica.
Minutos después intentó controlar una pelota que salió por la línea lateral, la tocó con un pie pero el balón siguió su recorrido. Nuevamente, permaneciendo sentado.
Recién a los 24 minutos se paró. Fue tras una falta a Nahitan Nandez cerca del área rival y de su zona técnica. Camino por primera vez muy lentamente, como con algo de dificultad, lo que llamó un poco la atención. Hizo un ida y vuelta, y volvió a sentarse.
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Foto: Leonardo Carreño
Luego, hizo una segunda indicación con su mano tras la primera atajada de Sergio Rochet en el partido, como para pedirle atención a sus jugadores.
En un partido sin grandes jugadas de peligro en los primeros 45 minutos, el DT volvió a pararse luego del choque entre Dibu Martínez y Nicolás Tagliafico, por el que el encuentro estuvo detenido. Caminó, comió otro caramelo y tiró el papel y dio indicaciones. Siguió caminando y comió otro caramelo.
Luego, estuvo más activo. A los 34 se paró y caminó por primera hacia el otro sector, rumbo al medio de la cancha, y a los 40 lo hizo para darle indicaciones a Nicolás De la Cruz cuando ingresaba por Giorgian De Arrascaeta, quien, como confirmó luego en conferencia, salió con una molestia.
El primer tiempo tuvo su momento de máxima tensión en el cierre, cuando se picó en el medio de la cancha entre jugadores de ambos equipos. En ese momento Bielsa se paró y caminó hacia el lado de la Ámsterdam y volvió, sin mirar lo que pasaba en la cancha.
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Al terminar el primer tiempo, se fue rápidamente al vestuario mientras sus jugadores quedaron reclamándole al árbitro por la forma en que lo terminó, cuando se podía venir una contra.
Para el segundo tiempo salió luego de los futbolistas y volvió a la heladera, esta vez con un refresco isotónico naranja en la mano.
Desde el comienzo estuvo más activo, dándole indicaciones a Rodrigo Bentancur y parándose para abrir los brazos en reclamo al árbitro por una falta que no cobró.
También comenzaron las charlas con sus asistentes Diego Reyes y Pablo Quiroga, en busca de alternativas ante un rival que comenzó a crecer y llegar con peligro.
A los 56’ paró con la mano una pelota que se fue al lateral, cuando hizo su segunda variante con el ingreso de Brian Rodríguez, quien entró por Facundo Pellistri y que esta vez jugó por la banda derecha y no con perfil cambiado.
Las caminatas se hicieron más frecuentes y con más velocidad, en lo que parecen ser momentos en los que Bielsa sale un poco del partido para tratar de buscar ideas y variantes.
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Foto: Leonardo Carreño
Su equipo seguía sin rumbo y a los 62’ reaccionó con bronca por una pelota pérdida, luego de una gran atajada de Rochet en un momento de preocupación en el Centenario.
Minutos después llegó el golazo de Thiago Almada, en el que nada pudo hacer el golero celeste, y Bielsa inmediatamente fue a buscar él mismo a Rodrigo Aguirre y Federico Viñas para que ingresen, en un cambio que se demoró bastante, por lo que aprovecho para acercarse y darles más indicaciones.
Luego, sentado en la conservadora, le hizo un gesto a De la Cruz, quien en la siguiente jugada perdió una marca.
Los minutos comenzaron a esfumarse, Argentina manejó los tiempos y a Bielsa se lo vio cabizbajo luego de un par de tiros de esquina mal ejecutados, algo que se reiteró a lo largo del partido.
Ya con el equipo desalineado y jugado al todo o nada por el empate, le hizo unas últimas indicaciones a Nahitan Nandez, quien tuvo que acercarse bastante para escucharlo en medio del ruido del Estadio.
El partido terminó, Argentina se quedó con el triunfo y Bielsa, seguido por las cámaras de TV, se fue rápidamente del campo de juego rumbo a los vestuarios, masticando bronca y preocupación por la derrota y por la poca respuesta que tuvo su equipo.