Las siete situaciones de gol que generó la selección de Uruguay en el primer tiempo de este martes en el partido ante Ecuador por la décima fecha de las Eliminatorias no fueron suficientes para cortar una mala racha y esto confirma una teoría tan vieja como el fútbol: cuando falta liga, no hay forma de torcer el destino.
La selección que dirige Marcelo Bielsa volvió a dar en el Estadio Centenario una buena señal. Recuperó la agresividad e intensidad que acompañó en los mejores momentos del proceso del entrenador argentino. Federico Valverde fue el líder futbolístico, se puso el equipo al hombro y lo llevó para adelante. La celeste se encendió durante 45 minutos. Y Uruguay jugó como para ganar el primer tiempo. Sin embargo, la mala puntería se ensañó otra vez con este combinado que empieza a cargar con un karma, el del cero gol que ya lleva cuatro partidos (Paraguay, Venezuela, Perú y Ecuador), y que se transforma en una piedra en el zapato de este combinado que lleva la chapa goleadora de Bielsa, pero que está lejos de sacarle lustre a esa fama.
La gestión de los futbolistas desde una actitud más activa que en Lima. El despliegue físico y futbolístico. Las intenciones de querer llevar a la selección por otro camino, volvieron a encender al equipo en el césped del Estadio Centenario, pero todo terminó en el mismo lugar que en los últimos cuatro partidos y, un segundo tiempo en el que se apagó el equipo, la decisión del entrenador de no realizar cambios y la angustia de dejar pasar otra ocasión para llegar a la victoria, terminaron dejando otra vez un sabor de boca amargo, que los hinchas hicieron saber con la silbatina del final para el equipo que empató 0-0.
Los problemas del plantel corto de Bielsa
El partido ante Ecuador también confirmó las carencias que tiene la selección en su plantel, y las limitaciones en posiciones que son vitales para el juego que propone el argentino: extremos y delanteros.
Sin jugadores de recambio que el entrenador considere a la altura de ingresar para resolver partidos en los momentos más calientes, y lejos de refugiarse en los jóvenes que comienzan a sumar sus primeros entrenamientos en la selección mayor (Abaldo, Luciano Rodríguez, Joaquín Lavega), lo llevan a que sus principales jugadores se agoten y terminen los partidos sin capacidad para resolver lo que exige el juego.
¡Qué bien le vendría a la selección por estos días el regreso de Agustín Canobbio! Pero después del enfrentamiento que tuvo con Bielsa, parece difícil que el delantero vuelva al Complejo de la AUF, aunque hoy pueda ser una alternativa para reforzar el ataque.
La explicación de Bielsa frente a la falta de delantero es clara y la reflejó tras el partido, pero si rápidamente no encuentra soluciones, se repetirá una y otra vez en el mismo problema: agota a los titulares, no tiene recambio, se le funde le equipo, le quedan muy largos los partidos y otra vez el saldo es deficitario en ofensiva.
Explicó Bielsa que cuando vuelvan Federico Viñas y Brian Rodríguez tendrá en ellos las alternativas que espera para aliviar a los jugadores que hoy tiene que sostener todo el partido, aunque el físico ya no responda, porque prefiere cuidar a los jóvenes, esperar que maduren antes de mandarlos al campo en situaciones que empiezan a ser extremas por las urgencias de una selección que no convierte.
El mensaje es claro, pero sin soluciones a la vista, los empates, seguir acumulando partidos sin goles y sin encontrar otras soluciones, empiezan a hacer pesada la mochila que comienza a cargar este equipo celeste.
Porque quedó clararamente planteado otra vez que se le fundió el equipo a Bielsa y Uruguay sufrió otro empate. Cerró otro partido sin goles y eso al hincha, que no colmó el estadio, no le gustó, tanto que despidió a la selección con silbidos.
