Volvió el Frente Amplio. No le alcanzó al oficialismo con la alta popularidad del presidente Luis Lacalle Pou ni con la apenas correcta campaña de Álvaro Delgado. Volvió el Frente Amplio, esta vez con Yamandú Orsi a la cabeza. Pero resulta arriesgado afirmar que con el triunfo de Orsi ganó la izquierda. Ya las administraciones de Tabaré Vázquez y de José Mujica había confirmado que, lejos de aquel postulado vazquista de que la llegada del FA al poder haría “temblar las raíces de los arboles”, solo se vieron sacudidas algunas hojas. El cambio se reflejó en un mayor esfuerzo por la redistribución de la riqueza pero sin caer en locas pasiones ni tocar eso llamado “macroeconomía”. Si no lo hicieron Vázquez ni Mujica con un crecimiento económico histórico devenido de un panorama global favorable, es seguro que tampoco lo hará Orsi quien recibe un país en orden, pero sin el margen como para andar repartiendo lo que ya no sobra.
El traspaso de mano de Lacalle Pou a Orsi lejos está de provocar euforia o depresiones en los ganadores o en los perdedores, salvo en aquel núcleo duro militante que cree en la mano mágica de sus dirigentes, o en aquellos que esperaban con ansia un puesto en el Estado que no llegará.
Ahora es tiempo de transiciones. Orsi irá armando su gabinete y nombrando sus cargos de confianza, y allí abundarán los integrantes del Movimiento de Participación Popular (MPP), el sector mayoritario del Frente Amplio liderado por un José Mujica en retirada y con una ideología heterodoxa en la que se conjugan marxistas, socialistas y exiliados de los partidos blancos y colorados. Un frente dentro del Frente que dejó en minoría a los moderados del astorismo, pero también a los radicales de los partidos Comunista y Socialista. “Un cambio seguro que no será radical”, según prometió Orsi en el debate contra Delgado. ¿Cuán seguro será ese cambio y cuáles serán sus alcances? Habrá tiempo de sobra para ir develándolo en los cinco años que tendrá por delante.
Bunker de la coalición republicana, balotaje 24 de noviembre de 2024. Guido Manini Rios.
Por lo pronto, el perdidoso Delgado le tendió no una, sino dos manos al gobierno de Orsi. “Wilson (Ferreira) dijo que iba a votar todo aquello que fuera necesario y en lo que estuviéramos de acuerdo. Y sepan que también vamos a votar aquellas cosas que no vayan contra nuestros principios principales y con las que no estemos tan de acuerdo, pero que son necesarias para que el país avance. Orsi tiene la llave, si necesita una mano le damos las dos”, dijo Delgado hablando para los alicaídos militantes de la coalición.
Antes de que se conociera el resultado del balotaje, el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, había dicho: “No tenemos vocación del palo en la rueda, si ganara Orsi, Cabildo va a buscar ser parte de la solución y no del problema. Cabildo va a recuperar el protagonismo que tuvo”. Aún antes de este domingo, Manini había afirmado que no tenía sentido que la coalición republicana perviviera desde la oposición.
Y esto de Manini es tal vez más importante que las palabras de Delgado. Porque el liderazgo de la coalición no lo tendrá Delgado. Lo que hagan los legisladores del Partido Nacional no responderá a las órdenes del exsecretario de la Presidencia. Manini tampoco orientará demasiado lo que hagan los dos diputados electos que tiene Cabildo, Álvaro Perrone y su esposa Silvana Pérez, ya que su debacle electoral –cayó de 11% a 2,5%- le quitó gran parte de autoridad.
Antes de que se conociera el resultado del balotaje, el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, había dicho. “No tenemos vocación del palo en la rueda, si ganara Orsi, Cabildo va a buscar ser parte de la solución y no del problema. Cabildo va a recuperar el protagonismo que tuvo”, dijo el excomandante del Ejército. Antes de que se conociera el resultado del balotaje, el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, había dicho. “No tenemos vocación del palo en la rueda, si ganara Orsi, Cabildo va a buscar ser parte de la solución y no del problema. Cabildo va a recuperar el protagonismo que tuvo”, dijo el excomandante del Ejército.
Pero sus afirmaciones coinciden con la necesidad de los diputados de Cabildo. Al fin y al cabo, más de una vez ese partido coincidió durante el gobierno de Lacalle Pou con posturas del FA y discrepó con algunas de sus propios socios.
En definitiva, el Frente Amplio, con mayoría en el Senado, tiene 48 votos en diputados y necesita dos más para aprobar leyes. Los dos legisladores de Identidad Soberana, Gustavo Salle y su hija Nicolle Salle, son imprevisibles.
Orsi recién está festejando, pero una vez armado el gabinete y tras asumir el 1 de marzo, tendrá que negociar en la Cámara Baja y, como fue dicho, allí la clave de la mayoría la tiene el matrimonio cabildante.